Un hilo de luz para las artes en vivo

«El estado de alarma nos pilló en plena fase de exhibición de espectáculos muy diversos, como 'Gauekoak', 'Topa', 'Oskara' y 'Erritu'...», recuerda Jon Maya cuando se remonta a los primeros días de desconcierto y cancelaciones en cadena que causó un coronavirus al que todavía no sabíamos muy bien cómo llamar. Desde entonces «han caído unas 30 funciones» y de momento dan también por perdidas en las fechas previstas las citas de la gira internacional -Finlandia, Francia, Canadá...- de 'Oskara'. «Estamos en fase de recolocación de fechas, aunque el otoño no se ve claro todavía y hay mucha incertidumbre», indica Maia. Pero no es esa la única tarea a la que se ha dedicado una compañía que, en lo que respecta a la estructura fija, no ha paralizado su actividad.

«Han sido unos meses intensos en los que, además de llevar a cabo un par de proyectos a puerta cerrada muy interesantes como el que hemos realizado con el Bellas Artes de Bilbao o el museo de la Universidad de Navarra ('Situaciones/Egoerak', que van estrenando online, por partes), hemos dedicado mucho tiempo a reflexionar sobre cómo seguir trabajando. Estamos adaptando nuestras propuestas a la nueva situación y preparando contenidos para poder hacer cosas este verano».

La respuesta estaba en su repertorio de calle, en piezas como 'Topa' -pura calle, incluso en el concepto-, o 'Fair Play', «una colaboración que hicimos con la Real Sociedad». Ambos espectáculos son «funciones que apenas necesitan escenografía y se representan al aire libre». Lo que sí necesitan es quien las contrate y las programe, y en ese sentido Maya percibe grandes diferencias entre «quienes han agarrado al toro por los cuernos, los que están totalmente desorientados y quienes ya han arrojado la toalla». Entre los primeros se encuentra el Ayuntamiento de Errenteria, con en el que colaborarán para realizar, con la primera cita el 3 julio, cuatro funciones de 'Fair Play' en otros tantos barrios de la villa, «en espacios diversos, pero todos ellos con características que permiten controlar bien accesos y aforos».

A juicio de Maya, «la situación sigue siendo rara, incierta, pero hemos pasado de dar el verano por perdido a ver que se pueden hacer cosas. Nosotros estamos deseando volver a trabajar, pero vemos que también la gente esta con muchas ganas».

Xabier Agirre, productor teatral e impulsor de Txalo Produkzioak, admite que, pase lo que pase en las próximas semanas, las pérdidas a las que tendrá que hacer frente a causa de la pandemia serán muy importantes y que «lo difícil será aguantar hasta que la cosa se empiece a normalizar». «Ser optimista por naturaleza y bastante cabezota» le ayuda a contemplar los daños con cierta serenidad: «Estrenábamos el 13 y 14 de marzo en Córdoba 'Desmontando a Séneca', con Jorge Javier Vázquez, el 80% de la producción adelantada y las entradas agotadas hace tiempo. Era la estrella del verano. Luego se iba de gira, al igual que 'Juntos'. 'Loosers', con Jon Plazaola y Aitziber Garmendia, iba a estar dos meses en un teatro de Madrid...

«El verano pintaba bien, iba a ser uno de los mejores que recuerdo». Pero, después de la dolorosa cancelación el Córdoba, llegaron todas las demás, el Erte, la inactividad, el no saber hasta cuándo habría que esperar, hasta cuándo se podrá esperar, «porque incluso teniendo un pequeño colchón económico, cosa que muchos no tienen, aguantar va a ser un milagro».

Como espectador, Xabier Aguirre ya se ha estrenado en las funciones con mascarilla, distancia y aroma a gel hidroalcohólico. No fue en absoluto una mala experiencia, sino «la sensación de que las cosas se estaban haciendo bien. Es algo a lo que nos vamos a tener que acostumbrar, porque lo que en ningún momento podemos perder de vista es que esto es muy serio y que el espectador tiene que tener confianza, y saber que el un teatro es un lugar seguro».

Duda, sin embargo, de que mientras se mantengan las restricciones de aforo y las estrictas medidas de seguridad a los teatros privados les resulte viable retomar la actividad. Y, mientras recoloca funciones canceladas «de septiembre a diciembre, y los primeros meses del que viene, un rompecabezas de mil pares...», ve con enorma esperanza cómo «los teatros públicos, que por fortuna en Euskadi son la mayoría, están empezando a tirar del carro. Estamos viendo que muchos ayuntamientos quieren activar la programación de verano y están haciendo un gran esfuerzo». Una programación de verano «lo más normal posible» es, a su juicio, la prioridad para que el sector «empiece a ver la luz al final del túnel». Es una lucecita, pero ya se atisba.

