Primer objetivo, cumplido
Un gol de André Silva mete a la Real en la Conference y le pone en ventaja sobre el Betis en la lucha por la sexta plaza
La Real ya está en Europa. Otra vez más por quinto año consecutivo. Nunca en su historia lo había conseguido y ahora tiene la oportunidad de mejorar la Conference en estas dos jornadas que restan y meterse en la Europa League, pelea en la que va de mano después de recuperar la sexta plaza al Betis. El domingo, finalísima en el Villamarín entre los dos rivales directos. Podría hasta valer el empate.
Lo importante es que anoche cumplió con su primer objetivo al sacar un partido competido en el que no debió sufrir tanto de haber aprovechado mejor situaciones francas que tuvo en el último tercio del campo. Ahí Remiro se erigió en salvador con una parada a bocajarro a Mari que vale media temporada y un billete continental. También significativo que el gol del triunfo fuera anotado por André Silva, uno de los delanteros centros, la posición que más problemas ha dado en el curso. Y es que cuando las fuerzas están tan igualadas qué importante es tener un buen portero y que el 'nueve' esté acertado para decantar la balanza a favor. Es lo que pasó para sumar tres puntos de oro y cruzar los Pirineos un año más.
6 jugadores de campo nuevos. Imanol introdujo bastantes cambios en la alineación respecto al partido de Montjuic, del que solo repitieron de inicio Remiro, los centrales Le Normand y Pacheco, más Turrientes y Merino en el centro del campo. El técnico dio la alternativa en los laterales a Odriozola y Tierney por Traoré y Aramburu, en el enganche entró Zakharyan por Brais y toda la línea de ataque fue refrescada con Kubo y Barrenetxea en los extremos y André Silva como delantero centro. Becker y Oyarzabal, titulares en Barcelona, se quedaron de inicio en el banquillo para salir en la segunda parte.
Real Sociedad
Brais (Zakharyan, m.59), Becker (Barrenetxea, m.59), Oyarzabal (André Silva, m.74), Traoré (Odriozola, m.74) y Aramburu (Tierney, m.83).
1
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0
Valencia
Canos (Guerra, m.59), Gayà (Correia, m.59), Hugo González (Yaremchuk, m.70), Mari (Peter, m.70) y Amallah (Diego López, m.84).
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Gol 1-0 min. 3: centro de Barrenetxea que Kubo salva lanzándose al suelo para colocar la asistencia perfecta a la cabeza de André Silva, que remacha a gol.
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Árbitro Soto Grado del comité riojano, asistido en las bandas por Álvarez Fernández y García González. Amonestó con tarjeta amarilla a Hugo Guillamón y Canós del Valencia.
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Incidencias 26.057 espectadores en el Reale Arena. Buen ambiente en la grada y celebración al final del encuentro por la clasificación europea. Se guardó un minuto de silencio en recuerdo de Mitxel Badiola.
En el Valencia, que se presentó en Donostia con las bajas de Pepelu y Hugo Duro, entraron para sustituirles Hugo Guillamón en la sala de máquinas junto a Guerra y Yaremchuk arriba.
Un gol de extremo a extremo. La Real no pudo entrar con mejor pie al partido. Después de un susto con el gol anulado por claro fuera de juego de Yaremchuk, para el minuto tres ya estaba por delante gracias a una de esas jugadas combinativas que tanto le gustaba hacer en la primera mitad de la temporada. Merino, que actuó de interior por la derecha a pie cambiado, jugó con Turrientes para que éste abriese a Tierney facilitando el dos contra uno en banda con la presencia de Barrenetxea. El escocés le limpió un rival y el donostiarra, tras recortar hacia adentro, la puso al segundo poste. Parecía que se iba larga pero Kubo, lanzándose al suelo, la rescató para colocar el mejor centro posible a la cabeza de André Silva, que en boca de gol, remachó a la red. Un golazo con todas las de la ley que llevó la firma en su génesis de los dos extremos.
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Las cosas no se podían poner mejor porque la Real mantenía su portería tranquila gracias a una presión adelantada intensa que hacía que el Valencia jugara muy lejos de los dominios de Álex Remiro.
Merino parte y reparte. El navarro, ubicado en la zona de Javi Guerra, se convirtió en el organizador perfecto con su zurda repartiendo balones como si nada. Lo mismo se asociaba con Odriozola y Kubo en derecha que cambiaba el juego a Barrenetxea para que probara a su par. Al cuarto de hora, caído a la izquierda, se la dio al '7' txuri-urdin a la línea de fondo pero el pase atrás de éste con toda la intención del mundo no encontró rematador.
Después fue un cambio de orientación a Tierney fantástico, pero se le escapó el control al lateral zurdo delante de Mamardashvili. No era sencillo tampoco. La Real, más allá de un disparo de Javi Guerra desde la frontal del área, estaba cómoda en el campo porque los centrales ganaban los duelos, las bandas hacían daño y entre Turrientes y Merino mandaban en la zona ancha. El primero, de hecho, dispuso de dos buenos disparos desde media distancia con mucha intención pero el primero se lo sacó el meta valencianista y el segundo se le marchó alto.
Funcionan los cambios. En el arranque de la segunda mitad flojeó la Real sintiéndose acorralada por momentos por un Valencia que salió dispuesto a quemar sus naves. Pero Imanol movió el banquillo y la cosa mejoró porque la entrada de Brais y Becker aportó las dos cosas que le faltaban al equipo: control del centro del campo y agresividad al espacio. De jugarse mirando a Remiro pasó a hacerlo hacia Mamardashvili.
Nada más entrar Brais le puso a prueba con un duro disparo que le salió bastante centrado. Poco después Merino abrió un balón a la izquierda que Becker no supo dar a André Silva en boca de gol. La entrada de Traoré, Oyarzabal y Aramburu contribuyó a dar más frescura a los blanquiazules, a pesar de que se llevaron un buen susto en un doble remate de Canos y Mari bien solventado por Remiro con una doble parada en el minuto 72. Fue un aviso gordo que no llegó a mayores y que incentivó a la Real a ganar metros sobre el terreno de juego.
En el descuento apenas se jugó nada y fue Becker el que pudo marcar de no ser por el paradón de Mamardahsvili, que fue el mejor hombre de su equipo. Ahora, con el billete europeo en el bolsillo y la confianza que da una portería más a cero y un triunfo vital, la Real afronta una final en el Villamarín en la que llega de mano. Y ojo, que fuera de casa es un equipo difícil de superar.
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