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Porteros de lujo para frenar a la ELA
Arconada, Biurrun y Zubizarreta arropan hoy a Unzué en una gala benéfica en Getaria en la que lo recaudado se destina a la lucha contrala enfermedad
Va de ponerse los guantes. Horas después de la renovación del contrato de Remiro por parte de la Real, quien defendió la meta de Osasuna y luego se sentó en el banquillo del Barcelona y el Celta, entre otros, el navarro Juan Carlos Unzué, ha reunido esta tarde-noche de jueves en Getaria a lo más granado de los últimos años. El gran capitán Luis Arconada, Biurrun y Zubizarreta han arropado a Unzué, enfermo de ELA, en el hotel Iturregi en el marco de una gala benéfica cuyos fondos recaudados se destinarán a la lucha contra esa enfermedad a la que todavía no hay quien pare.
Ni los mejores guardametas vascos de la historia, con el permiso de Iribar, pueden parar a la esclerosis lateral amiotrófica, una enfermedad incurable que afecta en España a 4.000 personas, un número engañoso como así insisten en recordar porque se detectan tres casos al día y fallecen tres personas diarias. Por el momento ni los mejores porteros consiguen parar a la ELA, pero sí se puede mejorar la calidad de vida de quienes la sufren y de sus acompañantes. Es el espíritu que ha inundado la gala benéfica impulsada por el donostiarra Javier Martínez Larrañaga, del grupo Inveready, junto a Gonzalo Pardo, del hotel Iturregi.
Ellos dos, más el nadador de larga distancia Jaime Caballero, siempre empeñado en apoyar a los enfermos de ELA, han reunido a más de doscientos invitados, con presencia de gentes del fútbol –Miguel Santos, Iñaki Ibánez, Fran Garagarza, Xabier Eskurza...– pero también de otros ámbitos. La gala ha sido presentada por la actriz Maribel Salas. Los fondos irán para la fundación Luzón liderada por Unzué. Unos y otros han recordado los tiempos en los que las mejores porterías estaban defendidas por guardametas vascos y se pagaba una entrada solo por ver a Arconada bajo palos. Aquella rivalidad, igual de viva que entonces, se ga dejado a un lado porque se trataba de apoyar a un amigo (y a otros muchos) en su lucha contra un enemigo.
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