«Hemos demostrado que valemos para trabajar»
Unbe e Iraitz son dos de los 17 jóvenes con discapacidad que se han graduado en la FP Básica que Gureak impulsa desde 2019
Querer es poder. Cuando hay voluntad, todo es posible. Buena prueba de ello son los casos de Unbe Gutiérrez e Iraitz González. Estos dos jóvenes guipuzcoanos con discapacidad vivieron ayer su gran día en la atalaya del nuevo edificio Iome, en Gureak, donde recibieron junto a otros 15 compañeros de clase los diplomas que les acreditan como titulados en una Formación Profesional Básica «muy práctica, enfocada al mundo laboral y diseñada especialmente para personas con discapacidad psíquica», explican desde Gureak.
Antes de reunirse con representantes del Gobierno Vasco y otras instituciones, ambos atendieron a este periódico para explicar cómo ha sido el camino que han tenido que recorrer. «No es fácil vivir con una discapacidad, nosotros nos lo tenemos que currar más», coincidían ambos.
Unbe Gutiérrez Estudiante
«Soy feliz, tengo un título y hasta un trabajo»
«Para mí es una satisfacción enorme poder haber terminado estos estudios de manera exitosa», cuenta Unbe, una joven de 22 años de Pasaia Antxo que ha cursado el ciclo de Servicios Administrativos. Cuando pisó Gureak por primera vez admite que lo hizo «con un punto de nerviosismo, porque no conocía a nadie y era un escenario nuevo para mí». Todo en la vida tiene un proceso y Unbe acabó «encajando. Le fui cogiendo el ritmo y gané en confianza con mis compañeros y los profesores».
A este ciclo llegó desde Ortzadar, donde le recomendaron que la FP Básica de Gureak podía ser una opción muy interesante para ella. Antes, en su etapa en Primaria y la ESO, Unbe recuerda que «no tenía toda la atención que debía tener, o al menos esa es la principal diferencia que veo con estos estudios que he hecho ahora, donde sí he notado que me han arropado mucho». Con los compañeros del colegio era incluso peor, «porque me hacían sentir muchas veces como que no existía...». Por suerte para Unbe, «en la FP de Gureak me he sentido a gusto, he aprendido muchas cosas y, encima, he hecho amigos». Esta pasaitarra se pregunta, aún, «si era tan difícil comprender para los demás que a mí me costaba más que a ellos, que yo era diferente. Algunos no querían verlo».
Unbe admite que su peor año «fue el que me tocó repetir curso». Nunca tuvo una buena relación con esos compañeros de clase, incluso algunos de ellos «hacían comentarios sobre mis libros –decían que 'eran diferentes'–, aseguraban que yo tenía todo más fácil... Me dolía que hicieran esos comentarios sin ponerse en mi piel, sin saber lo que sentía yo», reflexiona. El tiempo pasó, Unbe maduró y en Gureak ha descubierto que «valía para muchas más cosas de las que pensaba». Las prácticas que ha realizado este curso en la administradora de fincas Etxaniz han servido para corroborar «que puedo hacer mi trabajo muy bien». Tan bien, de hecho, que está muy cerca de firmar un contrato con la empresa. «Me han dicho que quieren que trabaje para ellos... Cuando me lo comunicaron me costó creérmelo. Me hizo una ilusión enorme».
Iraitz González Estudiante
«Aquí he podido explotar todas mis habilidades»
Antes de cumplir 16 años Iraitz había repetido dos veces y ya había llegado a la conclusión de que el sistema ordinario de educación no era un lugar propicio para él. «Me faltaba motivación y no me sentía comprendido. Quería llamar la atención todo el rato, y cuando no lo hacía era porque me quedaba dormido», relata. El paso que él quería dar «era el de ir a la FP», pero también era consciente de que «ese no era el camino que me habían enseñado desde pequeño». «Me pregunté varias veces si la FP era para mí... Y sí, lo era».
Este joven donostiarra de 18 años ha cursado Servicios Comerciales y lo ha hecho «muy a gusto, a pesar de que el primer día me temblaban las piernas». Cosas de principiantes, porque una vez que cogió el ritmo «venía con muchas ganas a clase». Iraitz apunta que «antes de llegar a Gureak yo intuía que me costaba más que a los demás lo de estudiar, pero tampoco sabía que tenía una discapacidad como tal, hasta que entré aquí». Está convencido de que «si no hubiera acabado aquí no habría podido explotar todas mis habilidades». Las prácticas las ha desarrollado este año en la cadena de supermercados Dia, donde le han contratado. «Empiezo el miércoles», cuenta con orgullo. Fueron sus propios compañeros de clase los que le dieron la feliz noticia. «Yo pensaba que me estaban vacilando», admite entre risas. Pero no era una broma. El futuro está en sus manos, a pesar de que a él no le guste mirar más allá del día a día, «porque de aquí a unos años pueden pasar muchas cosas», asegura. Lo que sí tiene como objetivo es «comprar un ordenador. Ahora que voy a tener el dinero, podré hacerlo».
Iraitz, como Unbe, agradece a sus padres «todo el apoyo que me han dado siempre», y tampoco se olvida de «los compañeros del colegio que sí estuvieron conmigo y que me trataron bien. Si leen esto, que sepan que les estoy muy agradecido».
Unos estudios basados en la atención individualizada
«Esta es una Formación Profesional Básica adaptada a unos alumnos con unas características diferentes», explica una de las coordinadoras del área educativa de Gureak. «Nuestras clases no son magistrales, es todo muy práctico. Utilizamos metodologías muy activas con los estudiantes, porque hemos detectado que es la forma en la que más aprenden», recalca. Es por eso que se valen de espacios simulados -como oficinas o almacenes- «en los que los alumnos se aproximan a su futuro laboral».
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