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Un vendaval de ilusión en Donostia

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Gorka Estrada

Un vendaval de ilusión en Donostia

Melchor, Gaspar y Baltasar presiden la cabalgata por las calles del Centro tras aparecer en la Parte Vieja y hacer paradas en los barrios

Jorge F. Mendiola

San Sebastián

Domingo, 5 de enero 2025

Un vendaval de ilusión ha recorrido este domingo por la tarde San Sebastián con la visita del Melchor, Gaspar y Baltasar, que repartieron alegría, besos, abrazos y magia por toda la ciudad. Acompañados de un séquito de 600 personas, Sus Majestades de Oriente desfilaron en lo alto de sus carrozas por las calles del Centro ante la multitud que se congregó para dar la bienvenida y ver de cerca a los últimos héroes de la Navidad.

Ni las previsiones meteorológicas adversas ni la espera para coger el mejor sitio posible frenaron la emoción de los niños y niñas donostiarras, que por miles siguieron la cabalgata con la esperanza de entregar sus cartas a las carteras reales y descubrir hoy bajo el árbol los regalos que tanto desean.

Como cada año, los Reyes Magos vivieron una jornada intensa y ajetreada. Desde su primera aparición en la plaza de la Constitución, donde ya les aguardaban centenares de personas, hasta que se retiraron a descansar antes de colarse de madrugada en los hogares de la capital guipuzcoana.

Tras de más de tres horas de 'tournée' por el municipio, Sus Majestades regresaron al Ayuntamiento para reponer fuerzas antes de la recepción oficial en el Salón de Plenos.

En los jardines de Alderdi Eder se dieron otro baño de masas y en la terraza de la casa consistorial fueron recibidos por los pajes reales, quienes custodiaban los cofres con oro, incienso y mirra. Minutos después de las 15.30 horas se abrieron las puertas y los niños empezaron a desfilar, cada uno en la cola del rey elegido. Hubo tiempo para tocarles, abrazarles y recordarles que no debían olvidar los juguetes solicitados ya que habían sido buenos durante todo el año.

Pedro fue el primero en pisar la alfombra roja. Llegó pronto a la cola y el esfuerzo mereció la pena. «He pedido unas zapatillas, la PlayStation, gafas de realidad virtual, cromos de fútbol... Creo que me lo van a traer todo porque me he portado muy bien», decía emocionado tras intercambiar unas palabras con Gaspar, su preferido. Mikel y Ane eligieron a Melchor, quien les pidió que por favor le preparasen «canelones y turrón» para la noche.

Seguro que a muchos de ellos les costó conciliar el sueño después de tanta excitación, pero la alegría de encontrar el salón de casa lleno de paquetes sorpresa habrá compensado la falta de descanso acumulada.

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