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Álvaro Morte Se convierte en Juan Sebastián Elcano «Asumir riesgos es fundamental para sentirte vivo. Si no te arriesgas, te marchitas»

Quinientos años después de la primera vuelta al mundo, el actor andaluz encarna al autor de aquella gesta: Juan Sebastián Elcano. En su entrevista más íntima, habla con ‘XLSemanal’ de la serie ‘Sin límites’, su nueva epopeya televisiva, de cómo gestionar la fama siendo padre y del lado más oscuro de su personalidad.

Sábado, 04 de Junio 2022

Tiempo de lectura: 12 min

Álvaro Morte ve su cara en tamaño XL cubriendo un edificio de la Gran Vía madrileña y se le desatan los recuerdos. «Me impresiona verme ahí –confiesa–. Me recuerda cuando llegué desde Algeciras con una mano delante y otra detrás, soñando con triunfar y hacer, quizá, una película en Hollywood».

El sueño pronto se dio de bruces con la realidad. «Y la realidad es que celebrabas como un gran logro conseguir un papelucho de lo que fuera». Pasó, dice, dos décadas picando piedra, llegando muchas veces con dificultad a fin de mes. Hasta que, de repente, el bombazo.

Morte es hoy un actor conocido en todo el planeta gracias a La casa de papel, catapulta que lo lanzó a una celebridad global. Por eso apenas ha tenido vacaciones en cinco años, encadenando proyectos a los que es difícil resistirse. Meterse en la piel de Juan Sebastián Elcano, el navegante español que dio la primera vuelta al mundo, es el último de ellos.

La serie Sin límites (estreno: el 10 de junio en Prime Video) relata aquella gesta –iniciada por Fernando de Magallanes y culminada por Elcano–, de la que el próximo 6 de septiembre se cumplirán quinientos años. Fascinado por su personaje, Morte revela a XLSemanal las claves de su aproximación al mismo mientras reflexiona sobre la fama, la paternidad o la política y explica cómo arregló cuentas con el lado oscuro de su personalidad.


XLSemanal. ¿Qué responsabilidades se asumen al aceptar un personaje histórico como Elcano?

Álvaro Morte. Yo me he sentido muy libre, la verdad. Después, claro, de empollarme todo sobre él.

XL. Se dice que Elcano era muy católico y devoto, pero en la serie es, más bien, todo lo contrario.

Á.M. Es que me he cargado todo eso porque no lo veo así. Dejó parte de su fortuna a varias iglesias y de ahí se concluye que era muy devoto. Pero lo dudo.

XL. ¿En qué basa sus dudas?

Á.M. Creo que siguió un patrón como el de Lope de Vega, gamberro, mujeriego, juerguista que, tras  pasarse la vida guerreando, se hizo cura al final de sus días para expiar sus pecados. Además, me parecía más adecuado hacerlo desde un sitio relajado porque es una serie para toda la familia, con espadas, batallas y grandes aventuras.

XL. ¿Será la primera serie suya que verán sus hijos?

Á.M. Ah, sí. Me apetecía hacer, por fin, algo que pudieran ver porque los mellizos tienen 7 años y La casa de papel, El embarcadero, The head o La rueda del tiempo como que no [se ríe]. Pero esto es como las pelis de Burt Lancaster y Errol Flynn con las que crecí, cuando jugaba a ser pirata.

XL. Ha regresado a la infancia...

Á.M. ¡Totalmente! Recuerdo un WhatsApp que le envíe a Blanca, mi mujer, en pleno rodaje: «Acabo de hacer una escena en la que he dicho: '¡Zafarrancho de combate! ¡Al abordaje! ¡Todos a sus puestos! ¡Levad anclas!', y todas esas cosas [se ríe]».

«Eres un árbol y, cuanto más fuerte sea tu raíz, más sano creces. Eso para mí es recordar cuando vivía en un piso de mierda»

XL. Estamos en el quinto centenario del viaje de Elcano. ¿Se está celebrando como debe?

Á.M. Para nada. De haber sido británico, Elcano sería una figura de talla mundial. Valoramos poco nuestra Historia. Completó la primera vuelta al mundo, demostró que la Tierra es redonda, cambió para siempre la navegación, el comercio… Todo eso lo hizo un español. De Guetaria. Fue la mayor gesta de la historia hasta que el hombre pisó la Luna, pero no se habla mucho de Elcano.

