Dos pueblos en disputa por la Luna

Que si nuestro equipo de fútbol es mejor, que si nuestras fiestas patronales son más divertidas, que si su trainera hace trampas, que si vienen a llenarnos la playa, que si vienen a robarnos las setas... En cada región, provincia y localidad del mundo hay piques y disputas con alguno de sus vecinos, esto es un hecho, parece que forma parte de la naturaleza humana rivalizar con los de al lado, aunque sea por tonterías. Sin embargo, hay dos pueblos en Madrid en los que su controversia viene nada más y nada menos que por su papel en la primera llegada a la Luna.

Con motivo de la celebración del 50 aniversario de la misión del Apolo 11, están corriendo ríos de tinta sobre el papel que tuvo la estación de seguimiento especial de la NASA instalada entonces, supuestamente, en Fresnedillas de la Oliva, Madrid. Esta estación se ocupaba de canalizar las comunicaciones entre los astronautas y Houston, junto a otras dos. Y es que para el aterrizaje lunar la NASA necesitaba tres señales ubicadas en distintas partes del planeta y la zona de Madrid fue la elegida en Europa. Las otras dos bases se instalaron en Goldstone (California) y en Canberra (Australia).

La llegada del hombre a la Luna situó en el mapa a Fresnedillas de la Oliva, ya que se llevó el mérito de haber contribuido en este gran hito. Sin embargo, si hablamos de la ubicación exacta de la estación, ese reconocimiento quizá debería atribuirse a su localidad vecina, Navalagamella. De ahí el conflicto. Si se estudia con detalle la cartografía de la Estación, se puede observar que la estación de la NASA está realmente construida en terrenos del término municipal de Navalagamella, como reclama el actual edil de la localidad, Andrés Samperio. De hecho, la estación de seguimiento se llamó en un principio Fresnedillas-Navalagamella. Parte de la confusión viene también dada porque los terrenos en los que se construyó, siendo del término municipal de Navalagamella, pertenecían en su mayor parte a vecinos de Fresnedillas, dónde además se contrató gran parte del personal de servicio que trabajaba en la estación.

Por ello, el Ayuntamiento de Navalagamella ha reivindicado el papel de la localidad en el 50º aniversario de la llegada del hombre a la Luna, ya que defiende que la estación madrileña que siguió las comunicaciones del transbordador está ubicada en su término municipal. El Consistorio ha explicado que llevan todo este medio siglo reclamando que la Estación Espacial lleve el nombre del municipio, ya que se obvia totalmente en favor de Fresnedillas de la Oliva.

Desde el Consistorio explican que una de sus primeras gestiones en aquellos años fue reclamar que la estación llevase el nombre del municipio, propuesta que dio lugar a una decisión salomónica por parte del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) para que la base pasara a llamarse Estación Espacial Fresnedillas-Navalagamella. «A pesar de ello, cuando se hace referencia a la estación, nunca aparece el nombre de Navalagamella», se lamenta Samperio. Por su parte, la NASA se mantuvo al margen de la polémica y siempre la denominó como Estación Espacial Madrid Apollo.

En cualquier caso, desde el Ayuntamiento de Navalagamella explican que su aspiración es ser reconocidos como sede de aquella estación de la NASA, y su alcalde asegura que no quiere «entrar en polémicas» con Fresnedillas de la Oliva porque «los propietarios de los terrenos expropiados eran del municipio vecino». «El proceso de expropiación se llevó a cabo en su ayuntamiento y la mayoría de los trabajadores españoles eran de Fresnedillas, aunque también hubo varios de Navalagamella, pero la estación se encuentra al cien por cien en nuestro término municipal y nunca se nombra a nuestro municipio», afirma Samperio.

La Estación Espacial se ubicó en Navalagamella porque la NASA necesitaba una zona cercana a una gran ciudad como es Madrid, con un aeropuerto internacional, pero al mismo tiempo, aislada de posibles interferencias. Y el valle en el que se encuentra Navalagamella, rodeado de montañas, resultó ser la mejor opción.

Los trabajadores de la Estación tuvieron el gran honor de ser los primeros en escuchar a Neil Armstrong cuando comunicó que el Apollo IX había alunizado. «Houston, aquí base La Tranquilidad, el águila ha aterrizado», dijo Armstrong. La voz llegó a la Tierra casi un segundo y medio después de que el astronauta se comunicara. Desde Madrid hasta Houston tardó medio segundo más. «El retraso se debe a que la señal tarda en recorrer la distancia entre la Luna y la Tierra: 400.000 kilómetros», explica Carlos González, uno de los técnicos de operaciones y mantenimiento de la agencia espacial norteamericana. «La consecuencia fue que nosotros fuimos los primeros en oír que el módulo se había posado en la Luna».