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Seis días después de cumplir los 35 años, y tras un largo camino que pronto se desvió de la dirección marcada, a Josu Ozkoidi aún le quedan ganas de seguir jugando a fútbol. Fue un talento precoz que el Real Madrid trató de captar sin éxito cuando tenía 13 años y una perla de la cantera txuri-urdin que nunca llegaría a debutar con el primer equipo. Se tuvo que labrar su futuro en clubes más modestos (Eibar, Real Unión, Amorebieta, Sabadell, Rayo Majadahonda y Sestao) en los que vivió ascensos, experiencias escasamente gratificantes y lesiones complicadas hasta que este pasado verano, por primera vez, se encontró sin una camiseta que defender. En enero decidió participar en las Sesiones AFE para futbolistas sin equipo y poco después de terminar recibió la llamada que estaba esperando.
«Me llamó el dueño del Málaga City Academy por mediación de un conocido. Me contó el proyecto, que era un poco complicado pero, sinceramente, como llevaba mucho tiempo sin jugar y veía que no iba a conseguir equipo, y económicamente está bien, decidí fichar y no estar parado», explica.
El donostiarra apenas había jugado 50 minutos en dos años debido a diversas razones. Tuvo una trombosis venosa profunda en un gemelo en marzo de 2023 y al inicio de la siguiente temporada el Rayo Majadahonda le mandó a la grada por no querer bajarse el sueldo un 50%. En invierno fichó por el Sestao, pero varias lesiones musculares le impidieron tener continuidad. «Si no llego a venir aquí y paso la segunda vuelta sin jugar, ya iban a ser casi dos años habiendo jugado sólo 50 minutos y claro, con 35 años, prácticamente estás finiquitado. Así que empecé en el Málaga City. Luego en verano ya veremos a ver si consigo algún equipo».
El Málaga City Academy es un proyecto ligado al fútbol británico que ha contado con diferentes inversores. «Fui a un club de 3ª RFEF que iba último a ocho puntos de la salvación, con un dueño nuevo que había echado a diez futbolistas y fichado a otros diez, uno de ellos yo. Hace dos semanas descendimos matemáticamente, pero lo raro hubiese sido que nos hubiésemos salvado», relata Ozkoidi, al que no se le pasa por la cabeza colgar las botas. «Al final a mí lo que me importa es jugar y si alguien en verano me da la opción, que un director deportivo o un entrenador no tenga la excusa de que llevo tiempo sin jugar. Que la excusa sea que no le gusto porque a mí me queda mucho fútbol todavía. O sea, yo lo noto. Lo único que necesito es ponerme en forma. Hay una parte de mí que le da rabia que un director deportivo o un entrenador dude porque tenga 35 años, pero por otra parte entiendo perfectamente que la gente dude. Es fútbol, llevo muchos años en esto como para saber lo que hay. Siempre lo he dicho: a mí me va a retirar el fútbol, es decir, cuando no me quiera nadie. Pero hasta entonces, si consigo encontrar equipo, evidentemente que me compense económicamente o deportivamente, pues para adelante».
Lo que no entra en sus planes es ser entrenador o director deportivo: «No, la verdad es que eso es una de las pocas cosas que tengo claras. Evidentemente nunca puedo decir de esta agua no beberé pero, para serte sincero, ni me he sacado el carnet de entrenador ni nada. La verdad es que no quiero estar en el mundo del fútbol después de jugar porque como entrenador o director deportivo creo que es una vida bastante complicada y ya he sido bastante nómada como para seguir más adelante del mismo modo o incluso peor porque, sinceramente, creo que siendo entrenador o director deportivo la vida hasta es más jodida que de futbolista».
Con 13 años visitó el Bernabéu, le presentaron a Emilio Butragueño, Jorge Valdano y Florentino Pérez, pero dijo no al Real Madrid. También al Athletic. Y no se arrepiente. Eso sí, aún tiene clavada la espina de no haber debutado en el primer equipo de la Real: «No tengo ningún problema en decirlo. La espina clavada la voy a tener hasta el final. Yo de joven fui una cosa que luego no terminó de ser lo que se esperaba y evidentemente eso a mí me pesa. No me pesa cada día y estoy muy orgulloso de mi carrera, pero con lo que yo he sido o con lo que parecía que iba a ser, evidentemente se ha quedado un poco en café descafeinado. Así que esa espina sí la tengo clavada. No estuve preparado, me lesioné... Fueron muchas cosas pero sobre todo fue mi cabeza. Si tengo la cabeza que tengo ahora, algo mejor lo hubiese hecho, pero claro, así es la vida y tampoco hay que flagelarse.».
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