«Este verano deberíamos tener muy en cuenta las necesidades de los niños», aseguraDespojados ya del 'junior' que les acompañó durante un tiempo, Peru Ansorena, Kattalin Ansorena y Juanma Zaldua son, en ese orden, 'Txirri, Mirri eta Txiribiton', el trío de payasos que ha hecho suyo el legado de casi medio siglo -48 años, para ser exactos, que tenían previsto cumplir y celebrar el 25 de marzo- de sus predecesores, Xabier Otaegi, Jose Ignacio Ansorena y José Antonio Vitoria.

«Cada año solemos hacer dos espectáculos, uno para espacios cerrados, más adecuado para el inviero, y uno para la calle, para fiestas, para frontones, con muy poca infraestructura. Nos estamos dando cuenta de que en esta época tan rara este tipo de espectáculos tienen bastantes posibilidades y están despertando interés, porque después del parón obligado ya estamos empezando a recibir algunas llamadas», afirma Kattalin Ansorela. En su caso, el estado de alarma no causó la cancelación de muchos compromisos, porque la 'temporada alta' de fiestas patronales, estaba aun bastante lejos.

«Las funciones previstas en aquellos momentos cayeron, y ahora nos están llamando de lugares en los que no teníamos previsto actuar. Aunque solo sea para pedir información, hay movimiento, y eso es buena señal». Kattalin Ansorena puntualiza que «en nuestro caso la época de más actividad no es el verano, sino las navidades», e insiste en que no quiere sonar demasiado optimista «porque hay muchísima gente que lo está pasando muy mal, mucho peor que nosotros, que al fin y al cabo tenemos otras profesiones y hacemos esto sobre todo por vocación, aunque para que Txirri, Mirri eta Txiribiton, que es una pequeña empresa, pueda sobrevivir, por lo menos tenemos que cubrir los gastos».

Gastos habituales, y nuevos gastos en los que se van a embarcar, «porque nos vamos a arriesgar con un nuevo espectáculo que pretendemos estrenar en octubre. En vez de hacer dos, a ver si sacamos adelante uno que se puede adaptar a exterior e interior». El caso es no parar, como tampoco han parado durante el confinamiento, en el que han estado activos en la web. «Los ayuntamientos y las instituciones también tiene que moverse y, este verano, tener muy en cuenta las necesidades de los niños, que están siendo los últimos en recuperar la calle y durante el confinamiento nos han dado una lección enorme a todos los adultos».

Si todo hubiera transcurrido conforme a lo previsto, los cuatro componenes de la banda donostiarra Liher -Lide Hernando, Iñigo Etxarri, Joshka Natke y Ander Berzosa- estarían hoy recuperándose de la experiencia de haber debutado anteayer en Azkena Rock de Vitoria, dentro de la amplia gira de presentación de su tercer trabajo, 'Hemen herensugeak daude'.

Pero desde que el coronavirus les frenó a las puertas de Berlín nada ha ido, ni irá, conforme a lo previsto. Y en esa tesitura «o decides no hacer nada, o te lanzas y te sacas las castañas del fuego». En su caso la inactividad no era una opción viable porque, aunque los miembros de la banda tienen sus propias vidas profesionales y, en ese sentido, cuentan con una base que les permite gestionar la situación con un poco más de tranquilidad, «cuando acabas de sacar un disco como este último (en él van de la mano 14 canciones, ilustraciones, narraciones y material audiovisual), y además lo has autoeditado, asumiento todo el coste, lo que menos te apetece es desaparecer».

Durante el confinamiento han estado muy activos: «Nos cargamos a la espalda la mochila de generar contenido sí o sí, y la respuesta ha sido fantástica. Nosotros no teníamos mucha comunidad virtual, somos más de directo, pero el crecimiento en redes está siendo exponencial».Hernando admite que «todos nos vamos a tener que acostumbrar a muchas cosas nuevas», aunque aspiran a tener en público cerca cuanto antes. Y ese día parece cada vez más cercano. «La estrategia que acordamos con el manager fue ir traslando al otoño lo que se había cancelado, y ya lo vamos haciendo, pero está pasando una cosa extraña: nos están surgiendo fechas nuevas que antes no teníamos», dice Lide, indicando que «la mayoría son al aire libre, en fiestas, en algún festival pequeño... De momento las salas están bastante calladas, bastante tienen con lo suyo. Se está moviendo más lo público que lo privado, aunque todo es todavía bastante incierto».

Admite que «nos gustan más las salas», pero tienen mucha calle a sus espaldas, y ninguna duda: «¿Que hay que tocar en la calle? Pues lo haremos encantados. El palo ha sido muy duro, todos hemos llorado mucho por las esquinas y nos hemos puesto en lo peor pero, aunque no va ser para nada lo que teníamos previsto, parece que algo de vidilla sí va a haber».