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Iulene Olabarria con el balón en un partido del IDK en enero de 2017.

Iulene Olabarria, dos años después

La histórica capitana del IDK repasa su trayectoria deportiva y personal

Guzmán Villardón

San Sebastián

Viernes, 9 de julio 2021, 09:28

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El 14 de abril de 2019 se apagaban de nuevo las luces del Gasca. Pero no es un momento cualquiera. Iulene sabe que ese es el último día que vestirá la camiseta del IDK ante su público. Lo que ella desconocía era que los hilos caprichosos del destino le guardaban una sorpresa, que más pronto que tarde le devolverían allí.

El basket la eligió

Aún se escuchaban los redobles de tambor cuando Iulene Olabarria nació el 21 de enero de 1985 en Milwaukee. Pronto se trasladaron a Fort Lauderdale, Florida, donde vivió hasta los 4 años. Iulene recuerda de aquella época sus paseos en bicicleta y con los patines por Croissant Park que estaba cerca de su casa y donde estudiaban su hermano y su hermana. «Mis padres se conocieron en Jakarta, en la isla de Java. Allí mi padre era jugador de cesta punta con el nombre de Txasio. Luego fueron a Estados Unidos donde mi aita ya estaba retirado. Con 4 años nos trasladamos a Logroño, ciudad natal de mi madre. Con 8 nos fuimos a Zarautz y con 10 a Donostia»

Iulene comenzó jugando fútbol. Su hermana jugaba a baloncesto en el Atlético San Sebastián y su entrenador le preguntó si quería ir a realizar las pruebas para entrar en el club. Ella fue, las superó y se lo pasó muy bien. Así fue el inicio de su relación con el baloncesto. La menor de los Olabarria siempre fue una niña creativa. Le gustaba pintar, dibujar, construir… Fue creciendo y compaginando amigas, estudios y baloncesto. «Aunque el baloncesto me quitaba tiempo para estar con mis amigas, me daba diversión y nuevas sensaciones. Tuve compañeras que dejaron de jugar para mejorar en los estudios. A pesar de los sacrificios que supone llevar todo adelante, jamás me planteé dejarlo».

La niña que veía a Chicho terremoto, imaginativa y que el basket eligió tenerla entre sus miembros selectos, terminó su etapa de formación casi sin darse cuenta. Como un suspiro. Como un sueño, un hermoso sueño.

Novata, canasta ganadora y cintas de vídeo

Corría el año 2002 y la referencia en el baloncesto femenino en Gipuzkoa era el Hondarribia-Irún. En él se fijaba Iulene que por aquel entonces tenía ficha de juvenil en un Atlético San Sebastián que militaba en 1ª Nacional. Siempre había jugado de alero desde su época de cadete y con el número I0 a la espalda. Por doble motivo. Porque era el número con el que jugaba su hermana y porque son las iniciales de su nombre. «Mi referencia ha sido Ana Montañana y también Marta Xargay por su elegancia en la cancha».

Iulene terminó sus estudios de Diseño Gráfico más un curso de Impresión Editorial. Además de entrenar tres días por semana y partido el fin de semana. Los estudios eran necesarios pero el baloncesto le aportaba diversión. Luego llegaba el verano y tenía tiempo para descansar y hacer todo aquello que durante el curso no podía. Amistades, viajar -afición que aprendió de su madre- y ver cine. En especial en casa. Todos los veranos, su madre regresaba a Estados Unidos para ver a la parte de su familia que tenía allí. Algún verano Iulene le acompañó. Su madre grababa en cintas de vídeo VHS las películas que echaban en la televisión americana para que luego las pudieran ver toda la familia en casa.

Todo esfuerzo en la vida tiene su recompensa. Y en el baloncesto también. Después de cuatro intentos fallidos: Alicante, Burgos, Zamora y Valencia, llegó la ocasión en el que la UPV subiera a LF2: la Fase de Ascenso en León y con claro protagonismo de Iulene. «La fase de ascenso de Zamora me la perdí porque estaba de prácticas en Gales. En León éramos cuatro equipos y solo ascendía el primero. El primer partido lo perdimos y veíamos todo cuesta arriba. Pero el segundo lo ganamos y nos jugábamos todo en el último partido. Llegamos al final igualadas y a falta de 4 segundos Naiara Motos sacó de fondo, me pasó el balón y yo me quedé debajo de la canasta sola, la tiré al tablero y entró. La felicidad fue infinita».

Habían sido 5 temporadas donde Iulene había aprendido el noble oficio de jugadora de baloncesto. Con desencantos y alegrías. Lucha y esfuerzo. Pero siempre acompañada de la diversión. Compañera inseparable en la pista y fuera de ella.

