Cifras de récord en 'el año del reencuentro'

Esto es todo, amigos. El Jazzaldia cerró la noche del lunes su 57 edición, bautizada como la del reencuentro tras los dos años de la pandemia, raros pero épicos porque el festival se mantuvo en ese tiempo, con calidad y calidez, pese al virus y sus circunstancias. En este 2022 volvieron la playa, los aforos completos y hasta el buen tiempo, porque la lluvia no asomó hasta este lunes. Así que, con todos esos puntos a favor los, datos se auguran buenos.

Este martes se presentará el balance oficial en el Ayuntamiento, pero las cifras que manejaba el lunes la organización apuntaban incluso a récord de espectadores, aunque los chaparrones de la tarde quizás aguaron las expectativas. Más allá del terreno pantanoso de los números, la edición ha concitado momentos de enorme calidad artística, de Gregory Porter a Marco Mezquida, instantes de leyenda como en el caso de Iggy Pop, y episodios de enorme descarga eléctrica en las noches de la Zurriola.

Porque en la noche del domingo la playa volvió a ser una fiesta con el concierto de León Benavante. Dicen que el directo de este grupo es uno de los mejores que puede encontrarse en la escena española de hoy, y lo demostraron en el Keler Gunea con gran poderío y variedad de estilos, dirigidos por su carismático cantante, Abraham Boba, enfundado en su traje de color rojo.

Boba, buen conocedor de Donostia, rindió homenaje a su amigo Rafael Berrio con la interpretación de 'Niño futuro', del fallecido músico donostiarra. «Quién nos iba a decir que un día estaríamos tocando en el festival de jazz de San Sebastián», dijo el líder de León Benvante. Y lo celebraron por todo lo alto, incluido baile final en el escenario con una veintena de amigos y aficionados.

Cada año las 'medianoches' playeras son una fiesta para públicos más jóvenes. En esta edición el nivel de implicación de los grupos y la respuesta de los espectadores ha sido especialmente notable: Simple Minds, Carolina Durante, Vintage Trouble y León Benavente pusieron el listón alto de cara a lo que pueda ocurrir en los próximos meses de julio.

La programación ha asentado sus ritos: los deliciosos conciertos mañaneros de piano en San Telmo, el mejor jazz español en el Victoria Eugenia, las figuras del Kursaal, la fiesta popular en las terrazas y la playa, y una Plaza de la Trinidad que mezcla nombres consagrados con sus apuestas por la vanguardia.

Este lunes con Diana Krall había 'sold out' en la Trini, pero en la víspera la plaza no se llenó. La entrañable Amina Claudine Myers ofreció un concierto que a ratos parecía la misa de las 11 con su gospel desnudo. Luego la modernidad de Ben Lamar Gay, con sus cencerros y mezclas explosivas, desconcertó a los clásicos y avivó la curiosidad de quienes buscan propuestas nuevas. «Amina es una leyenda del jazz y le debíamos este premio», explicaba el lunes Miguel Martín, director del festival, que ya piensa «algunas locuras» para próximas ediciones.

El festival y su público establecen lazos con algunos artistas que van más allá de la música. El menorquín Marco Mezquida empezó a visitar el Jazzaldia desde muy joven, cuando era considerado una de las grandes promesas, y aquí sigue volviendo con 35 años con su sorpresa casi anual. Este lunes hubo buena entrada en el Victoria Eugenia para ver su 'Bach & Forward' junto a Juan de la Rubia. También acaricia proyectos rompedores para el futuro.

Este mismo lunes comenzó el desmontaje del escenario de la playa y, a medianoche, de la Plaza de la Trinidad. Se acabó el Jazzaldia, pero el espectáculo continúa. Esta misma tarde el Victoria Eugenia acoge el concierto de la Joven Orquesta de Canarias, invitada por la Joven Orquesta de Euskal Herria, bajo la dirección de Víctor Pablo Pérez, otra figura relevante muy vinculada a Donostia. Y ya asoma la Quincena Musical, que se inaugura el 2 de agosto con un apretado programa durante todo el mes.

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