Eibar

Eibar, sede histórica de la pelota mano

Pocas ciudades tienen el honor de ser un emblema dentro de la pelota mano. En el caso de Eibar, lo es desde hace más de un siglo gracias a un frontón que, durante años, ha servido como remanso para los trabajadores locales. De ahí le viene el nombre de Astelena, de esos lunes complicados tras los desfases del fin de semana. Un alivio para el pesar del obrero que, con una cartelera atractiva, llenaba las 1.159 localidades con las que contaba por aquel entonces. Fue durante varios años el único lugar cubierto y de amplitud –aunque en principio no iba a estar techado, se construyó meses después de su inauguración–, donde además de este deporte de piedra y pared se celebraron pruebas de herri kirolak, combates de boxeo, conciertos, etc.

Pero el nombre de Catedral de la pelota mano se lo ganó a pulso durante el siglo XX, y con idas y venidas, la Guerra Civil, remodelaciones, cambio de dueños y hasta su clausura del espacio, el frontón ha sobrevivido hasta llegar a los 120 años de historia.

Es considerado una de las sedes históricas de la pelota mano en Gipuzkoa, y son bien conocidos sus partidos por ese ambiente tradicional, algo que cada vez, ya sea por las empresas o por el cambio de los aficionados, se ve menos. Puede ser, con sus apuestas y silencio casi sepulcral, uno de los últimos lugares donde el respeto por los pelotaris es palpable. Una experiencia cercana a la de entrar en un templo, donde los cátedras rivalizan contra la imponente pared.

Si no se hubiera impuesto la ley antitabaco de 2011, todavía podría retrotraerse al ambiente clásico, el picor de ojos y garganta de los humos de los puros.

Sin embargo, a pesar del sobrenombre tan laureado, no alberga una final de este deporte desde hace varios años. Sí que ha sido sede de semifinales y cuartos de final de los grandes torneos, pero la cita grande se ha reservado en la actualidad a frontones con capacidades mayores como el Bilbao Arena o el Navarra Arena, que superan los 1.350 de aforo actuales de la catedral, llegando a los 3.000 asientos. Los festivales de San Juan, San Andrés y Navidad en el Astelena, dentro de las fiestas de la ciudad, dan un mayor atractivo, pero donde también destaca es en su apartado formativo y de aficionados. Y es que sumando los partidos del fin de semana y la cartelera de los jueves, el frontón eibarrés supera con creces los cien enfrentamientos anuales.

Ya con titularidad municipal, el Ayuntamiento acometió en 2022 la reforma del frontón, que posee desde entonces un aire renovado, sin perder su distintivo característico. La fachada de estilo modernista se mantiene prácticamente intacta, dándole ese encanto propio que traslada a los pelotazales a los mejores años de este deporte. Esta se reformó cuando el bloque de viviendas contiguo al frontón se rehabilitó para convertirse en Andretxea, la Casa de la Mujer de Eibar.

El Consistorio, con 157.109,67 euros de presupuesto, que de aquel coste el 46% fue subvencionado por la Diputación, recibió la mejora del equipamiento deportivo con una nueva entrada, con un imponente Akarregi dando la bienvenida a quienes acceden a la Catedral de la pelota mano –dentro, al lado del frontis, está la figura de Gallastegi–, nuevo hall y vestuarios masculino y femenino, una sala para el arbitraje, zona de fisioterapia y diversos almacenes. Así, se dio una mejor distribución del interior.

El cambio no agradó a todos los usuarios, sobre todo a los pelotaris, ya que el gran vestuario se pasó a dos menores, teniendo que repartirse entre ambos espacios. Ese momento de hermandad y confianza entre jugadores se pierde en favor de los servicios, un atractivo que si bien el aficionado no nota, el manista echa de menos. Con todo, este patrimonio histórico eibarrés sigue en pie como frontón emblemático de la pelota mano en Gipuzkoa, que es y será uno de sus mayores exponentes.