Oñati

La gran familia del fútbol no deja de crecer

Dice el tópico que una imagen vale más que mil palabras y estas dieciséis fotografías lo evidencian. La gran familia futbolística del Aloña sigue creciendo y consolidando el peso del fútbol femenino. Hace una década había que hacer encaje de bolillos para poder formar dos equipos, y en la campaña 2024/25 habrá cinco, dos de ellos en alevines. Oñati no es ajena al boom del fútbol femenino, y si en el sénior se sigue apostando por la entente con la UDA y Arizmendi, bajo la elástica verde de Debagoiena, en la base hay futuro y muchos referentes que se curtieron en el Aloña en las que fijarse: Elene Guridi, Eider Egaña, Ane Isasisasmendi, Maren Arabaolaza, Elene Aldekoa...

La cantera femenina está dando muchas alegrías al club y el presidente Jabi Azpiazu lo remarcaba en la sesión fotográfica que los 15 equipos de fútbol-base del Aloña, sus cuadros técnicos, y la escuela de fútbol, compartieron el viernes en Azkoagain de cara al calendario de navidad.

«Es un orgullo ver a Guridi jugando en la Real y que haya txantxikus en distintas categorías de la propia Real, el Eibar o el Alavés. El fútbol femenino nos está dando muchas satisfacciones, la más reciente la convocatoria de la infantil Maialen Mendizabal con la selección infantil de Gipuzkoa», relataba.

Para el 'presi' la cita fotográfica suele ser un día muy especial al agrupar al presente y sobre todo al futuro del club, y este año más si cabe por la celebración del 75 aniversario. «Estamos orgullosos de contar con una masa deportiva de medio millar de futbolistas. Hay alrededor de 300 en competición en 15 equipos y como sostén alrededor de 200 niños y niñas en Futbol Eskola. Algo que no sería posible sin la estructura técnica que sustenta los equipos (cerca de 80 entrenadores, delegados y colaboradores...) a quienes hay que agradecer su labor».

Queda una larga temporada en la que disfrutar y también sufrir compitiendo, con garra, ilusión, compañerismo y esfuerzo, celebrando los triunfos y digiriendo las decepciones. Y en este último capítulo, la situación de las instalaciones, es la que genera mayor desencanto. «Seguimos igual de cojos», sentenciaba Azpiazu.