Coger las lambrettas y a Atotxa a ver la final

Después de 65 años se volvieron a juntar para recordar la final de fútbol Regional que se disputó en el campo de Atotxa de la capital donostiarra el conjunto local del Michelin y el Bergara. Se trata de Tito Zulaika y José Manel Razquin, dos veteranos vecinos de 82 y 84 años respectivamente que, animados por los hijos del segundo, volvieron a recordar cómo fueron los preparativos de aquel domingo 19 de enero de 1958. Se volvieron a vestir como fueron aquella jornada y se acercaron hasta el bar Gure Etxea –lugar donde comenzó toda esta historia– con sus lambrettas (una, original y la otra, prestada) para celebrar el mencionado 65 aniversario.

Según apunta Zulaika, «éramos aficionados habituales del equipo de Regional del Michelin, que ese día disputaba la final para el ascenso a Tercera División Nacional. Nos reunimos en el bar Gure Etxea para tomar café con los amigos y nos dispusimos a acudir a Donostia en nuestras lambrettas. José Manuel llevó de paquete a Manolo Arroyo, que era amigo y vecino mío, y yo llevé a Ina Tellaetxe, otro amigo. Como la jornada era algo especial, el fotógrafo Tomás Fernández nos sacó una foto para la historia. Se notaba que era domingo porque llevábamos corbata. Ina y yo llevábamos unas gorras de lana que las había confeccionado mi madre y José Manuel sé que llevaba una gorra de Michelin, que habrían sacado para la gente para animar en la final».

Razquin prosigue contando que «la verdad que fue improvisado. A modo de cachondeo decidimos acercarnos al partido. Ambos teníamos sendas lambrettas y aprovechamos para acercar a otros amigos al encuentro. Era una tarde que en Lasarte amenazaba lluvia, por eso llevábamos gabardinas. Llegamos a Atotxa sin entradas y tuvimos que hacer cola en taquilla, ya que hubo mucha gente de ambas localidades».

Al parecer, al Michelin no le fue tan bien. Según recuerda Razquin «el Michelin comenzó ganando con un bonito gol de Santxo Unanue». Pero poco le duró la alegría a la parroquia lasartearra, ya que el Bergara, que contaba con un equipazo, le dio la vuelta al marcador y terminó venciendo claramente 1-4. «En su equipo contaban con jugadores de la talla de los Maiztegi y Lasa, que jugaron en la Real, y al final se mostraron muy superiores».

Zukaika añade que «en el Michelin entrenaba Tomás Bardají, y entre sus jugadores estaban sus hermanos y los Urdampilleta, Santxo Unanue, entre otros, muchos de ellos de Oria. De portero jugaba Javier Alcántara, que andaba muy bien y fue uno de los artífices para que su equipo llegase a la final. En concreto en la final se debió de quejar de que en el primer gol encajado no vio el balón, porque le molestó el resol que había en esa tarde en Atotxa».

Estos jóvenes lasartearras eran seguidores del equipo y como bien apunta Razquin «acudíamos a muchos de sus desplazamientos con nuestras lambrettas. Una de las anécdotas vividas fue en el campo de Mutriku. El partido comenzó media hora más tarde porque caían piedras de la ladera al campo. Antes de iniciar el partido ya había bronca con el árbitro. Era un campo muy peligroso, igual que Ondarroa. Por cierto, siempre contaban que a un árbitro lo habían echado al agua en una regata que había entre Mutriku y Ondarroa. Uno de esos colegiados que vivió episodios desagradables fue el propio árbitro local Leandro Romo, que luego llegó a arbitrar en Segunda».

Tras los partidos, y como colofón de la jornada cuentan que esos domingos de partido «lo típico solía ser ir de merienda y acabar en el baile, tanto el que se celebraba en Okendo plaza, en la carretera, o en los pueblos donde se desplazaba el equipo de Michelin».

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