La Sala Menchu Gal se abre a artistas txikis

La exposición de Javier Sagarzazu ha servido para que la Sala Menchu Gal estrenara un programa de talleres infantiles en busca de un público al que hasta ahora no había buscado dirigirse. Entre las obras del artista hondarribitarra, niños y niñas han tenido una oportunidad sumamente especial de acercarse a la creación artística.

La semana pasada fue la joven artista irundarra Itsaso Labari la que dirigió las sesiones de taller. En grupos de seis, los participantes, chicos y chicas de entre 5 y 12 años, asumieron el reto de reinterpretar desde su propia perspectiva, gusto y capacidad, el cuadro de Sagarzazu que más le hubiera gustado. «Antes trabajamos qué es el óleo y qué la acuarela, las diferencias entre las dos técnicas y cómo se usa cada una», explica Labari. «Hicimos un recorrido por la exposición para que identificaran la técnica en cuadro y ahí eligieron cuál era el que iban a reinterpretar después».

Sus obras las realizaron mediante collage, «lo que dificulta que copien el original. Los mayores tienden a hacerlo porque lo que nos enseñan es que cuanto más se parezca nuestra obra al original mejor está. Los más pequeños miran con otros ojos. Al reinterpretar un paisaje de la playa de Donostia, dos niñas de 5-6 años pusieron atracciones porque se veía Igeldo y como en el original había mar, metieron peces porque eso es lo que hay en el mar».

Labari asegura que el resultado de las reinterpretaciones fue «interesantísimo», pero las obras no eran, en sí mismas, el objetivo del taller. «Buscaba que aprendieran a diferenciar óleo y acuarela y que disfrutaran mirando una exposición, que les pareciera algo interesante y divertido». Al término de las tres sesiones que desarrolló daba el objetivo por cumplido. «He terminado con buenísimas sensaciones», aseguraba la artista.

Con métodos diferentes pero similares objetivos, esta semana Miren González Goikoetxea, de Marte Sorkuntza Laborategia, se ha encargado de los talleres en la Sala Menchu Gal. «De todo lo que podríamos haber tratado en una exposición de Javier Sagarzazu, he elegido el camino de la abstracción. Enseñar a los niños a ver las partes abstractas de los cuadros de Javier. Es un paisajista, pero lo figurativo es sólo una parte de sus cuadros y gran parte de ellos son pura abstracción».

Un juego de pistas sirvió para que el grupo recorriera la exposición en busca de seis cuadros «y tenían que pintar un cachito de la parte abstracta de cada obra; formas y colores. En la segunda parte del taller, recortaron esos seis papeles que habían pintado «y con todas esas piezas hicieron una composición. El resultado será el que sea, pero lo que me parece interesante es la experiencia. Que hagan una mirada hacia la abstracción, que es algo a lo que no están acostumbrados; que entiendan que no pasa nada por cortar lo que han pintado y reordenarlo de otra forma. Y que se lo pasen bien, sobre todo eso», señala Miren González.

En ese sentido, «estoy muy contenta de cómo ha sido la experiencia y cómo han reaccionado los participantes. Cuando vas con una propuesta nueva para niños nunca sabes cómo va a salir y ésta ha resultado», comenta. «Han entrado al juego».

Tanto los participantes como sus padres y madres también valoran muy positivamente los talleres. «Se lo han pasado genial y han aprendido conceptos de arte que a estas edades nadie se los explica», comentaba la ama de Lide Martín, una de las participantes. «Me ha parecido una buenísima idea y animo al Ayuntamiento a plantearse seguir con estos talleres con las futuras exposiciones que haga en esta sala Menchu Gal».