Borrar
Mi hermosa lavandería

'Ask E. Jean'

Isabel Coixet

Viernes, 05 de Diciembre 2025, 10:34h

Tiempo de lectura: 3 min

En Ask E. Jean, la directora Ivy Meeropol se propone algo mucho más profundo que narrar un caso judicial. La película podría haberse quedado en la cómoda superficie del escándalo: la denuncia de E. Jean Carroll contra Donald Trump, la ignominia de éste, los insultos, la maquinaria mediática. Pero Meeropol decide mirar en otra dirección: devolverle a Carroll su lugar en el mundo no como víctima, sino como una mujer brillante, con un sentido extraordinario del humor y con una voz propia que se negó siempre a ser domesticada.

Ninguna gran plataforma quiere comprarlo. No Netflix, no Prime, no Max. Silencio. Reuniones cortas, correos amables, puertas cerradas. Uno se pregunta: ¿de qué tienen miedo?

Quien leía, como yo, su columna de consejos en Elle lo sabe. E. Jean respondía a las dudas de lectoras como quien conversa con amigas inteligentes: sin moralinas, sin clichés, sin paternalismos. Escribía como quien se entiende a sí misma y entiende a los demás: con ironía, energía y, sobre todo, con una profunda libertad. Sus columnas no buscaban redimir a nadie ni convertir los problemas en meras lecciones sobre la superación personal. Eran consejos reales, a veces incómodos, a veces desarmantes, siempre auténticos.Era, sin discusión, lo mejor de la revista. Esa autenticidad se convirtió en anatema cuando E. Jean Carroll se atrevió a llevar a Trump a los tribunales por violación y éste tuvo la desfachatez de decir que ni la conocía ni «era su tipo». De pronto, décadas de profesionalidad, talento y curiosidad se borraron con un clic. Elle le retiró la columna, como si la mejor respuesta al abuso fuera el silencio, y su correo se llenó de insultos y crueles amenazas. Meeropol filma este acoso con elegancia. No hay sensacionalismo, sino un pulso firme y discreto que acompaña a Carroll mientras reconstruye su vida en torno a su propia dignidad. La directora parece decirnos: antes de que el mundo la convirtiera en trending topic, antes de que los trolls del universo MAGA la redujeran a un hashtag, E. Jean Carroll era una escritora que enseñaba a las mujeres a hacerse preguntas mejores. Y lo sigue siendo. Hay inteligencia y empatía en el filme, que consigue hacernos entender cómo es posible reconsiderar hechos que ocurrieron hace años en nuestra vida y que en su momento decidimos barrer bajo la alfombra. Y también emociona cuando la protagonista descubre hechos dolorosos sobre sí misma. El más duro es el hecho de que, después del ataque de Trump, descartó el sexo en su vida. La paradoja, o quizás la obscenidad de nuestro tiempo, llega cuando el documental está terminado. Ninguna gran plataforma quiere comprarlo. No Netflix, no Prime, no Max. Silencio. Reuniones cortas, correos amables, puertas cerradas. Uno se pregunta: ¿de qué tienen miedo? ¿De una mujer que habla con serenidad? ¿De veredictos judiciales que dicen, con una contundencia que no admite florituras, que Trump es responsable y debe pagarle 83 millones de dólares? ¿O de la posibilidad de que, al escuchar a Carroll, más mujeres decidan dejar de callarse?

Meeropol no ofrece respuestas obvias. No necesita más que mostrar un momento del juicio: al mostrarle una fotografía, Trump, que afirma no conocer a E. Jean, la confunde… con Marla Maples, ¡una de sus exmujeres! 

Ask E. Jean nos recuerda que el mundo no debería girar solo en torno a lo que los poderosos nos hacen, sino también a aquello que seguimos escribiendo, diciendo, preguntando pese a quien le pese. Y que el silencio de las plataformas no deja a Meeropol y a E. Jean en la intemperie: las deja a ellas expuestas ante una pregunta incómoda que, tarde o temprano, tendrán que responder.​​​​​​​​​​​​​

MÁS DE XLSEMANAL