No ha perdido el Tour ni por edad ni porque su rendimiento vaya a menos. De hecho, está por llegar a su plenitud. Aunque restan ... once meses para que comience la siguiente edición, además en Bilbao, conviene tantear el futuro. Considero a Pogacar como favorito número uno para 2023. Lo mismo que este año no veía clara su victoria por el potencial del Jumbo y la dificultad que entraña una carrera de este calibre, me inclino por el esloveno en mi prematuro pronóstico.
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Pogacar ha tenido varios elementos en contra este año. El Covid ha diezmado su equipo, UAE, y le ha restado potencial ofensivo. También a nivel personal deberá resetear el ordenador para comprobar en qué ha fallado. El día del Granon saltó hasta por las motos, lo pagó y a partir de ese momento chocó una y otra vez contra la doble pared Vingegaard-Jumbo.
Entre los corredores que han acabado entre los diez primeros de la general en París no veo a nadie capaz de competir de tú a tú con Vingegaard y Pogacar. Tampoco descarto que esta pareja se convierta en trío con la vuelta de Bernal, pero las incógnitas sobrevuelan ahora mismo la recuperación del colombiano tras su atropello. Roglic no va a ir a más y descarto a Evenepoel como aspirante a ganar el Tour.
¿Qué hará Van Aert? Creo que no se dedicará a la general y preferirá seguir volcado en la conquista del maillot verde, las victorias de etapa y el resto de la temporada, con las clásicas como gran objetivo. Optar a la general significaría levantar el pie en otros terrenos y otras citas.
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El Tour de 2023 partirá de Euskal Herria y el panorama de la élite del ciclismo vasco es preocupante. No valen los adornos ni los paños calientes. Supongo que llegarán los refuerzos de Mikel Landa, Pello Bilbao y Alex Aranburu, en este caso si los técnicos lo consideran oportuno. Tenemos una representación veterana, la juventud no empuja y toca atravesar un desierto que espero no sea tan grande como el del Sáhara.
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