Beasain
J.R. Rudy: una vida llena de color en la pared del AterpeExposición. El pintor navarro muestra hasta el próximo martes, 7 de octubre una selección de su obra, marcada por la emoción, la experimentación y una mirada renovada al paisaje
Hasta el próximo 7 de octubre, el bar Aterpe acoge la exposición 'Una vida de color' del pintor navarro José Ramón Rudy (Traibuenas, 1943), más conocido con JR Rudy o simplemente Rudy. Una muestra que recoge la esencia de una trayectoria artística que, aunque comenzó de manera autodidacta en su adolescencia, se ha consolidado con más de medio siglo de trabajo, decenas de exposiciones y un estilo propio que oscila entre el realismo más puro y una visión fantástica y vibrante de la naturaleza.
Rudy empezó a pintar siendo apenas un adolescente en Bera (Navarra). Sus primeras obras fueron retratos realizados con carbón, como muchos de sus contemporáneos, pero pronto dio el salto al óleo, la técnica que se convertiría en su seña de identidad. A lo largo de los años ha ido incorporando nuevas formas de expresión, combinando óleo con arenas y resinas para crear texturas ricas y relieves que aportan profundidad y juego de luces y sombras. También ha explorado el terreno de las abstracciones geométricas con acrílicos, demostrando una inquietud constante por experimentar.
Las primeras exposiciones llegaron en los años setenta, y a partir de los ochenta comenzó un recorrido intenso por salas de España y Francia. En su currículum figuran más de 50 muestras individuales y colectivas en ciudades como Madrid, San Sebastián, Pamplona, Irún, Burgos, Biarritz, Bayona o Burdeos, además de su participación en ferias de arte en Italia, Bélgica y España. A mediados de los noventa también se adentró en el terreno de los concursos, ampliando así su proyección.
«Cuando pinto quiero transmitir emociones y a través de estas emociones me conecto con mi audiencia»
Sus obras forman parte tanto de colecciones privadas como de organismos públicos, lo que confirma la solidez de una carrera que ha trascendido fronteras.
Paisajes que cuentan historias
Si hay un género que define a Rudy es el paisaje. Sus cuadros —pintados sobre lienzo o madera— recorren principalmente escenarios de Gipuzkoa, Navarra y Cantabria. En ellos, el artista muestra un trazo minucioso que revela una observación detallada de la naturaleza.
Su producción paisajística se mueve entre dos grandes líneas: por un lado, un realismo puro, sereno, que refleja la quietud del entorno; y, por otro, un realismo fantástico, en el que los cielos estallan en colores vivos y transmiten movimiento. Esa dualidad permite a Rudy ofrecer al espectador miradas distintas de una misma realidad y lo invita a sacar sus propias conclusiones.
«Me emociona pintar. Cuando pinto quiero transmitir emociones y a través de estas emociones me conecto con mi audiencia», afirma Rudy. Esa búsqueda de conexión se percibe en cada obra: su pintura no se limita a mostrar paisajes, sino que pretende convertirse en un lenguaje universal capaz de llegar a cualquier persona.
El título de la exposición, 'Una vida de color', sintetiza esa filosofía. Para Rudy, pintar no es solo un oficio ni una vocación, sino un modo de vivir y de tender puentes con quienes observan sus cuadros. Su arte, que combina tradición y experimentación, realismo y fantasía, es al mismo tiempo un homenaje a la naturaleza y una invitación a mirarla con ojos nuevos.
La muestra disfruta de sus últimos días en el Aterpe, ofreciendo al público la oportunidad de descubrir la riqueza de un creador que ha hecho del color y de la emoción su manera de vivir.
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