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Un viaje por los cuadros de Ignacio Zuloaga

El pintor guipuzcoano plasmó la identidad española en medio de una crisis cultural y social

Lunes, 1 de septiembre 2025, 00:10

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Aunque es reconocido por sus obras que retratan la «España negra», a lo largo de su carrera Ignacio Zuloaga construyó un legado rico y diverso. Transitó por el costumbrismo andaluz, el mundo taurino y el flamenco, se adentró en los paisajes de la España vaciada e inmortalizó la contracara de la realidad que muchos pintores de su época solían ignorar. Sus pinturas son profundamente realistas y reflejan tanto la belleza como los defectos y la dureza de la vida.

Ignacio Zuloaga y Zabaleta

Nació en Eibar durante el verano de 1870, hijo de Plácido Zuloaga, un damasquinador que intentó convencerlo de dedicarse al comercio. Sin embargo, cuando pintó su primera obra, El Ciego de Arrate, su padre la exhibió con orgullo ante los visitantes de su casa-museo. Su vocación quedó clara durante un viaje a Madrid, donde visitó el Museo del Prado, y a partir de entonces nunca dejó de dibujar.

Ignacio Zuloaga y Zabaleta

Nació en Eibar durante el verano de 1870, hijo de Plácido Zuloaga, un damasquinador que intentó convencerlo de dedicarse al comercio. Sin embargo, cuando pintó su primera obra, El Ciego de Arrate, su padre la exhibió con orgullo ante los visitantes de su casa-museo. Su vocación quedó clara durante un viaje a Madrid, donde visitó el Museo del Prado, y a partir de entonces nunca dejó de dibujar.

Ignacio Zuloaga y Zabaleta

Nació en Eibar durante el verano de 1870, hijo de Plácido Zuloaga, un damasquinador que intentó convencerlo de dedicarse al comercio. Sin embargo, cuando pintó su primera obra, El Ciego de Arrate, su padre la exhibió con orgullo ante los visitantes de su casa-museo. Su vocación quedó clara durante un viaje a Madrid, donde visitó el Museo del Prado, y a partir de entonces nunca dejó de dibujar.

Ignacio Zuloaga y Zabaleta

Nació en Eibar durante el verano de 1870, hijo de Plácido Zuloaga, un damasquinador que intentó convencerlo de dedicarse al comercio. Sin embargo, cuando pintó su primera obra, El Ciego de Arrate, su padre la exhibió con orgullo ante los visitantes de su casa-museo. Su vocación quedó clara durante un viaje a Madrid, donde visitó el Museo del Prado, y a partir de entonces nunca dejó de dibujar.

Zuloaga se consolidó como uno de los pintores más destacados del siglo XX . Su obra, galardonada con numerosas distinciones y premios tanto a nivel nacional como internacional, lo posiciona hoy como un referente indiscutible del realismo español.

Realismo

La obra pictórica de Zuloaga se relaciona con el realismo de la Generación del 98, derivado de la profunda crisis moral, política y social que vivió España tras la pérdida de sus últimas colonias.

El enano Gregorio el botero

Ignacio Zuloaga, 1908

Zuloaga retrató la vida rural, las tradiciones, las durezas y los aspectos oscuros de la sociedad española

Paseo a la orilla del mar

Joaquín Sorolla, 1909

Se diferenciaba de muchos artistas de la época; por ejemplo, mientras Sorolla pintaba escenas de veraneo burguesas en la Costa Blanca, él se centraba en temas más cotidianos y menos ligados a la elite

Realismo

La obra pictórica de Zuloaga se relaciona con el realismo de la Generación del 98, derivado de la profunda crisis moral, política y social que vivió España tras la pérdida de sus últimas colonias.

El enano Gregorio el botero

Ignacio Zuloaga, 1908

Zuloaga retrató la vida rural, las tradiciones, las durezas y los aspectos oscuros de la sociedad española

Paseo a la orilla del mar

Joaquín Sorolla, 1909

Se diferenciaba de muchos artistas de la época; por ejemplo, mientras Sorolla pintaba escenas de veraneo burguesas en la Costa Blanca, él se centraba en temas más cotidianos y menos ligados a la elite

Realismo

La obra pictórica de Zuloaga se relaciona con el realismo de la Generación del 98, derivado de la profunda crisis moral, política y social que vivió España tras la pérdida de sus últimas colonias.

