El pelotón de la Clásica de San Sebastián corona Jaizkibel, que ya se subió en el Tour de 1992 y volverá a ascenderse en 2023. MICHELENA
Tour de Francia 2023

Jaizkibel se acerca a Donostia

El Tour recupera la dirección original de la subida, desde Hondarribia, vertiente en la que reinó Marino Lejarreta

Iñaki Izquierdo

San Sebastián

Viernes, 28 de enero 2022, 06:49

El Tour del año que viene pasará por Jaizkibel y lo hará en la dirección contraria a la que utiliza la Clásica de San ... Sebastián desde mediados de los años 80. Pero es la vertiente original, la que se subía al principio. El Tour recuperará, por tanto, las rampas donde reinó Marino Lejarreta. Una vez conocido el trazado de la segunda etapa de 2023, que unirá Vitoria con Donostia el domingo 2 de julio, era obligatorio acudir al 'Junco de Berriz'.

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El triple ganador de la Clásica (1981, 1982 y 1987) señala que la mayor diferencia de una vertiente a otra es la cercanía respecto a la meta de Donostia. «Cambia mucho subir por Hondarribia o hacerlo por Lezo. En este caso, Jaizkibel queda muy lejos de meta y es más fácil que se puedan organizar por detrás». En cuanto a la dificultad del puerto, Lejarreta opina que «por Lezo es más duro».

Es una sensación compartida por ciclistas que conocen las dos vertientes, pero las cifras no establecen grandes diferencias. La subida por Hondarribia tiene 9,8 kilómetros –dos menos si se empieza a contar tras el camping– al 5,3% de media, mientras que la de Lezo tiene 8,1 kilómetros al 5,5%. Las rampas más duras por ambos lados llegan al 11%. La ascensión que acometerá el Tour acumula toda la dificultad a partir de Guadalupe. Tras la ermita está la rampa más dura, junto al kilómetro final. Por Lezo, lo complicado está al principio. Mediada la subida, tras dejar atrás el tramo de descenso de la cantina, la subida es más tendida hacia la meta.

«La primera etapa marcará»

Marino Lejarreta opina que la forma de afrontar Jaizkibel en el Tour «vendrá condicionada por lo que haya sucedido en la primera etapa, que es bastante dura. Puede haber sustos y dejará las cosas más o menos marcadas. Eso puede facilitar que en Jaizkibel haya aventuras. Entre los líderes no debería de haber problemas y la situación de la general tras la primera etapa puede provocar que haya más control».

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Marino Lejarreta tiene buenos recuerdos de Jaizkibel. Fue el primer ganador de la historia de la Clásica, en 1981. Repitió un año más tarde y volvió a ganar en 1987: «El primer año gané con un ataque en Jaizkibel, con el que me quedé solo y pude llegar. El segundo fue más complicado, porque iba una escapada por delante y teníamos un compañero. Pero en Jaizkibel, Txomin Perurena, mi director, me mandó atacar. Conseguí enlazar con los de delante, pero llegué a Donostia con Rodríguez Magro y Pedro Delgado, que iban en la fuga. Conseguí derrotarles en el sprint, que no era mi especialidad, precisamente. Para mí era difícil batir a alguien al sprint, pero aquel día acerté».

«Por Lezo, más difícil llegar»

Sobre la tercera y última victoria, Lejarreta explica que «habían pasado unos años de la anterior y el recorrido era distinto. Jaizkibel se subía ya por Lezo y por tanto, la distancia hasta la meta era mayor. Así que era más difícil llegar con un ataque en Jaizkibel. Ya estaba en el Caja Rural y fue una victoria muy bonita, importante. La subida a Jaizkibel se ajustaba a mis características».

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Las dos vertientes tienen una dureza similar, pero la cercanía de la meta es el factor clave cuando se sube por Guadalupe

Casi tanto como sus victorias, los aficionados recuerdan la edición de 1986, que ganó Iñaki Gastón. Lejarreta también se acuerda. «No conseguí dejarle en Jaizkibel y no me dio ni un solo relevo. Bueno, me dio el último, en la línea de meta».

También guarda en su memoria la carrera de 1990, que ganó Miguel Indurain un año antes de su primer Tour de Francia. «Ese año rompí la carrera y nos quedamos Indurain y yo solos. Sin embargo, en el tramo final me entró el flato y no le pude seguir. De todas formas, debo reconocer que no creo que le hubiera podido batir al sprint si llegamos juntos. De mis recuerdos de la Clásica me quedo con que era un ciclista que rompía en Jaizkibel y hacía la selección».

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Nuevos cálculos

El paso de la Clásica de San Sebastián por Jaizkibel dejó de ser decisivo y los organizadores decidieron que había que buscar un nuevo punto decisivo. Hace ocho años miraron a Igeldo y las subidas a Bordako Tontorra y Murgil se han convertido desde entonces en la clave de la carrera, desplazando a Jaizkibel.

El 'Junco de Berriz' ganó las dos primeras ediciones de la Clásica, en 1981 y 1982, por Hondarribia, y en 1987 por Lezo

El regreso del Tour revitaliza el puerto al acercarlo a Donostia y obligará a los ciclistas a realizar nuevos cálculos. Ninguno ha competido en el viejo recorrido y deberán ajustar sus tácticas.

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Subiendo por Hondarribia, unos segundos en la cima pueden bastar para presentarse en la meta, ya que a los nueve kilómetros de bajada apenas les siguen otros diez de llano. Terreno para corredores fuertes, terreno Marino Lejarreta.

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