«Estoy a salvo y ya he llegado a Donostia»
Lander Cerrillo, el donostiarra atrapado en Israel que pidió auxilio a través de DV, llegó este martes en un taxi a Tel Aviv donde cogió un avión militar fletado por Defensa. A primera hora de este miércoles ha aterrizado en Hondarribia
La peor de las pesadillas ha tenido un final feliz. Lander Cerrillo, el donostiarra de 24 años atrapado en medio de la guerra entre Israel y Hamás y que pidió ayuda a través de este periódico, ya se ha reunido con su familia en San Sebastián. El joven, que no salió del búnker de su casa en Beerseba durante casi cuatro días, pudo llegar durante la tarde de este martes al aeropuerto Ben Gurion de Tel Aviv para subirse a un avión Airbus 330 fletado por el Ministerio de Defensa del Gobierno español. La aeronave, del Ejército del Aire, despegó sobre las 23.00 horas –hora israelí, una más que en España– y llegó a Madrid pasada la madrugada. El trayecto debía durar algo más de cinco horas así que a primera hora de la mañana ha aterrizado en Madrid junto a alrededor de otros 200 españoles repatriados. Y a primera hora de este miércoles ha tomado la primera conexión entre la capital española y Hondarribia y ya ha aterrizado en Gipuzkoa.
El camino no ha sido nada fácil puesto que la guerra no entiende de etnias, religiones ni horarios. El único deseo de Lander Cerrillo desde que Hamás realizara el mayor ataque de la historia hacia Israel era regresar a casa. Sin ayuda gubernamental durante las primeras 48 horas, reclamó mediante estas mismas líneas ayuda para regresar a casa. «Durante los primeros días llamabas a la embajada española en Israel y apenas te hacían caso. El único mensaje que enviaban era que te quedaras en casa y que cuando escucharas las bombas o las sirenas te metieras en el búnker de casa», relata Cerrillo en conversación telefónica con este periódico antes de subirse al Airbus 330. A raíz de la noticia publicada por DV, otros medios de comunicación se pusieron en contacto con Lander para relatar su historia y «entonces sí que parece que ha respondido el gobierno. En todo caso, tengo que dar las gracias a la embajada española en Israel por toda la ayuda prestada. Al final me puedo subir al avión y llegaré a casa sano y salvo. La pesadilla ha terminado y dentro de poco me reuniré con mi familia en Donostia», añadía desde el aeropuerto, a priori uno de los lugares más seguros del país por el sistema antibombas que tiene Israel en la zona.
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113 kilómetros en taxi
La familia de Lander esperaba noticias desde San Sebastián con preocupación. El viaje desde Beerseba –ciudad a 45 kilómetros de Gaza– a Tel Aviv era uno de los aspectos que más pavor generaban tanto a Lander como a sus allegados. Si bien desde el balcón de su casa observaba cómo explotaban bombas a pocos kilómetros, mantenerse dentro del búnker era sobre el papel seguro. El problema surgía con el desplazamiento por carretera para recalar en Tel Aviv. «Pedimos ayuda a la embajada para que nos viniera a recoger un convoy, o que hicieran un corredor, pero nos contestaron que no había fondos suficientes para los alrededor de 10.000 españoles que estamos en Israel. No quedaba más remedio que viajar por nuestra cuenta».
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Horas de incertidumbre Uno de sus miedos era viajar desde Beerseba a Tel Aviv; por el camino vio coches blindados y tanques
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Sin pertenencias Lander regresa con una riñonera y una mochila mientras que ha dejado el resto de objetos en tierra
Lander, bailarín de profesión y residente en Israel trabajando para la compañía Kamea Dance, vivía con Gonzalo, Karlie y Carlo. Los dos primeros, de nacionalidad chilena y americana, también abandonaron anoche Tel Aviv. Carlo, mexicano, se tuvo que quedar en tierra esperando su oportunidad. «Todos los pasos los queríamos dar juntos, imagínate quedarte solo aquí. En un primer momento intentamos alquilar un coche porque conozco las carreteras, pero finalmente optamos por coger un taxi para llegar desde Beerseba a Tel Aviv. Tardamos alguna hora más de lo normal, pero llegamos al aeropuerto sanos», apostilla.
Durante el viaje el taxista evitó cualquier ruta cercana a la frontera con Gaza, aunque inevitablemente tuvieron que acercarse al epicentro de la guerra. «Por suerte, el viaje lo hicimos sin incidentes. Era uno de nuestros miedos. Nos han contado que han raptado a cientos de personas cerca de la frontera con Gaza mientras que con el taxi íbamos adelantando coches blindados del ejercito israelí con soldados armados con metralletas. A lo lejos también veíamos tanques. Una imagen impactante y que no olvidaré», detalla Cerrillo.
Con los brazos abiertos
Una vez en el aeropuerto, el peligro disminuía considerablemente. El primero de los dos aviones fletados por Defensa para repatriar a 500 españoles salió de Torrejón de Ardoz a las 15:45 horas española según la ministra de Defensa Margarita Robles, por lo que la espera se hizo eterna. «El aeropuerto también ha sido un caos. La embajada me ha pedido muchísimos datos, no cualquiera podía subirse al avión. No he comido nada y me vuelvo a casa con solo una mochila. He dejado todas mis pertenencias en casa. Al menos me han asegurado que podré retirar todo mi dinero en España», respira Lander aliviado antes de abrazarse con Ana, su madre, Andrea, su hermana, y el resto de familiares que le esperan en Donostia con los brazos abiertos. Cerrillo ha esquivado la guerra, miles de personas no han tenido esa suerte.
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