Trapu Zaharra, premio a 35 años de teatro de calle

La compañía guipuzcoana de teatro de calle Trapu Zaharra recibirá el primer fin de semana de mayo el premio Ramón Batalla 2017, en el marco del Festival Internacional de Teatro de Vila-real. La distinción que otorga el certamen castellonense desde hace seis ediciones pretende reconocer la trayectoria de la agrupación donostiarra en sus 35 años de vida, por su labor en la promoción y difusión de esta modalidad de arte callejero.

El director de la compañía, el actor Santi Ugalde, se muestra «agradecido» por este reconocimiento, y opina que es «una sorpresa». «Cuando llevas tanto tiempo trabajando y pariendo espectáculos cada dos años, este reconocimiento te aúpa un poco», reconoce, aunque también alude a que «puede llegar un poquito tarde». «Después de 35 años, cuando has estado pasando por momentos más apurados, habría estado bien haberlo recibido como ánimo».

El Festival Internacional de Vila-real, que empezó a celebrarse cinco años después del nacimiento de Trapu Zaharra, y al que la compañía guipuzcoana ha acudido durante este tiempo con diez estrenos, «reconoce su fidelidad a la calle». «No hay muchas compañías, o quizás ninguna, que lleven tantos años obsesionado con la misma tontería», admite Ugalde.

El actor, que saltó a la fama en 'Vaya Semanita' interpretando al personaje de 'Joxepo', es el responsable de la fundación de Trapu Zaharra junto a Txema Ocio. El segundo ya no acompaña a Ugalde en el proyecto, mientras que éste no ve lejos su final. «Pienso que se va acabando poco a poco, no por falta de proyectos o ilusión, sino por falta de ánimo. No tengo tanta caña para estar en la calle, es muy exigente». Por eso cree que este premio es «un poco tardío».

El próximo mayo presentará junto a Mila Espiga en la Feria de Leioa el espectáculo 'Sefini'. «Es un poco autobiográfico», admite el intérprete bilbaíno, y avanza que «igual es el 'se acabó de Santi Ugalde'». «Llevo bastante tiempo anunciándolo, pero me dicen que no soy capaz». La obra cuenta el recorrido de una compañía de teatro que acaba por montar un puesto ambulante de salchichas con el que poder subsistir. Seis 'sketches' componen esta particular «defunción del colectivo teatral». «Podemos contar la crudeza más gorda, pero sin que falte el humor», argumenta Ugalde, aunque matiza finalmente que «espero no acabar vendiendo salchichas en mi vida real».