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Sebastian Coe alza los brazos tras proclamarse campeón de Europa en el velódromo de Anoeta.
Atletismo

Un honor, Sebastian Coe

El gran Sebastian Coe nos visita esta semana con ocasión del centenario de la Federación Atlética Guipuzcoana

Antxon Blanco

Miércoles, 7 de diciembre 2016, 06:49

El adolescente aficionado que se acercó en aquel ya lejano 1977 a la pista cubierta de Anoeta para presenciar el Campeonato de Europa, mantiene en la retina la irrupción de un menudo mediofondista inglés llamado Sebastian Coe, una potente cuatrocentista alemana oriental, Marita Koch... pero quien lleva el ADN de la velocidad retiene en la memoria aquella final de 60 metros con el soviético Valery Borzov, el rubio sueco Garpenborg -ambos separados por una centésima, y de ahí que desde mi asiento de gallito no supiera quién había ganado hasta minutos después-, y otro ilustre, el polaco Woronin, bronce. En las telarañas de la memoria surgen nombres de campeones en San Sebastián que marcarían una época en el atletismo mundial: dos canguros polacos, el pertiguista Kozakiewicz -popular por su corte de mangas al maleducado público de Moscú en los Juegos de 1980- y el bello Wszola, elegante saltador de altura, y en esta disciplina también la italiana Sara Simeoni. Fue una grandísima generación.

Sin embargo, este artículo tiene como protagonista a Sebastian Coe. Su visita a Gipuzkoa con motivo del centenario de la Federación Atlética Guipuzcoana, no solo obliga a recordar aquel Europeo, lo que fue su primer éxito internacional, también nos evoca la trayectoria de uno de los grandes atletas en la historia de este deporte. A sus 60 años (tenía 20 cuando ganó en Anoeta), podemos asegurar que su biografía es de las más completas y exitosas, como atleta, como presidente del Comité olimpico de Londres 2008 y ahora como presidente de la Federación Internacional, desde donde ya ha desplegado una serie de medidas con el fin de recuperar la credibilidad perdida por los casos de corrupción y dopaje.

Una vida de película

La vida de Sebastian Coe es de guión de película. Uno de los ángulos principales es Peter Coe (1919-2008), su padre, entrenador autodidacta, un ingeniero -de ahí su insistencia en la biomecánica que propició el elegante correr de Seb-, al que también caracterizó su faceta innovadora como la utilización de las pesas, no habitual entre los mediofondistas, y quiso rodearse de un grupo de apoyo, como el biomecánico George Gandy, de la universidad de Laughborough, y del doctor Dave Martin, un prestigioso fisiólogo estadounidense. Entre todos buscaban un mediofondista poderoso que equilibrara su fragilidad de 1.75 m de estatura y 54 kilitos.

Palmarés

  • Europeo indoor San Sebastián 1977 1º 800m

  • Europeo Praga 1978 3º 800 m

  • JJOO Moscú 1980 2º 800m / 1º 1.500

  • Europeo Atenas 1982 2º 800m

  • JJOO Los Angeles 1984 2º 800 m / 1º 1.500

  • Europeo Stuttgart 1986 1º 800 m / 2º 1.500

  • Copa Mundo Barcelona 1989 2º 1.500 m

  • Juegos Commonwealth 1990 6º 800 m

Su padre era exigente. En una biografía publicada en la revista Athletics Weekly aparece uno de los entrenamientos de Sebastian en 1981. Tremendo. Lean: 6x800 metros en 1:52-1:53 recuperando ¡45 segundos! Y uno de ellos en 1:46... semanas después batió el récord mundial de la Milla, 3:47.33. Otro ejemplo de cómo era su padre. Tras la final de 800 m perdida en los Juegos Olímpicos de Moscú, Sebastian recibió la bronca con un «Hijo mío, has corrido como un idiota». Ovett fue su verdugo.

Mejores marcas

  • 800 m1 41.73 (1981)

  • 1.500 m3 29.77 (1986)

  • Milla3 47.33 (1981)

  • 5.000 M14 06

  • Maratón 2H.56 20 (1991)

Y es que la trayectoria de Sebastian Coe está marcada por la consecución de los récords del mundo... y por los duelos con su compatriota Steve Ovett. La batalla permanente entre el Lord repeinado y el cultivador de lechugas, según les calificó la prensa británica, fue preciosa y seguida por millones de aficionados.

Aquellas finales olímpicas de 800 metros y 1.500 metros en 1980 paralizaron el mundo. Aún recuerdo como en la vieja pista de Anoeta un televisor, en la zona del conserje Periko recibió la mirada de atletas, entrenadores y público, y por supuesto con la jornada paralizada unos minutos hasta que Rafael Puignau padre llamaba al orden por megafonía.

Un año antes, 1979, la fama de Coe era descomunal. Considerado como el mejor mediofondista del mundo tras su hazaña. Había batido el récord mundial de 800 m (1:42.33) del cubano Alberto Juantorena, el de 1.500 (3:32.03) y el de la milla (3:48.95), en el transcurso de 41 días. Se convertía en el primer atleta -y último- de la historia que poseía los tres récords de forma simultánea.

Evidentemente la batalla olímpica un año después fue un espectáculo deportivo y mediático. En 800 m Coe era favorito y tras su mala estrategia, Ovett se lo comió. Y en el 1.500, donde Ovett llevaba tres años sin conocer la derrota, Coe sumó su primer título olímpico.

Fue una época gloriosa. Las plusmarcas universales caían en un mitin tras otro. Coe y Ovett como protagonistas, pero con secundarios de lujo como Steve Cram, Sydeny Maree, Elliot, Joaquim Cruz... el después estrella Said Aouita... y dos españoles, José Luis González y José Manuel Abascal. Este último ligado a aquella extraordinaria final de 1.500 m en los Juegos de Los Angeles 1984. Coe repitió título del kilómetro y medio, por primera vez en la historia en esta distancia, Cram es plata y Abascal, bronce, la primera medalla española de pista. Final agónico de Coe: «Mis últimas veinte zancadas me han parecido eternas», dijo. Aunque dejó recado para la prensa británica: «Quién dijo que estaba acabado».

Años de gloria alternados con lesiones y enfermedades que sin embargo no le impiden ganar el oro en los 800 m en un gran campeonato ¡por fin!. En los Europeos de Stuttgart 1986. Una enfermedad le aparta de los Juegos de Seúl 1988 (logra las mínimas fuera de plazo) y su casi despedida de la elite llega en 1989, en la lluviosa Copa del Mundo de Barcelona donde acabó segundo en el 1.500 tras el somalí Abdi Bile.

Nadie pone en duda que los duelos Coe-Ovett ofrecieron una nueva dimensión al atletismo de finales de los 70 y años 80. Los récords de Coe estuvieron vigentes durante años. El de 800 hasta 1997 cuando lo superó Wilson Kipketer, y el de 1.000 m hasta 1999 (Ngeny).

Sebastian Coe es patrimonio de este deporte como atleta. Actualmente modela el proyecto del atletismo del futuro. Su elegante zancada en las pistas la ha transformado en un discurso sin fisuras y pleno de transparencia. Ya no busca ser el más rápido, ahora aspira a que el atletismo, su atletismo, sea moderno, próspero y recupere el prestigio que atesoró en su época como deportista.

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