«Ya estamos recogiendo historias diferentes»

El pasado día 13 abrió sus puertas la Oficina Municipal de Memoria Histórica, un despacho en las instalaciones del Archivo Municipal, bajo los jardines de la villa Ikust-Alaia. Los lunes y miércoles, con cita previa, el técnico de Memoria Histórica, Aitzol Arroyo, recibe allí a ciudadanos que quieran dejar testimonio, asesorarse para sus investigaciones o prestar o legar objetos (básicamente documentos, pero de cualquier tipo), todo ligado con el Irun y los irundarras de los años de la Guerra Civil y la posguerra. «Es el periodo sobre el que gira este proyecto, aunque estamos abiertos a sucesos anteriores o posteriores porque al final muchas cosas están relacionadas», apunta el delegado del área, Santi Jiménez.

La apuesta por ese momento concreto de la historia se debe a que «tenemos que aprovechar ahora para recoger testimonios o ya no llegaremos. De hecho, ya vamos tarde», advierte.

La oficina se ha puesto en marcha con el objetivo de «llenar los huecos» que dejó la guerra y la dictadura posterior, historias que se han quedado sin contar, que no se han llegado a conocer. «Desde la primera semana hemos estado a tope y ya estamos recogiendo varias historias diferentes», afirma Aitzol Arroyo. De momento han sido sobre todo «primeros contactos con personas que quieren dejar testimonio de lo que les pasó o de lo que conocen». Habrá nuevas sesiones con todas ellas para ir definiendo sus testimonios de manera que se puedan acabar recogiendo «en un documento audiovisual. Esa es la idea, tenemos incluso una empresa contratada para hacer los vídeos», comenta Jiménez, «pero, obviamente, se hará de la manera en la que a cada persona le resulte más cómodo. Lo que nos gustaría, el objetivo que tenemos», añade, «es que a comienzos de 2023 podamos organizar una exposición en la que mostremos esos testimonios y presentemos una investigación finalizada sobre lo ocurrido en Irun en esos años».

Por eso es importante también esa otra vertiente de la oficina como punto de recogida de documentos y de objetos. «Nos interesan cartas de familiares desde prisión, fotos de la época, certificados de salida de la cárcel, sumarios de los juicios...». Arroyo explica que esos materiales se escanearán y se devolverán a sus propietarios y que son «importantes» para ajustar la narración de los hechos ocurridos.

A través del SAC (010 ó 943 50 51 52) se puede reservar la cita para acudir a la oficina. «Esperamos que la demanda de la gente para venir vaya a más. Somos conscientes de que en este mes y medio desde que lo anunciamos, con las vacaciones de por medio, muchas personas no se han llegado a enterar aún de que esto está en marcha».

El Servicio de Memoria Histórica está en ciernes. «Aitzol apenas lleva dos meses trabajando. Así que estamos muy contentos de haber podido abrir la oficina y de haber sacado adelante la Semana de la Memoria Histórica y de que tuviera tan buena acogida por parte de la gente», asegura Jiménez. «Para los próximos años queremos repetir esa propuesta y hacerla mejor, con más tiempo y contando con las dos asociaciones memorialistas que hay en la ciudad», Kepa Ordoki y la Asociación Republicana Nicolás Guerendiain.

Con ellas también se han iniciado contactos desde el área de Memoria Histórica. «Es importante que colaboremos y además ya han hecho mucho trabajo de recopilación de testimonios y de documentación». Hay precedentes de colaboración como la moción de Kepa Ordoki Elkartea que motivó la entrega de un tramo de la antigua barandilla del puente Avenida a la Fundació Lluis Companys «y que tendrá continuidad en octubre con una placa dedicada a Companys que se va a colocar en el puente».

Ésa y otras actividades y homenajes en fechas señaladas irán complementando a lo largo del año las dos referencias principales del área de Memoria Histórica, la Semana y la Oficina. Ésta última se mantendrá abierta hasta la exposición recopilatoria en 2023 y «entonces decidiremos si procede que siga funcionando», anuncia el delegado.