«No sé cómo se arreglan en otros centros, yo no paro»
Atención. El único colegio que cuenta con enfermera en Gipuzkoa es Aldapeta Maria Ikastetxea. Lleva dos años volcada en prevenir el covid
Naiara Cayetano lleva siete años vinculada a Maria Aldapeta Ikastetxea. Es la única enfermera que trabaja a tiempo completo en un centro escolar en Gipuzkoa. Antes de la pandemia su trabajo consistía en atender el día a día del colegio. «Caídas, torceduras, atención a alumnos crónicos, suministro de medicamentos, tratamiento antibiótico... atención asistencial para una población de 2.100 escolares, más el personal. En realidad somos casi un pueblo», describe.
Desde que la pandemia rompió todos los esquemas su trabajo consiste en hacer «todo el seguimiento de los casos relacionados con el coronavirus», y asegura que no para, «vivo pegada al teléfono móvil, siempre pendiente de un nuevo caso», cuenta. Tal es el volumen de trabajo que el centro optó por contratar otra sanitaria a media jornada, «porque no llegaba a todo».
En este último mes del año el trabajo se le ha concentrado en los más pequeños del colegio. «No sé cómo se arreglan en los demás centros grandes, yo estoy dedicada de pleno a la atención covid y no paro, fines de semana incluidos», señala Naiara Cayetano. «Está siendo un final de año muy intenso. No hay una respuesta rápida por parte de Osakidetza y las familias están nerviosas. Debemos apelar a la paciencia pero con niños tan pequeños entiendo que las familias quieran sabe cuanto antes cómo tienen que hacer para organizarse». Reconoce que en su labor la parte «más complicada» es gestionar la información, «tenemos que andar buscando información entre las familias y los resultados tardan, quizá si estuvieran menos saturados las cosas se podrían hacer de otra manera», manifiesta en referencia a Osakidetza.
Agilizar trámites
Naiara tiene claro que su papel en el centro es «ayudar en todo lo que pueda». Y trata de agilizar al máximo los trámites, «he sugerido que nos dejen kits de saliva en los centros para acortar tiempos», cuenta. «Para la cantidad de alumnos que tenemos la incidencia ha sido baja, pero por cada caso son correos y llamadas, no hay tiempo para aburrirse», añade.
Está «relativamente tranquila» porque los casos que va viendo en el colegio son de niños asintomáticos, «que lo pasan como un catarro, sin más». La parte que le preocupa es la de sus familiares, «que no vaya a más». Del protocolo, «lo que más cuesta entender es que un hermano sin vacunar de un contacto estrecho pueda ir al colegio aunque no tenga el resultado».
Reconoce que sufre cuando ve «cómo se comporta la gente en la calle, se piensan que la pandemia ha acabado, y no es así. Los colegios acaban siendo el reflejo de lo que ocurre fuera. Los protocolos aquí dentro son estrictos y se cumplen, no hemos bajado la guardia».
Lamenta que la vacunación infantil se esté llevando a cabo fuera de los colegios. «No lo entiendo, creo que sería mucho más rápido en los centros escolares. Como hacemos con otras campañas de vacunación que son un éxito. Así no tendrían ni que perder colegio los niños ni trabajo sus padres. Sería más rápido».
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