Iker Galartza, en primer plano, y Zuhaitz Gurrutxaga están en el teatro Principal hasta el domingo con la comedia 'Lehendakari gaia'.
Teatro

«Este Lehendakari se cree la leche, pero no deja de ser un pobre hombre

Iker Galartza y Zuhaitz Gurrutxaga traen al Principal una comedia con un lehendakari que tiene serios problemas de personalidad

Jueves, 16 de febrero 2023, 01:00

«Este Lehendakari que interpreto está un poco desesperado y bastante estresado», dice Iker Galartza, que junto a Gurrutxaga representan en euskera la comedia 'Lehendakari ... gaia', que desde hoy al domingo se ofrece en el teatro Principal de Donostia, en un montaje de la productora guipuzcoana Txalo.

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«Él piensa que se puede curar con una medicina, pero no hay medicinas para lo que le pasa, ni para resolver el tic que tanto le preocupa. Es la cabeza lo que tiene que cuidar», reconoce Iker, que analiza la comedia «como una obra con mucho recorrido. No sé si alguna vez he tenido un personaje con tantos altibajos en el camino».

DATOS

  • Fechas Hasta el domingo 19 de febrero.

  • Lugar Teatro Principal.

  • Horarios Viernes y sábado, 19.30 horas. El domingo a las 19.00 horas.

La función, aunque es una comedia, no le parece ni mucho menos ligera. «No es de las que puedes decir, bueno voy a llevarle al chaval con nueve años que le gusta el teatro y tal. Se dicen un montón de cosas, es profunda, sale todo muy de dentro y muy de verdad. Es cierto que la gente se ríe mucho, aunque a veces no sé por qué, si por la situación o porque se sienten identificados. Me dijo una directora de teatro que cuanto más me veía sufrir en el escenario más se reía. Será eso, no me lo habían dicho nunca, pero cuanto más sufre mi personaje más se divierte el público».

«Mi Lehendakari piensa que se puede curar con medicinas, pero lo que necesita sanar es la cabeza»

La historia de un político con dificultades para expresarse en público puede recordar a la película 'El discurso del Rey'. «Es cierto que cuando me lo plantearon pensé que podía ser parecido. Tiene puntos comunes, pero en nuestra obra importa más el porqué de ese tic que padece. Descubrir de dónde viene y dónde hay que hurgar y rascar para solucionarlo. Entramos en la infancia del personaje, en los padres, el trabajo. Este Lehendakari tiene muchas cosas que sanar para poder seguir adelante»

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Puede parecer que una alta autoridad está por encima de lo problemas comunes, pero como se cuenta en esta obra escrita por Ramón Madaula, no siempre es así. «Este personaje sabe que tanto en su vida privada como en la política está rodeado de gente que manda más que él. Es un pobre hombre como cualquier otro. No sé si está bien decirlo así, pero todos al final tenemos un agujero en el culo. Mi Lehendakari puede pensar que es la leche, pero no deja de ser un pobre hombre que no puede organizar su vida y no puede mandar en casa. ¡Como para organizar un país», sonríe Galartza, uno de los actores más conocidos del panorama actoral vasco desde su paso por 'Goenkale', 'Vaya semanita' o la serie 'Allí abajo'.

«Sé de fútbol más que Zuhaitz»

El compañero en escena de Iker es Zuhaitz Gurrutxaga, exjugador de la Real Sociedad y desde hace unos años actor profesional. La falta de experiencia de su colega no ha sido un problema para Iker Galartza, al contrario. «Es una gozada porque muchas veces entre actores sabemos por donde tira cada uno y tenemos unas claves a la hora de hablar y de trabajar. Y Zuhaitz es aire nuevo, tiene ganas de aprender».

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Ser actor es un proceso «en el que no se para de aprender y a veces viene bien tener a una persona así al lado para plantearte muchas cosas desde cero. Él tiene claro su personaje, a veces se asusta un poco cuando estamos en un teatro grande y me dice a ver si habrá que gritar y qué gesto tiene que hacer. No hagas ningún gesto, tú escucha al otro en escena, le digo. Me gusta trabajar junto a él porque cuando se lo estás diciendo te das cuenta que tampoco tú lo haces todo bien y te lo tienes que aplicar. Para mí ha sido una energía totalmente nueva y muy fuerte».

«Me siento orgulloso de ser payaso y tener el oficio más maravilloso, agradecido y difícil del mundo: hacer reír»

Entre función y función de 'Lehendakari gaia', estos dos cómicos hacen juntos muchos kilómetros de carretera y asegura divertido Iker que eso le ha servido «para ver que sé más de fútbol que él. Hablamos de la Real, le hago un montón de preguntas, pero estoy más al día que él». Galartza es comentarista en Euskadi Irratia de los partidos europeos de la Real «porque los de liga me coinciden normalmente con actuaciones». Está ilusionado con la vuelta a la competición de Europa League en marzo. «No quiero poner metas, ahora estamos disfrutando y en Europa ya veremos. Para empezar seguiremos el año que viene, que vamos a estar en Champions, más no se puede pedir. Tenemos a un entrenador que todo el mundo querría para sus equipos. Estamos entre los cinco primeros, jugando en Europa. La pena ha sido la Copa porque al final lo queremos todo».

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«Siempre quise ser payaso»

Desde 2017 Iker Galartza vive buena parte del año bajo una carpa de circo, la de Gure Zirkua, su espectáculo de circo familiar con el que va de pueblo en pueblo «mirando siempre la predicción meteorológica». Ya desde crío quería ser payaso. «Lo tenía muy claro y ahora estoy orgulloso de serlo. Me gano la vida haciendo el payaso y no solo en el circo porque también es un payaso el que va a estar estos días en el escenario del teatro Principal» .

Reivindica que hacer reír «es uno de los trabajos más antiguos, pero no es fácil. Suena a tópico, pero no lo es y hoy en día menos. Resulta más sencillo hacer llorar. Tengo el trabajo más maravilloso y difícil del mundo, pero también el más agradecido. Los adultos me felicitan, los niños quieren sacarse fotos conmigo. ¡Qué más puedo pedir!».

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Sabe Galartza que solo con ponerse una nariz roja de pega cambia un personaje radicalmente. «En el momento que lo haces ya estás en la frontera entre lo que eres, entre lo correcto y lo incorrecto. A veces yo diría cosas, pero me tengo que morder la lengua y callarme. En el momento que me pongo una nariz roja lo puedo soltar y hacerlo desde el cariño, desde la ternura. O puedo denunciar una injusticia o puedo simplemente reírme de mí mismo tranquilamente sin esperar a que lo hagan otros por mí.».

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