Santiago Segura sostiene a los cines ante la encrucijada

Santiago Segura se ha convertido, por tanto, en padre coraje del intento de salvamento de unos cines que no van a dejar de estar en la encrucijada en los próximos meses. Su decisión de adelantar la fecha de estreno de la secuela de su gran éxito del año pasado, cuando esas cosas eran posibles con naturalidad, se ha revelado tan eficaz como terapéutica. En estos tiempos no escasearon quienes le acusaron de oportunista, de querer quedarse con el mercado... que en esos momentos era paupérrimo. Segura dijo que lo hacía por intentar llevar de nuevo a la gente al cine, y lo ha conseguido, lo que ha supuesto un respiro para las salas de cine españolas, que han visto que la mayor parte de los espectadores elegían esa película de gran potencial comercial y dirigida a diferentes sectores de público. Aunque lo hubiera hecho por puro egoísmo financiero estaría en su derecho, y haría bien: la industria del cine tiene que arrancar en todos sus mecanismos, incluido el de la distribución, que en general se ha mostrado indeciso y timorato y no para de retrasar las fechas de estreno de las películas, dejando las carteleras de los cines como un páramo con títulos de escasas posibilidades.

Segura ha llevado la alegría a la cartelera, y no solo económica: si aún hay un amplio sector de la población que ve las salas de cine como un lugar inquietante para guardar la seguridad frente al coronavirus, cuando son indudablemente de los lugares públicos más protegidos contra el contagio, la comedia de Segura ha devuelto la idea de la sala de cine como lugar de diversión, relajo y vía de escape ante la realidad agobiante, aunque sea con mascarilla. Y era un mensaje positivo que los cines necesitaban y que muchos espectadores también, para perder el miedo. Este fenómeno ha ido en aumento: el pasado miércoles la asistencia al cine en general creció un 10% respecto al miércoles de la semana anterior.

Aseguran que esta apuesta por salir adelante con el producto patrio es algo que están admirando incluso en otros países: «Es algo que está trascendiendo fronteras», manifestaba a Efe María Luisa Gutiérrez, socia de Santiago Segura en Bowfinger International Pictures. «Grandes analistas de Estados Unidos y de la India ponen a España como referencia e invitan a que el resto de mercados que tienen cerradas las salas miren el ejemplo español y lo ocurrido con 'Padre no hay más que uno 2', para que esto pueda alentar la esperanza».

La película de Santiago Segura continuará en el número uno de taquilla al menos hasta el estreno, el próximo miércoles, de 'Tenet', la nueva película de Christopher Nolan y la primera gran producción postpandemia, y que constituye la siguiente boya en la travesía con el agua al cuello que están realizando los cines.

'Tenet' sigue constituyendo esa avanzadilla de los esperados 'blockbusters'. Los retrasos de su fecha de estreno se han detenido antes que los de otras producciones: se tenía que haber estrenado el 17 de julio, y ya había suficientes cines en funcionamiento como para acoger con los brazos abiertos el filme protagonizado por Robert Pattinson. Dos días más tarde, el 28, llegará 'Los nuevos mutantes'.

Ese encadenado de retrasos en las fechas de estreno de los títulos más jugosos es constante en los últimos meses, para desesperación de los exhibidores, que están continuamente cambiando las previsiones de sus carteleras, y ven como cada semana reciben pocas películas y con limitada capacidad de atraer al público y a veces con nula campaña publicitaria, porque nadie se atreve a invertir en atraer a la gente en un mercado al ralentí.

No solo se retrasan las grandes producciones, como está ocurriendo con 'Wonder Woman 1984' (el 2 de octubre es su nueva fecha) o 'Greenland, el último refugio (ahora para el 9 de octubre), también el cine de autor o las producciones independientes echan el freno sobre las previsiones que se hicieron antes del verano. Solo en los últimos días se ha anunciado el cambio de fechas de estreno de películas como 'Tres veranos', 'The Father', 'Sin olvido', títulos del cine europeo o de autor que no están llamados a tener grandes audiencias pero que contribuyen a sustentar una programación variada en unos cines que están abocados a cambiar sus agendas de continuo.

A todo esto se sumó la semana pasada el anuncio por parte de Disney de que su esperada 'Mulan' (que en mayo, en plena pandemia seguía siendo «la apuesta de Disney para este verano») pasará directamente a su plataforma de streaming, lo que ha provocado una protesta formal y severa por parte de la Federación de Cines de España.

Desde Estados Unidos no llegan mejores noticias para los cines. A comienzos de este mes Universal firmaba un pacto con la cadena de cines norteamericana para que se acorte el plazo en que las películas pasan de los cines al streaming a solo quince días. Esa 'ventana' de protección por la que los cines vienen luchando desde hace años se ve cada vez más acosada, y el empuje de las plataformas de streaming que se han fortalecido durante la pandemia se prevé que sea cada vez más grande.

Los exhibidores españoles no se plantean de momento que ese recorte de la 'ventana' pueda producirse aquí a corto plazo y centran sus esfuerzos en tratar de componer una programación estable y atractiva para los propios meses, y sobrevivir.