Concha Velasco le desvela acosos, chantajes y novios ocultos a Bertín Osborne

Siempre ha sido la protagonista. Desde que Concha Velasco le dijo a su progenitora aquello de «mamá, quiero ser artista», ha conquistado el corazón de su audiencia actuando, cantando, bailando, presentando… A sus 82 años, sigue estupenda y, por supuesto, protagonista. Selo dejó claro a Bertín Osborne desde el primer minuto. Y eso que su infancia no fue fácil. Hizo la Primera Comunión sola y su madre le pintaba la suela de los zapatos porque era de cartón. Empezó como bailarina de ballet -«saqué matrícula de honor», presumía- y el cine llamó a su puerta cuando le cogieron para protagonizar 'Las chicas de la Cruz Roja'. «25.000 pesetas me pagaron y yo le compré una nevera a mi madre», desvelaba.

Se define como católica practicante, aunque su ideología es socialista. Si le dan a elegir entre Felipe González, José Luis Rodríguez Zapatero y Pedro Sánchez no duda: «Felipe». Aunque en tiempos del dictador acudía a actuar a El Pardo, «como todos», puntualizaba. «Un año se fue la luz y a la hora de saludar, Franco dijo: 'Carmen, los plomos'. Y Lola Flores saltó: 'Olé, para que luego digan que está gagá'», relataba divertida.

En cuanto a los amores, hay más leyenda que realidad. «La gente se cree que yo he sido Mata Hari, pero sólo he tenido tres novios. Bueno, novio, amante y marido», afirmaba. El director José Luis Sáez de Heredia fue el primero, luego el actor Juan Diego y, finalmente, el que la llevó al altar: Paco Marsó. Y eso que de este último no le hablaban nada bien. «Adolfo Marsillach me decía que no lo hiciera», afirmaba. Y no le faltaba razón porque no respetó ni la jornada más importante. «Me casé y el día de la boda ya no vino a casa a dormir. Llamé a mi suegra preocupada y me dijo que ya me acostumbraría», revelaba la actriz. Después de veinte años, se divorció, y la separación fue dura, aunque parece que el tiempo todo lo cura. «Lo que daría yo ahora porque viviera Paco. Era tan simpático. Le echo mucho de menos», confesaba.

Su corazón sabía dónde iba, pero a punto estuvo de cambiar de rumbo. «Estaba enamoradísima de Manolo Escobar, me gustaba un huevo», aseveraba sincera. Pero se hizo tan amiga de su mujer que decidieron no romper aquel matrimonio. «Se lo dijimos, que nos gustábamos mucho, pero que habíamos decidido que no. Y fuimos siempre amigos. En su funeral entramos juntas su mujer y yo», contaba. Ahora sí, con las cámaras en marcha, «el que mejor besaba era Fernando Fernán Gómez», testificaba tajante.

«Para salir más guapa en las fotos hay que pegar la lengua al paladar», aconseja la veterana estrella que sabe de esto más que nadie. Su belleza seducía a todo el mundo, incluido algún que otro impresentable. «Los dos hombres que me han acosado en esta vida están muertos y de los muertos no se habla», manifestaba rotunda, aunque apostillaba: «Uno de ellos era muy famoso y, para huir de él, me tuve que tirar por un balcón en una película». Y es que Concha siempre ha sido de armas tomar. «Cuando de pequeña iba en el metro y se acercaba un exhibicionista, sacaba unos alfileres que llevaba y les pinchaba cuando se abrían la gabardina», explicaba con sorna. Un momento incómodo fue el que le generó una mujer que trabajaba en su casa. «Cuando rompí con Sáez de Heredia le devolví todas sus cosas. Y sus cartas las rompí y las tiré a la basura, pero ella las cogió y me hizo chantaje con un periodista. Les denuncié y a ella le echaron del trabajo. Me dio pena por eso», rememoraba.