El enano Gregorio el botero

Ignacio Zuloaga, 1908

Zuloaga retrató la vida rural, las tradiciones, las durezas y los aspectos oscuros de la sociedad española

Paseo a la orilla del mar

Joaquín Sorolla, 1909

Se diferenciaba de muchos artistas de la época; por ejemplo, mientras Sorolla pintaba escenas de veraneo burguesas en la Costa Blanca, él se centraba en temas más cotidianos y menos ligados a la elite

Realismo

La obra pictórica de Zuloaga se relaciona con el realismo de la Generación del 98, derivado de la profunda crisis moral, política y social que vivió España tras la pérdida de sus últimas colonias.

El enano Gregorio el botero

Ignacio Zuloaga, 1908

Zuloaga retrató la vida rural, las tradiciones, las durezas y los aspectos oscuros de la sociedad española

Paseo a la orilla del mar

Joaquín Sorolla, 1909

Se diferenciaba de muchos artistas de la época; por ejemplo, mientras Sorolla pintaba escenas de veraneo burguesas en la Costa Blanca, él se centraba en temas más cotidianos y menos ligados a la elite

El recorrido artístico de Zuloaga

Los puntos naranjas serán

comentados más adelante

6

Inglaterra

Fue en 1893 y pintó retratos.

4

 

París

En 1889 se matriculó en la academia donde corregían Henri Gervex, Eugène Carrière y Pubis de Chavanes y continuó pintando.

FRANCIA

Burdeos

8

En 1902 se instaló aquí, dónde nació su primer hija.

2

ITALIA

Eibar

San Juan de Luz

1

Nacimiento en 1870.

Exilio familiar de 1874 a 1876.

Roma

Permaneció seis u ocho meses en 1889, pintando y formándose.

3

 

7

Segovia y Madrid

A partir de 1899 su vida se divide en pasar los otoños en Segovia, los inviernos en París y el resto del año en Madrid.

ESPAÑA

Sevilla

En 1892 entró en contacto con el Flamenco y se interesó por la tauromaquia. Los gitanos y los toros serán personajes recurrentes en su obra.

5

El recorrido artístico de Zuloaga

Los puntos naranjas serán

comentados más adelante

6

Inglaterra

Fue en 1893 y pintó retratos.

4

 

París

FRANCIA

En 1889 se matriculó en la academia donde corregían Henri Gervex, Eugène Carrière y Pubis de Chavanes y continuó pintando.

Burdeos

8

En 1902 se instaló aquí, dónde nació su primer hija.

Eibar

Nacimiento en 1870.

ITALIA

2

1

San Juan de Luz

Roma

Exilio familiar de 1874 a 1876.

Permaneció seis u ocho meses en 1889, pintando y formándose.

ESPAÑA

3

 

7

Segovia y Madrid

A partir de 1899 su vida se divide en pasar los otoños en Segovia, los inviernos en París y el resto del año en Madrid.

5

Sevilla

En 1892 entró en contacto con el Flamenco y se interesó por la tauromaquia. Los gitanos y los toros serán personajes recurrentes en su obra.

El recorrido artístico de Zuloaga

Los puntos naranjas serán

comentados más adelante

6

Inglaterra

1893

4

 

París

1889

Eibar

Burdeos

8

1870

1902

2

1

Roma

San Juan de Luz

1889

3

 

1874 a 1876

7

Segovia y Madrid

A partir de 1899 entre Segovia, París y Madrid

5

Sevilla

1892

El recorrido artístico de Zuloaga

Los puntos naranjas serán

comentados más adelante

6

Inglaterra

1893

París

4

 

1889

Eibar

1870

8

Burdeos

Roma

1902

1

2

1889

San Juan de Luz

3

 

7

1874 a 1876

Segovia y Madrid

A partir de 1899

5

Sevilla

1892

Don Plácido Zuloaga en su taller

1895

Eibar

ESPAÑA

Don Plácido Zuloaga en su taller

1895

Eibar

ESPAÑA

Don Plácido Zuloaga en su taller

1895

Eibar

ESPAÑA

Don Plácido Zuloaga en su taller

1895

Eibar

ESPAÑA

Esta pintura es un retrato de su padre en la intimidad de su taller, el reconocido damasquinador. Es una obra temprana en su carrera que plasma el recorrido del pintor en ese momento, moviéndose entre las influencias del realismo español y las corrientes europeas de fin de siglo. De hecho, la obra refleja las preocupaciones de la Generación del 98 por desvelar la identidad española, valorando la tradición artesanal familiar.

