Salida. El tren parte de la estación de Saint Ignace. situada en la localidad de Sara, cada cuarenta minutos. FOTOS A.D.C.

Los 100 años del tren de Larrun

Atractivo turístico. Hace un siglo comenzó a funcionar el tren de cremallera que, en 35 minutos y a 9 kilómetros por hora, logra superar las fuertes pendientes para alcanzar la cima del monte

Alicia del Castillo

Baztan/Bidasoa

Sábado, 21 de septiembre 2024, 02:00

El coqueto tren que sube hasta la cima del monte Larrun (Larun-La Rhune) cumplió en junio sus 100 años de vida. Al coincidir la ... efeméride con las elecciones galas, las celebraciones se pospusieron hasta este fin de semana. Tendrán lugar en Urruña, Sara y Bera. También iban a organizarse este domingo en la cima de la mítica montaña, considerada, a pesar de su porte solitario, como parte de los Pirineos, pero se han tenido que suspender por el mal tiempo.

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Es mejor elegir un día despejado y de buena visibilidad para tomar el tren de La Rhune. Con una panorámica de 360 grados, se puede contemplar la cordillera pirenaica, tierras guipuzcoanas, navarras y bajonavarras, así como el litoral guipuzcoano y francés, incluso, hasta las Landas.

El convoy parte de la estación del col de Saint Ignace, en Sara, cada cuarenta minutos. La subida dura unos 35 minutos, a una velocidad de 9 km/h, perfecta para disfrutar del paisaje. El ferrocarril tiene una capacidad máxima de 150 personas, 60 de ellas sentadas y 15 de pie en cada uno de los dos vagones. Para mover tanto peso en una pendiente del 27% en su punto cumbre, dispone de dos motores de 160 caballos cada uno, además de una corriente eléctrica de 3.000 voltios.

«Eugenia de Montijo estableció en Biarritz su corte de verano y en 1859 visitó Larhune; la zona se potenció turísticamente»

Fernando Mikelarena

Doctor en Historia, Univ. Zaragoza

Desde él se pueden ver en las laderas, ovejas manexas, pottokas y también buitres surcando los cielos. Los vagones son especiales. Los trenes (no hay una única unidad, sino cuatro, y se cruzan en un punto habilitado en el camino), que se han ido renovando con el paso de las décadas, siguen utilizando los mismos materiales que en 1924: el techo es de pino de los Pirineos; el suelo, de pino de las Landas; las láminas, de castaño de Ariège; y la plataforma, de iroco. Cada temporada suben a ellos unas 350.000 personas, por lo que todos los años se desmontan, revisan y ponen a punto de forma artesanal.

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Origen

Siempre se cuenta que Larrun se puso de moda por el interés de Eugenia de Montijo, esposa del emperador Napoleón III, que veraneaba en Biarritz. La emperatriz consorte hizo una excursión a la cima en 1859 y un año después se instaló en la cumbre el obelisco de granito en su honor, que aún permanece allí.

El historiador beratarra Fernando Mikelarena va más allá. «En aquellos años el País Vasco francés se había erigido como un destino turístico importante y Larhune surgió como un lugar al que acudir para disfrutar de las vistas tan incomparables. Eugenia de Montijo estableció en Biarritz su corte de verano. En 1859, fue a Larhune, en una cabalgadura. Pudo haber sido una mera anécdota, pero toda la zona se potenció enormemente como destino turístico de ricos. Los números lo dejan claro: en 1879 Biarritz tenía 16.000 turistas que pasan a ser 45.000 en 1913 y en 1921, 70.000, entre los que había muchas celebridades».

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Con todo ese turismo, se comienza a barajar la construcción del tren, las obras comenzaron en 1912 y tuvieron que paralizarse dos años después y hasta 1919 por el estallido de la Primera Guerra Mundial. El 25 de abril de 1924 se inauguró el primer tramo, partiendo del col de Saint Ignace, en Sara (a 12 kilómetros de San Juan de Luz), y muy poco después, el 30 de junio, el tren llegó hasta la cima. El éxito de la infraestructura propició que en 1928 se abriera en la cumbre el primer local de hostelería, el Café Capdupuy, al que fueron siguiendo nuevas ventas. Hoy en día hay tres, Larrun Gain, Udako Etxea y Larungo Kaiola, las tres en terreno perteneciente a Bera, que siguen propiciando un acogedor buen ambiente arriba cuando llega el buen tiempo. Además, en la cima se suelen celebrar eventos singulares, como liberación de aves rapaces o jornadas musicales, sobre todo en los días de verano, cuando la cima suele estar bastante concurrida. A ella se puede llegar también a pie desde Bera, por ejemplo.

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