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Albert Serra, con la Concha de Oro en el pasado Zinemaldia. IÑIGO ROYO
Albert Serra regala la Concha de Oro

Albert Serra regala la Concha de Oro

El triunfador del último Zinemaldia con su documental 'Tardes de soledad' asegura en una charla en Barcelona que «no me importan los premios»

Ion M. Taus

San Sebastián

Jueves, 16 de enero 2025, 01:00

El cineasta catalán Albert Serra, conocido tanto por su talento como por sus declaraciones incendiarias, vuelve a ser el centro de atención. Ganador de la Concha de Oro en la pasada edición del Festival de Cine de San Sebastián por 'Tardes de soledad', Serra no solo ha suscitado elogios unánimes de la crítica, sino también encendidas polémicas. Este documental, una inmersión visual en la tauromaquia a través de las faenas del torero peruano Andrés Roca Rey, provocó protestas de colectivos animalistas por su inclusión en la Sección Oficial del Zinemaldia. Con imágenes crudas y sangrientas, la obra ha sido descrita como un inquietante equilibrio entre brutalidad y belleza, cualidades que cautivaron al jurado presidido por la cineasta Jaione Camborda.

Pese a su éxito internacional –además de la Concha de Oro, Serra posee el Leopardo de Oro del Festival de Locarno–, su reconocimiento dentro de España sigue siendo limitado. Sorprendentemente, 'Tardes de soledad' no figura entre las nominadas a los Premios Goya, lo que subraya una relación distante entre el director y las instituciones del cine español. De hecho, el galardón del Zinemaldia fue su primer gran reconocimiento en el ámbito estatal.

Serra participó este martes en una charla organizada por el Cercle del Liceu de Barcelona, donde discutió sobre cine y ópera, temas recurrentes en su discurso creativo. Sin embargo, la conversación derivó inevitablemente hacia 'Tardes de soledad', triunfadora en el pasado Zinemaldia, que llegará a las salas comerciales el próximo 7 de marzo tras pasar sin controversias por Nueva York y Tokio. Durante la conferencia, según informó La Vanguardia, el director dejó una confesión digna de su carácter: «He regalado la Concha de Oro porque no me importan los premios».

También explicó que durante la producción del documental tuvo sus tiras y aflojas con Roca Rey. «Hizo sugerencias interesantes y otras que no tenían sentido», aunque quiso destacar que el torero fue «generoso» al dejar entrar las cámaras en su intimidad. Aseguró que quería hacer un documental radical, «no pienso en el resultado, acepto el riesgo porque sé que acabará bien. Yo soy una garantía».

Antes, Serra trató diferentes temas, desde cuestiones culturales a críticas a la generación Z. Declaró que «la vida se ha vuelto mucho más aburrida e infantil por culpa de las redes sociales» y criticó la falta de ambición en los jóvenes estudiantes de cine, a quienes acusa de carecer de concentración y deseo de superación a través del arte. Según el cineasta, esta superficialidad se extiende a los nativos digitales, de quienes advirtió: «Si en un futuro gobiernan con la misma superficialidad con la que analizan las cosas, estamos perdidos».

«La ópera debe ser infantil»

Aunque Serra se declara admirador de la música clásica, especialmente de las grabaciones históricas, no duda en lanzar críticas. «La ópera tiene que ser infantil, abstracta; por eso los libretos son casi para niños», afirmó, calificando muchos de ellos, incluidos los de Wagner, como «estúpidos». También mostró su gusto por puestas en escena provocativas y destacó su conocimiento de obras como Così fan tutte, de Mozart, a la que definió como «memorística», mientras admitió saber poco sobre La Traviata de Verdi. Del Parsifal de Hans-Jürgen Syberberg dijo que es una «obra maestra absoluta». Para Serra, uno de los grandes problemas de la ópera y el teatro actuales es la presión por gustar al público en cada representación: «Es horrible tener que convencerlos en cada función». Aun así, elogió la capacidad del género para plantear desafíos únicos con cada obra.

El evento celebrado ayer en el Cercle del Liceu de Barcelona que tuvo que posponerse en su primera convocatoria debido a un olvido del propio director. Originalmente invitado en noviembre, Serra reconoció ante los asistentes: «Fue fallo mío». La nueva convocatoria, según el presidente de la institución, Francisco Gaudier, despertó aún más expectación.

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