El «gran esfuerzo» tras unas notas extraordinarias

Estudiar una carrera universitaria es, para muchos, como una maratón. Una carrera de fondo en la que algunos participantes terminan desistiendo por su dureza, pero en la que otros logran terminar con resultados asombrosos. Extrapolándolo a términos académicos, este sería el caso de cuatro expedientes académicos de gran brillantez de la UPV el pasado curso en el campus de Gipuzkoa, cuyos nombres son Aritz Azpiazu, Julen Galarza, Jon Fernández e Ilargi Aristondo. Los cuatro van a recibir esta tarde el reconocimiento de la comunidad universitaria en un acto que se va a celebrar en el edificio Carlos Santamaría, en Donostia. «Nos hace una ilusión bárbara que nos hagan este reconocimiento. El esfuerzo y la dedicación han merecido la pena», coinciden todos ellos.

Aritz es un joven azpeitiarra de 24 años que, a pesar de haber completado una brillante etapa en su formación universitaria en el grado de Psicología, reconoce que «para mí ser uno de los protagonistas en este acto es una sorpresa. Yo nunca fui un buen estudiante». Habla en pasado porque en la carrera sí que lo ha sido, puesto que ha conseguido un 9,5 de media y un total de 26 matrículas de honor, logros al alcance de muy pocos estudiantes. «A mí siempre me gustó de chaval hacer las cosas por mi cuenta, aprender mirando aquí y allá... Era un poco autodidacta», cuenta, y añade que «este acto en el que se van a poner en valor mis resultados académicos es un poco el reflejo de la vida misma, que da muchas vueltas».

¿Por qué estudiar Psicología? «Supongo que la razón puede estar en que yo he pasado cosas a nivel emocional y mental, como muchas otras personas, que me han hecho interesarme mucho por el funcionamiento de la cabeza humana», argumenta. Con todo, su intención inicial era la de hacer «una Ingeniería Aeroespacial», pero pronto se dio cuenta de que «tenía que hacer algo más cercano y más cálido. Me interesaba más el factor humano y, además, me puse a leer a Sigmund Freud y me quedé enganchado por completo. Sin sus lecturas creo que no me hubiera enamorado tanto de la Psicología». Aritz terminó la carrera el año pasado pero en este curso ha seguido exprimiendo al máximo su cerebro. «En estos momentos estoy cursando al mismo tiempo cuatro másteres», relata con absoluta normalidad. Se está especializando en psicología sanitaria, psicoterapia analítica, y psicología psicosomática. «En el futuro me gustaría tener mi propia consulta de psicoanalista y poder dar charlas en plazas u otros espacios para divulgar mi conocimiento», apunta. Por si esto fuera poco, este azpeitiarra valora «hacer un doctorado para poder ser profesor».

A este irundarra de 22 años los números y las finanzas le tenían «loco desde bien pequeño. Siempre me han gustado mucho, pero eso no quiere decir que fuera fácil decantarme por esta carrera», admite. Con una espectacular nota media de 9,5, Julen explica que «me hace una ilusión tremenda poder estar en un acto como este, porque eso significa que están reconociendo el esfuerzo que he hecho durante estos años». A este estudiante natural de Irun le ha gustado «desde siempre dar lo máximo que tengo dentro en todo lo que hago. Si no, no le veo el sentido. Sé que hay otros muchos compañeros que también se han esforzado muchísimo», cuenta.

Julen recuerda que «el primer año de la carrera me fue bastante bien, así que lo que busqué fue seguir en esa línea hasta terminar... Y lo conseguí». Tras completar su formación universitaria ahora está cursando en Zaragoza un Máster de Contabilidad y Finanzas. «Justo estoy ahora terminando el TFM, en el que me estoy adentrando en el mundo de la investigación», asegura, pero él se ve «trabajando en el sector empresarial, en las finanzas». Para este futuro empresario «la universidad ha sido un espacio en el que también he crecido como persona. Estuve de Erasmus en Berlín y fue una experiencia preciosa que me ayudó también en mi proceso de maduración», valora. Por último, pide encarecidamente poder «dar las gracias a mi familia, a mis amigos y a mi profesor Alberto Díaz de Junguitu, así como al resto de docentes que me han acompañado en este camino».

Jon es un lezoarra de 23 años que vive enamorado de la mecánica. «Soy un friki de esas cosas, para que se me entienda», explica con una sonrisa. Su nota media, que ha sido un 7,3, en una carrera complicada le ha hecho estar hoy presente en un acto al que «es un honor poder asistir». Jon será uno de los participantes en un acto al que también ha sido invitada Leire Herrero, una brillante estudiante y con un futuro prometedor que con un 9,09 sacó la nota más alta de esta facultad.

Este joven guipuzcoano tiene un gran interés en todo lo relacionado con la mecánica, «y por eso considero que no he tenido que hacer un gran sacrificio para conseguir esa nota, porque realmente he disfrutado muchísimo estudiando y participando en proyectos. He metido horas, sí, pero no he dejado de tener vida personal».

Una de esas iniciativas en las que se involucró Jon fue en el concurso académico MotoStudent, en el que los alumnos «debíamos hacer desde 0 una moto. Lo logramos y además yo pude conducirla en el circuito de Motorland. Fue una experiencia muy bonita», recuerda orgulloso. Además de ser aplicado en los estudios, en sus años como universitario este lezoarra ha sido árbitro y jugador de baloncesto, además de dar clases particulares a otros estudiantes. Ahora cursa 3º de Electrónica (le han convalidado algunos cursos) y pretende también cursar un Máster, «pero aún no sé de qué». En el futuro le gustaría dedicarse profesionalmente «a la movilidad eléctrica o algo de diseño, robots...». Pese a su destreza, descarta entre risas «entrar al paddock de Moto GP»