XL. ¿Cómo era la mente del navegante del XVI?

Á.M. Lo más fascinante es que pensaban –y hay quien aún lo piensa– que la Tierra era plana. Imagina lanzarte a un viaje en el que puede que el mar se te acabe… Las opciones, se creía, eran caer al vacío o seguir flotando en la nada. Y todos aquellos marineros asumieron eso. ¡Es la leche!

XL. ¿Comparte con Elcano algún rasgo de personalidad?

Á.M. La empatía, espero. Elcano era capaz de ponerse en la piel del otro, que es algo que yo intento hacer en mi vida. En el siglo XVI actuó como un líder ecuánime y democrático. A su tripulación le dio la posibilidad de elegir: seguirle a bordo de la nao Victoria o regresar por donde habían venido en otro barco. Es una forma muy moderna de pensar.

XL. Tampoco es que vayamos sobrados de empatía en el mundo actual...

Á.M. La verdad es que no. La empatía es la clave de la convivencia, pero hay cada vez más políticos que promueven el enfrentamiento, el odio… Y mucha gente apoya lo que Putin está haciendo en Ucrania. La empatía es necesaria en la sociedad y hoy cotiza a la baja. Es una advertencia. Algo debe cambiar.

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La importancia de apellidarse Morte. Nacido en Algeciras, Álvaro Morte se llama, en realidad, Álvaro Antonio García Pérez. «Tomé prestado el apellido de una amiga mía, María Morte. Llevaba un tiempo pensando en cambiármelo y la verdad es que, en cuanto lo hice, empecé a conseguir más papeles».

XL. La serie Sin límites arranca con esta frase: «Un hombre no debe perseguir más que la luz de la sabiduría, aunque para ello se enfrente a la oscuridad que habita en su interior». ¿La suscribe?

Á.M. Sí, claro, debes sumergirte en tu lado oscuro para conocerte mejor y saber a qué te debes enfrentar. Asumir riesgos es fundamental para sentirte vivo. Necesitas cierto descontrol para descubrir cosas nuevas y luego reequilibrarte. Pero si no te mueves y arriesgas estás perdido, te anclas y te marchitas.

XL. Superó un cáncer, ¿qué lecciones extrajo de aquella oscuridad?

Á.M. Me ayudó a definir prioridades, a no dar el brazo a torcer si lo que me ofrecen no es justo. Se te ordena la cabeza. Es una oportunidad de conocerte mejor. Hoy, el único miedo que tengo es que les pase algo a mis hijos... Bueno, y bañarme en altamar [ríe].

XL. Ya cerca de los 50, ¿ha identificado algún lado oscuro en su interior?

Á.M. Lo tengo, como todos, pero creo que lo he ido limpiando, de lo cual me siento muy orgulloso. He luchado contra la pereza y la desidia, he trabajado para combatir ciertos complejos e inseguridades. Pero, ojo, no intento ser una versión perfecta de mí mismo, solo mejorar un poquito. Aunque igual me he pasado de frenada [se ríe].

XL. ¿Qué quiere decir?

Á.M. Que pasé de ser perezoso a ser un workaholic de la hostia. En cinco años he tenido una semana de vacaciones, en mi adorada Lanzarote. Poco más.

"En el funeral de mi padre se me acercó un tipo y me dijo: 'Supongo que no es buen momento, pero ¿nos hacemos un selfi?'. No me lo podía creer"

XL. ¿Se le quejan sus hijos?

Á.M. Pues sí, pero cuando los veo estoy a tope con ellos. Parece que este verano tendré descanso, que me apetece mucho. A no ser que mañana suene el teléfono y... [se ríe].

XL. ¿Tener hijos fue un punto de inflexión en esa limpieza de la oscuridad personal?

Á.M. Sin duda, porque te aportan mucha luz. Te hacen reflexionar mucho sobre ti mismo y, al mismo tiempo, se convierten en lo más importante de tu vida. En cierto modo, incluso, dejas un poco de existir [se ríe]. Y te aportan también mucha estabilidad emocional.

XL. ¿Para lidiar, por ejemplo, con la fama exagerada?

Á.M. Por ejemplo, sí, porque cuando estalló lo de La casa de papel yo llegaba a casa, me tumbaba en el suelo con ellos, jugábamos, me pintaban la cara y todo lo demás desaparecía. Me han ayudado a conservar la salud mental [se ríe].

XL. ¿De qué modo ese estallido de fama marcó el modo de criarlos y educarlos?

Á.M. Bastante porque la fama implica un montón de retos ante situaciones muy particulares, aunque, bueno, para nadie es fácil educar a sus hijos. La cuestión, sea cual sea tu vida, es identificar cuáles son las circunstancias y retos de tu familia y, a partir de ahí, intentar hacerlo lo mejor posible.

