Tres semanas de aislamiento para grabar el nuevo disco

Terminó el aislamiento y la concentración: La Oreja de Van Gogh ha finalizado la grabación de su nuevo álbum, después de tres semanas de encierro en el estudio Le Manoir de Las Landas, y nos desvela algunos detalles de ese proceso. El pasado martes el grupo donostiarra anunciaba las 17 fechas de una gira por Estados Unidos que comenzará en mayo pero mantenía en secreto cualquier otro rasgo del álbum.

Pero aquí están algunos datos inéditos: el octavo album en estudio de La Oreja de Van Gogh se publicará en septiembre, y las primeras canciones empezarán a sonar a partir de marzo.

El productor, otro punto novedoso, será Paco Salazar, que ha trabajado anteriormente con Dani Martín o Nena Daconte, entre otros artistas y que ha conseguido «sacar lo mejor de nosotros y nos ha llevado a otro lugar», nos cuenta Pablo Benegas, guitarrista de la banda donostiarra.

Entraron el 7 de enero, para comenzar ese periodo de concentración y convivencia, en el estudio Le Manoir en Las Landas. Pero el lugar no les resulta ajeno ni supone un esfuerzo recluirse allí: han grabado casi todos sus discos en ese estudio que cuenta también con alojamiento en un caserón anexo del siglo XVIII. «Es lugar maravilloso, que lo tiene todo», asegura Pablo. «Estamos cerca de casa, a una hora y pico en coche, pero aislados, podemos estar las 24 horas concentrados en el disco. Pero si un día alguien necesita venir a casa, estamos al lado, y eso también nos da tranquilidad».

Aparte del estudio, «que tiene una sala maravillosa para grabar», en la casa anexa cada uno de los miembros de La Oreja de Van Gogh cuenta con una habitación, donde continúa el trabajo. «Cada uno nos montamos nuestro miniset personal. Haritz tiene una batería electrónica, yo llevo mis guitarras, Xabi un teclado.... Así que estamos todo el tiempo practicando, buscando ideas, o preparando la parte que nos toca luego grabar, mientras otro está en el estudio haciendo su parte. Es un ambiente de trabajo continuo». También disponen de comedor y cocinero.

Con esa convivencia continua ha quedado registrado un disco que ha tenido un largo trabajo previo de composición. «Si hubiera una mala relación sería insoportable, desde luego, pero resulta todo lo contrario», comenta Pablo. «Disfrutamos mucho, hablamos y compartimos mucho y se crean situaciones maravillosas. La verdad es que con la convivencia el grupo gana».

El proceso de creación y composición de las nuevas canciones ha sido largo, una vez que terminó el periodo de promoción y giras del anterior álbum, 'El planeta imaginario', que se publicó el 4 de noviembre de 2016. «Ha sido un año y medio escribiendo las canciones, la verdad es que cada vez cuesta más», confiesa Pablo. «Por la autoexigencia, y porque con los años la mirada se va complicando, las canciones siguen durando tres minutos pero todo tiene muchos más ángulos y es más complicado de sintetizar».

Han pasado más de veintitrés años desde la formación del grupo, «es nuestro octavo disco y siempre queremos avanzar y dar algo más. Todo eso nos ha llevado a destinar mucho tiempo a la composición, pero nos hemos quedado muy contentos con lo que hemos conseguido».

El proceso ha sido fructífero: han completado más de quince canciones, aunque «nos hemos quedado con once para el disco».

Aún no pueden revelar el título del álbum ni el nombre de las canciones, pero sí la intención de reflejar el momento presente y los cambios lógicos que la edad va produciendo en la forma de afrontar las canciones. «Cuando teníamos 20 años el grupo era nuestra vida, no había nada más. Ahora hemos pasado de los 40, tenemos familia y tenemos que compartir esas emociones. Además la capacidad para contar no es la misma», apunta Pablo.

Siempre han querido preservar su vida 'normal' en San Sebastián y lo siguen haciendo. «Cuando estamos en el local nos sentimos con la misma implicación de siempre, pero en nuestra vida hay otras cosas, no somos un grupo dedicado exclusivamente a nuestra profesión. Valoramos muchísimo nuestra parte personal y privada, y no vamos a sacrificar nada de eso. Y en ese sentido estamos ahora en un equilibrio maravilloso. Congelaríamos este momento, porque profesionalmente es fantástico, y nos permite mantener esa parte personal y familiar, que es lo que nos quedará cuando el grupo termine».

Unas canciones que llevan al estudio terminadas pero abiertas a los detalles y sonidos que puedan surgir 'in situ': «El productor Paco Salazar ha sido un descubrimiento impresionante, ha sacado lo mejor de nosotros y nos ha confirmado que este no es un disco más de La Oreja de Van Gogh. Queríamos que fuera un disco especial, y sentimos que hemos conseguido que así sea».

Salazar es también guitarrista, y «tiene una habilidad especial para encontrar sonidos. Creo que no me voy a equivocar si digo que es el disco que mejor suena de todos los que hemos grabado». Y eso que aún falta terminar las mezclas, «pero es la sensación que tenemos del trabajo en el estudio, va a ser un sonido muy especial». Si se le empuja a definirlo, Pablo cree que será «un sonido más crudo, más orgánico, de banda compacta». Incluso el productor les empujó a grabar un tema todos juntos, como si fuera en directo. «Es un disco de muchos contrastes».

¿Y las letras? «No tienen un hilo conductor concreto, pero hay muchos diálogos, entre parejas, entre padres e hijos... sí, hay muchas conversaciones».

En mayo comenzarán la gira por Estados Unidos, un mes de Los Ángeles a Nueva York recorriendo 17 grandes ciudades en «sitios muy chulos y muy adecuados para conciertos como los nuestros, es un lujo. Disfrutamos mucho de ese privilegio». En la anterior gira agotaron todos los aforos, con «un público en su mayoría hispanohablante, pero que también arrastra a anglosajones, muchas veces nos viene a saludar gente que no sabe nada de español, y eso también va creciendo».