Su estilo y su pincelada se alejan de las vanguardias francesas, que experimentaban su auge en aquella época, a pesar de haber ido a París a formarse. Los trazos de Zuloaga se inscriben de lleno en el realismo, ya que son sueltos pero controlados, mostrando claras influencias de Velázquez y Goya. El artista, además, realiza un manejo magistral de la luz, con un gran dominio de los claroscuros.

Bailarina

1903

París

FRANCIA

Bailarina

1903

París

FRANCIA

Bailarina

1903

París

FRANCIA

Bailarina

1903

París

FRANCIA

En 1903, la mirada de Zuloaga, tras su estancia parisina y su temporada en Andalucía que tanto marcó su obra, ya estaba consolidada. Esta pintura es un manifiesto del folclore del que se enamoró viviendo entre la cultura gitana y el flamenco, en un momento decisivo para el país, cuando el resto de Europa miraba con curiosidad el debate entre la tradición y la modernización.

La bailarina es la protagonista absoluta de la obra, que ocupa de la composición y establece contacto visual con el espectador. En su paleta predominan los rojos, los ocres y los negros, colores que evocan la identidad española. Zuloaga envolvió la figura con una iluminación dramática pero cálida, creando una intimidad teatral.

Torerillos de pueblo

1906

Segovia

ESPAÑA

Torerillos de pueblo

1906

Segovia

ESPAÑA

Torerillos de pueblo

1906

Segovia

ESPAÑA

Torerillos de pueblo

1906

Segovia

ESPAÑA

Fue en Segovia donde Zuloaga encontró su gran fuente de inspiración: la «España negra». El artista comenzó a pintar zonas rurales, austeras y tradicionales con crudeza, mostrando la realidad del país sin idealismos. El motivo taurino es, sin dudas, el símbolo por excelencia de la identidad española, y su elección fue fruto de la crisis de fin de siglo.

Los torerillos disponen el espacio con una armonía casi ceremonial. Su distribución y sus semblantes crean una narrativa. Zuloaga pintó a los personajes con una solemnidad que recuerda a las pinturas monárquicas, lo que posiciona a la tauromaquia como una tradición ancestral.

Celestina

Segovia

1906

ESPAÑA

Celestina

Segovia

1906

ESPAÑA

Celestina

1906

Segovia

ESPAÑA

Celestina

1906

Segovia

ESPAÑA

Una mujer semidesnuda en su tocador se mira de reojo en el espejo que la enfrenta y contrasta con la escena que se desarrolla al otro lado de los cristales. Zuloaga pintó aquí un ambiente erótico y marginal, donde los tonos ocres y rojos se enfrentan a las luces del exterior, mientras la penumbra envuelve a la mujer iluminada por un haz de luz. Una vez más, el claroscuro aporta dramatismo, pero también sugiere vulnerabilidad y decadencia. Pero, sobre todo, muestra la realidad más íntima y descarnada.

Las brujas de San Millán

Segovia

1907

ESPAÑA

Las brujas de San Millán

1907

Segovia

ESPAÑA

Las brujas de San Millán

1907

Segovia

ESPAÑA

Las brujas de San Millán

1907

Segovia

ESPAÑA

El realismo extremo de Zuloaga impregna una escena del barrio de San Millán, en el centro de Segovia. Se trata de un realismo directo y seco, muy influido por Goya. Aunque no representa un lugar periférico, en aquel momento era una zona muy pobre.

Zuloaga organizó a los personajes de la composición —un grupo de ancianas enlutadas— en forma de triángulo, recurso frecuente en su obra. Las pintó con un aspecto siniestro, envueltas en pesados ropajes que acentúan la oscuridad de la escena. En contraste, sus rostros, visibles bajo los velos, aparecen iluminados, lo que intensifica el dramatismo de la pintura. Solo una de ellas, en el centro, dirige la mirada al espectador, rompiendo con la indiferencia del grupo.

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