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Llegar y besar el santo.«La verdad es que entré con buen pie en la profesión. Hice las pruebas para la Escuela Superior de Arte Dramático de Córdoba y unos días después, cuando fui a ver si me habían cogido, se me acercó un profesor y me dijo: «Tengo un papel para ti en Don Juan Tenorio». Yo miré alrededor pensando que le hablaba a otra persona. Y entonces añadió: «Por cierto, estás dentro».

XL. En su caso, ¿qué retos ha implicado la fama?

Á.M. Bueno, mis hijos están hartos de que la gente me pare para hacerse selfis. Eso no les pasa a sus amigos. Y les digo que el trabajo de papá no es más importante que el de los demás, aunque a ellos no los paren por la calle. Intento hacerles entender que papá, ante el público, es como si fuera otra persona.

XL. ¿Como si tuviera una doble vida?

Á.M. Pero sin ser secreta. Álvaro Morte es ese que actúa, sale en la tele, le hacen fotos y demás, y luego está papá. Para un niño no es sencillo asimilar algo así. Y luego hay muchas cosas que ya no podemos hacer. Hay ciertos límites que la gente debe entender.

XL. ¿Lo dice por alguna situación concreta?

Á.M. Por varias, pero recuerdo una con un chico que se me acercó en la playa. Le dije, lo más cortés posible, que estando con mis hijos –y eso es sagrado– nunca me hago fotos. Pero insistió: «Venga, hombre, solo es una foto». Se lo volví a explicar, se fue y a los tres minutos ya había tuiteado: «Se me acaba de caer un mito».

XL. ¿Y los demás tuiteros le dieron la razón?

Á.M. Al contrario, se lo comieron vivo. Porque el chaval explicaba en su tuit que yo me había negado por estar con mis hijos. Le lanzaron tantos reproches que al final, a regañadientes, admitió su error. Reconforta saber que todavía hay algo de cordura en Twitter.

XL. ¿Ha sido lo más irrespetuoso que ha vivido?

Á.M. No. En el funeral de mi padre se me acercó un tipo y me dijo: «Supongo que no es buen momento, pero ¿nos hacemos un selfi?». No me lo podía creer.

XL. ¿Y también tuiteó luego que se le caía un mito?

Á.M. [Se ríe]. Quién sabe. De todos modos, lo que peor llevo es que me hagan fotos sin permiso. Eso rompe por completo tu intimidad. Yo he desarrollado ojos en el cogote y percibo todo a mi alrededor.

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Rodar a toda costa.«Ha sido el rodaje más duro de mi vida. Tormentas, olas gigantes, batallas navales, luchas de espadas en el reducido espacio de una nao, gritos sin fin... Me pasaba el día empapado. Rodamos en Huelva, Navarra y Gipúzkoa; simulamos Tierra de Fuego y la Patagonia en la playa de Azkorri, en Bizkaia, y Filipinas y las Molucas en República Dominicana.  Y el barco estaba en IFEMA, en Madrid, rodeado de un croma gigante».

XL. ¿Le inquieta que alguien se obsesione con usted?

Á.M. Un poco. Recuerda que un fan atacó a la actriz Sara Casasnovas; y otro amenazó a Candela Peña y su hijo... ¡Terrible! Las redes sociales y los móviles han eliminado la distancia con los fans.

XL. Muchos famosos, por otro lado, te cuentan lo que comen, dónde compran, con quién están, presumen de casa… Se exhiben.

Á.M. Es cierto, tienen parte de responsabilidad por esa ruptura de la intimidad. Por eso yo publico poco. Decía Jude Law que hay que mantener el misterio...

XL. Tomó el apellido Morte de una amiga. ¿Nunca le pidió royalties?

Á.M. De momento, no [se ríe]. Es de mi amiga María Morte. La quiero mucho. Y es curioso porque mi carrera mejoró en cuanto me lo cambié. Yo soy Álvaro Antonio García Pérez. Había que cambiarlo.

XL. ¿Cómo sucedió ese cambió?

Á.M. Tomando algo en Chueca. Llevaba un tiempo dando vueltas al asunto del apellido y ese día supe que María era Morte. Fue como: «Hostia, Álvaro Morte suena muy bien». Algunos me dijeron: «¡Estás loco! Pero si Morte es 'muerte' en gallego. ¡Ponte Álvaro Vida!».

XL. ¡Álvaro Vida! ¿En serio?

Á.M. Tal cual [se ríe]. Y puede que lo pienses la primera vez, pero al final se impone la sonoridad, ¿no? Fue de las mejores decisiones de mi carrera.

