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Cuadros. El claustro de San Telmo, convertido en casa de los pianistas. La 'nueva' Trini tiene un aire antiguo. Pardo, el tercer premiado, con Martín. LOBO / USOZ / ARIZMENDI

Como si fuese esta noche la primera vez

Ritos. Artistas y público se reinventan, Silvia Pérez Cruz volverá en noviembre con ¡tres noches! en el Victoria Eugenia y Pardo 'gana' su premio en escena

Mitxel Ezquiaga

San Sebastián

Domingo, 26 de julio 2020, 08:56

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La edición más rara del Jazzaldia echa hoy el telón. Mañana llegan los balances oficiales, pero el primer éxito es ya haberse celebrado, el segundo es que la respuesta del público ha estado por encima de lo esperado y el tercero el nivel artístico de los músicos. Han faltado las actuaciones populares y multitudinarias de la playa pero ha pervivido el reencuentro entre artistas y espectadores, esa magia inexplicable que a veces está por encima de las mascarillas y las limitaciones de aforo.

Como en blanco y negro

Quienes vivimos estos días en el backstage, viendo a los músicos subir y bajar del escenario, anotamos una reacción que comentan muchos de los artistas. «Ha sido como la primera vez». Lo dijo Chano Domínguez, que dio en la Trini su primer concierto tras meses de parón, comentó algo parecido Perico Sambeat, feliz de tocar su saxo ante seres humanos, y lo reafirmaba ayer Silvia Pérez Cruz en el Kursaal. Esa Plaza de la Trinidad de aforo limitado recuerda a las fotografías en blanco y negro del Jazzaldia de las primeras ediciones en el mismo espacio, con poca gente pero entusiasta. Así está siendo esta 55 edición. «No sientes la tensión de otras veces, cuando actúas ante un auditorio a punto de reventar, pero notas la tensión nueva del reencuentro», comentaba la otra noche un veterano instrumentrista español.

Silvia se queda

La fiesta sigue. Mariza protagonizaba anoche la velada del 'glamour' y del fado y Silvia Pérez Cruz triunfó por la tarde en el Kursaal. El Jazzaldia ha visto crecer como artista a esta mujer a lo largo de los años y Donostia es ya 'suya'. En noviembre la catalana vuelve a San Sebastián con nada menos que tres actuaciones en el Victoria Eugenia para presentar su nuevo disco, según se anunciará próximamente. Ayer la acompañaba en escena otro joven monstruo, Marco Mezquida, habitual del festival desde 2017 y llamado a ser un referente del jazz. El pianista se confiesa nervioso ante su debut hoy en la Plaza de la Trinidad con su 'Beethoven Collage'. Por cierto: recuerden los espectadores que hoy domingo, último día del Jazzaldia, y como todos los años, la cita arranca antes, a las 20.00. Los noruegos Bugge Wesseltoft, Dan Berglund y Magnus Ostrom completan el cartel: los tres músicos que a la vuelta a su país deberán pasar quince dias en cuarentena domiciliaria después de la nueva normativa decidida por el gobierno de Oslo una vez que los artistas se encontraban ya aquí.

Éxito cercano

La apuesta por los cercanos se está traduciendo en éxitos artísticos. Jorge Pardo se 'ganó ayer a pulso el premio del festival en una estupenda mañana junto a Iñaki Salvador. Pardo ya había dado la víspera en la Trini un gran noche junto a Benavent y Di Giraldo. Mikel Azpiroz salió también ovacionado de la experiencia de San Telmo, ese escenario txikito y recogido.

P.d. ¿Y la lluvia? Hemos vivido tan atentos al virus y sus circunstancias que nadie ha hablado de la lluvia, tradicional aguafiestas del Jazzaldia. Si hoy no se tuercen las cosas será la primera edición en años sin agua. Y eso que esta vez era tema secundario. Ya lo dijo Napoléon: si quieres olvidar un problema, créate otro mayor.

Irazoki o cómo el 'glamour' discreto viene de Bera

Joseba Irazoki es un músico esencial en la escena vasca: su guitarra ha acompañado a muchos de los grandes, y de todos los estilos. El de Bera es discreto, con su 'glamour' del Bidasoa, y solo se explaya con su arte y con sus camisas. Irazoki desarrolla también creativos proyectos en solitario, o como líder, y hoy llega al Victoria Eugenia con su propuesta 'Joseba Irazoki eta Lagunak'. Poco se sabe de lo que hará, pero sí se augura que valdrá la pena. La cita, a las 17.30.

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