A la sombra de Azu se vive mucho mejor

La temporada 2007/08 fue la primera que Iulene jugó en LF2. El equipo mantuvo gran parte de las jugadoras que lograron el ascenso a la categoría y también quien mantenía la titularidad en el banquillo era una joven llamada Azu Muguruza, que continuaba como entrenadora del equipo. «Noté mucha diferencia de juego en LF2 respecto a 1ª Nacional. Más rapidez y mayor físico, en especial la primera temporada. Azu nos ayudó mucho. Es una persona trabajadora, cercana, cuyo fin es hacer una piña del equipo. Igual te rectifica algo que habíamos repasado en los entrenamientos, como se está tomando algo con todas como una más. Sabe diferenciar la relación dentro y fuera de la pista. Yo le estoy muy agradecida. He estado toda mi vida deportiva a su lado. He aprendido mucho junto a ella. Le debo infinidad de momentos, grandes alegrías y sobre todo cuando me nombró capitana. Fue un momento especial».

Homenaje de la UPV a Iulene al cumplir 10 temporadas en el club.

Durante las seis temporadas de LF2 jugaron cuatro fases de ascenso a LF: Vilagarcía de Arousa, Zamora, Huelva y Cáceres donde lograron el ascenso. En Cáceres ganaron su grupo con el protagonismo de una jugadora diferente en cada partido. A ella como capitana le tocaba serlo en el primero. Logró un 7/7 en triples a pesar de que aquel año cambiaron la línea de tres y para Iulene había sido una temporada complicada en el tiro. Ganaron los tres partidos y en la semifinal se enfrentaron a las anfitrionas a quienes ganaron y con esa victoria lograron el ascenso junto a Galdakao que ganó la otra semifinal.

La joven Iulene compaginó durante esos años baloncesto y trabajo como diseñadora gráfica, dejando hueco a su otra gran pasión: viajar alrededor del mundo. A partir de entonces le esperaba un planeta desconocido: el planeta LF.

IDK, Play-off y causas pendientes

El 12 de octubre de 2013 fue el elegido por la historia para que el IDK debutara en LF. Fue en el Gasca frente al Gran Canaria. Y el comienzo no pudo ser mejor. La primera canasta del IDK en LF fue un triple anotado por Iulene. El partido acabó con derrota. Pero eso no empañó la enorme alegría que produjo en todo el equipo llegar a jugar en la máxima categoría. «El siguiente partido fue en Burgos, donde ganamos nuestro primer partido en LF. Recuerdo que no me salió nada, pero anoté la canasta ganadora para júbilo de todas».

El núcleo del equipo aquella primera temporada fue el mismo que logró el ascenso y que a posteriori se mantendría en LF. Ese fue el primer año en el que Iulene se pudo dedicar en cuerpo y alma al baloncesto; ya que ellas en LF son profesionales aunque la liga no está considerada como profesional. «Aquel año no noté tanta diferencia en el juego respecto a LF2. Tengo infinidad de recuerdos. En la mayoría aparece Onintza, con quien coincidí en el equipo desde LF2. También íbamos juntas a la Selección de Euskadi. Hemos compartido habitación en los desplazamientos y por supuesto victorias y derrotas. En los calentamientos antes de los partidos nos poníamos juntas en el lado opuesto a nuestro banquillo. Además he sido muy maniática. Jugaba todos los partidos de la temporada con la misma ropa y antes de irnos a la charla previa del partido, lanzaba un triple y Lara recogía el balón».

Con la camiseta del IDK en diciembre de 2014.

Todas las jugadoras tienen su espina clavada. La de Iulene es la Copa y los Playoffs. La primera Copa fue en Donostia y la segunda en Zaragoza que pasaron a semifinales, se las perdió por lesión. Y la tercera en Gasteiz jugó poco. Los tres años que han jugado Playoff han sido contra Ferrol, Mann Filter y La Seu. Aunque perdieron las series llegaron hasta el tercer partido en cada una de las eliminatorias. «Los partidos de Playoffs y de Copa son diferentes a cualquier otro. El ambiente, te juegas una temporada en tres partidos, la tensión y ver un pabellón lleno motiva aún más a las jugadoras. Estoy contenta de todo lo que me ha dado el baloncesto. No contaba con ser profesional, pero se han dado las circunstancias. Reconozco que soy muy competitiva, aunque tengo un buen perder. Siempre me lo he pasado bien jugando. La última temporada fue muy difícil, pero no me arrepiento de haberla jugado. Tenía que retirarme sintiéndome jugadora».

El 9 de julio de 2019 Iulene anunció su retirada. Ese día terminó su etapa de jugadora, pero no su relación con el IDK.

Iulene Olabarria con Onintza Aduriz el día de su despedida.

Una vida tranquila

Los hilos del destino le han llevado de regreso al Gasca. Allí trabaja para el club de sus amores. Desde la oficina escucha el sonido del balón en el parqué, oye a las jugadoras lamentarse por las canastas falladas y de vez en cuando recibe la visita de una tal Azu Muguruza, de quien de una manera distinta sigue viviendo a su sombra. Desempeña labores de todo tipo. Papeleo del club, contestar al teléfono, elaboración de carteles y los días de partido le toca hacer de traductora.

Vive tranquila en Astigarraga. En casa le encanta cocinar y ver películas en versión original. Después del confinamiento ha descubierto el montañismo.

La vida le ha llevado a donde empezó pero desde otro punto de vista. Seguirá en el IDK. Continuará viajando. Y por encima de todo, se divertirá haciendo todo aquello que ama y que rodea a su gran pasión, el baloncesto.

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