XL. Cuando renueva el DNI, ¿qué le dicen?

Á.M. El policía en cuestión me mira extrañado. «¿Tú no eras Álvaro Morte?». Les explico y entonces me susurran: «Por cierto, me encanta su serie» [se ríe].

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Un héroe para toda la familia. «He intentado hacer un Elcano muy agnóstico, gamberro y macarra. Un personaje para toda la familia. No buscaba hacer un tipo que fuera héroe desde el principio. Porque, en realidad, no tenía ni idea de dónde se estaba metiendo. Ni él ni el resto de los hombres de la expedición podían siquiera imaginar que pasarían tres años navegando y que darían la vuelta al mundo»

XL. ¿Cuál es el mayor obstáculo que ha enfrentado para dedicarse a esto?

Á.M. La falta de estabilidad económica. Lo que afecta, por supuesto, a tu estabilidad emocional. He tenido unos cuantos momentos de no saber cómo iba a pagar el alquiler. Lo milagroso es que al final siempre acababa entrando algo. Por otro lado, esta profesión es un examen constante. Todos te dicen todo el rato si lo haces bien o mal. Y eso genera mucha inseguridad.

XL. La estabilidad económica está garantizada, ¿no?

Á.M. Mejor ahora, claro [se ríe], pero es que el éxito me llegó con 40 años. ¡Que yo antes también existía, ojo! Lo bueno es que vivir ciertas penurias te proporciona cordura y raíces cuando el éxito te llega. Eres un árbol y, cuanto más fuerte sea tu raíz, más sano creces. Y eso para mí es acordarme de cuando vivía en un piso de mierda en La Latina y me tenía que buscar la vida como fuera.

XL. ¿Hizo de pastorcillo en el colegio?

Á.M. Jamás. Cuando les dije a mis padres que me iba a dedicar a esto, alucinaron. Nunca había dado señales.

"Jamás hice de pastorcillo en el colegio. Cuando les dije a mis padres que me iba a dedicar a esto, alucinaron. Nunca había dado señales"

XL. Iba para ingeniero. ¿Cómo se le metió el virus de la interpretación en el cuerpo?

Á.M. Te confieso que aún no sé bien qué me pasó. Fue un día en Las Palmas de Gran Canaria. Yo estaba estudiando Teleco e iba con un amigo por la calle. En una tienda vi un cartel que anunciaba un casting para un cortometraje, me quedé mirándolo y le dije a mi amigo: «Hostia, un casting». Y mi amigo, Jose, que nunca me había oído hablar de actuar ni nada parecido, alucinó. El caso es que pregunté, me dijeron que ya habían terminado y me cagué en la puta.

XL. Pero...

Á.M. [Se ríe]. Sí, el caso es que, al poco, pasamos por una terraza y percibí que en una mesa hablaban de aquel casting. No sé qué me pasó, pero me acerqué, me invitaron a sentarme y conseguí hacer la prueba. Fue la peor prueba de la historia de las pruebas [se ríe], pero hice el corto. Y así empecé a frecuentar ese círculo, se me metió el gusanillo, dejé Teleco y me fui a Córdoba a hacer Arte Dramático. El resto es historia.

«Elcano realizó la mayor gesta de la humanidad hasta que el hombre pisó la Luna», subraya Álvaro Morte. Y no exagera. Liderada por el portugués Fernando de Magallanes, la idea era buscar un paso entre el Atlántico y el Pacífico para abrir una ruta comercial hacia las islas de las Especias (hoy, Molucas) que evitara las costas africanas, en manos de Lisboa. Cinco naves con 239 hombres partieron de Sanlúcar de Barrameda el 20 de septiembre de 1519. Más de un año después, el 28 de noviembre de 1520, cruzaron el estrecho de Magallanes. Pasaron entonces tres meses sin tocar tierra, azotados por el hambre y el escorbuto, hasta alcanzar la actual Guam, en las islas Marianas. Al de diez días llegaron a la actual Filipinas, donde murió Fernando de Magallanes luchando contra un líder indígena. Poco después, Elcano era elegido capitán. En lugar de regresar por el Pacífico, decidió navegar hacia el oeste por el Índico y, sin tocar tierra para evitar los puertos africanos, en manos lusas, concluyó la primera vuelta al mundo de la historia el 6 de septiembre de 1522. De cinco naves que partieron tres años antes, solo quedaba una, la nao Victoria, con apenas 18 hombres a bordo.

Etiquetas: actores españoles