El sueño americano hace parada en el derbi
Jaworski y Hoover, tercer y cuarto máximos anotadores de la LEB Oro, comparten sus vivencias sobre cómo están siendo sus primeros pasos en el basket profesional
El derbi del domingo entre el Guuk Gipuzkoa y el Juaristi Iraurgi (18.00 horas) será el punto de encuentro del baloncesto guipuzcoano, con hasta nueve representantes sobre la cancha, pero en el Angulas Aguinaga Arena también se cruzarán otras historias, como las que protagonizan Justin Jaworski (Schwekensville, 23 años) y Nathan Hoover (Memphis, 25 años), escoltas del equipo donostiarra y urolatarra. Si muchos de sus compañeros están teniendo la oportunidad de jugar en el club de su tierra, los actuales tercer y cuarto máximos anotadores de la LEB Oro han emigrado y viven lejos de casa los primeros compases de su carrera.
Es la primera vez que Hoover pisa San Sebastián y la cita de la entrevista conjunta, en Illunbe, la aprovecha para reconocer el pabellón. Mientras Jaworski está al teléfono intentando solucionar la entrega en su domicilio de unas zapatillas, coge un balón y lanza unos tiros. Más allá del partido de la Euskal Kopa, no se conocen personalmente, pero el mundo es un pañuelo. Jaworski tiene un amigo estadounidense que vive en Azpeitia y que está casado con una azpeitiarra, y algún domingo libre lo ha aprovechado para visitarle e ir juntos a ver al Juaristi. Cuando los dos protagonistas se saludan, comienzan a charlar como si fueran viejos amigos.
Jaworski sorprende desvelando que «después del instituto creía que iba a dedicarme al fútbol americano. Participé en varios programas de reclutamiento, pero muy al final del proceso recibí la oferta de Lafayette. Fue una elección fácil porque estaba a 45 minutos de mi casa». Preguntado por si jugaba mejor a baloncesto o a fútbol, duda. «Creo que a baloncesto, pero si preguntas a la gente de casa te dirán que a fútbol».
«Llevo toda la vida arrastrando la etiqueta de 'triplista', pero creo que soy un jugador muy completo, no solo un tirador»
Justin Jaworski
Escolta del Guuk Gipuzkoa
«Mucha gente no sabe el talento que hay en Europa. Yo creía que iba a salirme, pero el primer día quedé impresionado del nivel»
Hoover se marchó por primera vez lejos de casa al entrar en la universidad de Wofford, en Carolina del Sur, y salió de ella en 2020, en plena pandemia. «Si eras elegido en el Draft de la NBA tenías acceso a entrenamientos, pero todos los que nos quedamos fuera no tuvimos esa oportunidad por el Covid. Tuve varias entrevistas, pero no se concretaron en nada».
Ambos no lo esconden, su sueño es jugar en la NBA, y en ese camino los jugadores estadounidenses pueden pasar por todo tipo de clubes, ciudades y países. El primer destino profesional de Hoover fue la localidad de Moguilov, en Bielorrusia, la temporada pasada, a cien kilómetros de la frontera con Rusia y a doscientos de la ucraniana. «No hay malas experiencias. Fue el comienzo de mi carrera, me ha permitido llegar aquí y apreciar lo que tengo en España. Me encanta Azpeitia», expresa el escolta que acude todas las mañanas en bicicleta al polideportivo junto a Buckingham para tirar a canasta, antes de contar cómo fue su salida del país exsoviético en febrero. «No soy ese tipo de persona que deja tirado al equipo, pero si estamos hablando de tu seguridad y ves que los jugadores americanos que juegan en esa región están marchándose, empiezas a plantearte las cosas. Cuando escuché que Bielorrusia se unía a la guerra, no había más que hacer allí: el baloncesto no compensa poner en riesgo tu vida».
La teoría de un jugador de baloncesto de Estados Unidos es muy sencilla: instituto, universidad y NBA. Pero la realidad es muy distinta y tan solo unos pocos privilegiados llegan a completarla: como mucho, sesenta al año. El resto tiene que buscarse la vida de una manera que nunca se la habían planteado. «Cuando eres pequeño nunca te dicen que el objetivo es jugar 'overseas'» explica Hoover, utilizando el concepto que usan ellos para referirse a un país extranjero al que se llega cruzando el mar. «Nunca te hablan de jugar en Europa, no te enseñan la cantidad de ligas y países que hay fuera, y cuando lo compruebas con tus propios ojos, te abre la mente». Jaworski coincide con su rival del domingo y se sincera con una declaración muy chocante, que la dice con total humildad y sin ninguna arrogancia. «Mucha gente no sabe el talento que hay en Europa. Honestamente, creía que iba a venir aquí y que me iba a salir, pero desde el primer entrenamiento vi que la gente era dura e inteligente sobre la cancha, quedé impresionado por el nivel de competitividad que hay».
«Todas las mañanas Buckhingham y yo nos vamos al polideportivo en bicicleta a tirar, también ahora a pesar de la lluvia»
Nathan Hoover
Escolta del Juaristi Iraurgi
«Cuando Bielorrusia se unió a la guerra no había nada más que hacer allí: el baloncesto no compensa poner en riesgo tu vida»
Antetokounmpo, Doncic y Jokic expresaron tras el Eurobasket que es más fácil anotar en la NBA. Puesto ese debate sobre la mesa, Hoover considera que «nosotros esta temporada vamos a jugar 34 partidos de liga, allí juegan 82 y se pueden permitir el día libre en defensa. Aquí no puedes hacer eso porque perder o ganar un partido puede suponer entrar o no en el playoff. Es interesante que haya dos estilos tan diferentes en un mismo deporte», concluye el de Memphis, mientras que Jaworski valora que «la convicción defensiva en Europa es mucho mayor, el reglamento te permite ser más agresivo y físico».
El jugador del Gipuzkoa Basket promedia 17,3 puntos por partido y el del Juaristi Iraurgi, 16,1. Ninguno de los dos está destacando en el volumen de triples anotados, y eso les está sirviendo para demostrar que son jugadores capaces de producir de formas muy diversas. Jaworski sonríe y agradece esa apreciación, «porque la etiqueta de 'triplista' la llevo arrastrando toda la vida», manifiesta mientras Hoover asiente con la cabeza. «Claro que soy buen tirador, pero me gusta pensar que soy un jugador de baloncesto, no solo un triplista». Hoover complementa su respuesta y defiende que «sí, metemos dos-tres triples por partido, pero no jugamos 25 minutos solamente para eso. El domingo nos enfrentaremos y voy a querer demostrarle que puedo defenderle y también atacarle no solo con el triple para ayudar a mi equipo a tener oportunidades». El duelo estrella del derbi está servido.
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