Matthews centra y remata a gol

No reservó nada, trabajó a destajo en la escapada del día, se marchó solo a 50 kilómetros de meta, se le unieron tres corredores, volvió a atacar en la subida final, le cazaron desde atrás, aguantó a cinco segundos del hombre de cabeza durante medio kilómetro, llegó a su altura y le remachó. No dosificó, no se engañen. Sufrió. En una situación en la que lo lógico era hacer el seto y quedarte medio parado en mitad de la carretera, porfió como si no hubiera mañana. Es difícil hacer tantas cosas y tan bien en un mismo día. Matthews centró y remató a gol. Imparable. Por toda la escuadra.

Asistimos a una etapa rápida. Cuanto mayor es el calor, más se esmeran los ciclistas. No se ahorraron nada. Me parece increíble que los primeros de un pelotón que Van Aert dejó en veinte o veinticinco unidades llegaran a 12:34 a pesar de la velocidad a la que rodaron. Señal de que los escapados corrieron una barbaridad.

Pogacar dio cera desde el principio y Vingegaard respondió como un verdadero maillot amarillo. Si la lucha por la victoria de etapa resultó preciosa, el duelo entre los dos grandes aspirantes a ganar este Tour me recordó al de Poulidor y Anquetil en el Puy de Dôme en la edición de 1964. Con una diferencia, los dos franceses llevaban por delante a Julito Jiménez y Bahamontes. Los de ayer, a 22 de los componentes de la fuga.

Pogacar lanzó un ataque muy bueno, sostenido. Vingegaard aguantó de maravilla, con frescura. Alguien puede destacar que esta vez el esloveno llevaba al lado más compañeros que el líder. Normal. Los hombres del Jumbo ya habían completado su labor y llega un punto en el quien debe maniobrar es el jefe de filas. Mal asunto si necesitas a alguien al lado a esas alturas de la jornada.

Van a llegar maduritos a los Pirineos y Pogacar, que está como nuevo tras lo sucedido en el Granon, insistirá. Ahora bien, el UAE no tiene capacidad para organizar un ataque de envergadura como el del Jumbo camino del Granon. La crono juega a favor del doble ganador de la ronda gala, pero Vingegaard también se defiende y es difícil que se repita algo como lo de La Planche des Belles Filles en 2020.

Omar Fraile era el último ganador en Mende. De momento toca vivir de los recuerdos porque no veo opciones reales de que alguno de los nuestros recoja el testigo.

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