Errenteria
Un simple gesto vale más que mil palabrasSolidaridad. La ONGD Corazonistas de Telleri-Alde instalará por decimoquinto año el punto de venta con productos de Comercio Justo
Se dice pronto, pero a partir de este sábado serán quince los años que la ONGD Corazonistas de Telleri-Alde lleva apostando por la campaña del Comercio Justo en Errenteria. Y claro, un quindenio es más que suficiente para que los ciudadanos no sepan del objetivo de esta iniciativa –ya clásica– en el centro del municipio, más concretamente a la entrada de la plaza Xabier Olaskoaga desde la calle Viteri. Regresan con el nuevo curso, este sábado de 10.30 a 13.00 horas.
Imagínense el número de personas que pueden entrar y salir en la plaza una mañana como la del sábado, por mucho que el nuevo mercado de baserritarras, recientemente inaugurado hace una semana, ocupe actualmente la parte trasera del mercado. Innumerables miradas y sonrisas que valen oro, pero nada como un simple gesto, que vale más que mil palabras. Levantar el pulgar e intercambiar un producto por unas monedas es el primero de los pasos, pero más que eso el verdadero valor se atribuye al gesto final de dos compañeros dándose la mano y apostando por una vida digna.
Porque al final de eso trata el Comercio Justo y los objetivos van en esa dirección. La ONGD Corazonistas de Telleri-Alde mantiene intacta la filosofía desde sus inicios. Un modelo de comercio que ha dado sus frutos y quiere «seguir animando a continuar con la inquietud hacia un consumo responsable», sin desviar la mirada y centrándose en los principales afectados. Un año más, desde la Fundación Corazonistas aseguran que «todavía queda mucho camino por recorrer para que las personas se conciencien de que es importante saber cómo y quiénes han producido los productos que compramos, para que no seamos partícipes en problemas como la explotación infantil o los daños que puedan surgir durante la elaboración y que afectan gravemente al ecosistema».
Lo recuerdan año sí y año también. Los productos (tales como el café, azúcar, mermeladas, pasta, cuscús, chocolates o galletas), de alguna forma, cambiarán de empaquetado o tamaño, pero los valores siguen siendo los mismos. El Comercio Justo «apuesta por un sistema de comercio que promueve una justicia social, económica y medio ambiental y garantiza que se paguen salarios justos a los trabajadores y a las trabajadoras, se protejan los derechos fundamentales de las personas, respetando la igualdad de género y condenando la explotación infantil y se obtengan productos de calidad con procesos respetuosos con el medio ambiente». Desde la Fundación Corazonistas subrayan que «este tipo de comercio contribuye a la erradicación de la pobreza actuando como herramienta de cooperación al desarrollo». Por poner cifras encima de la mesa, detallan que «más de 2.000 millones de personas viven con menos de 1,50 euros al día. El Comercio Justo contribuye a que cerca de 5 millones de personas tengan una vida digna», afirman.
Una semana intensa
Revelan que el proceso se inicia «en las comunidades más desfavorecidas, especialmente en el hemisferio Sur, donde los productores se coordinan democráticamente en organizaciones». El Comercio Justo apuesta por la «dignificación y reconocimiento» de su esfuerzo. En los países del Norte las organizaciones importadoras compran artículos a los grupos productores; por ellos pagan un precio establecido de común acuerdo y financian por adelantado, lo que les permite vivir dignamente. En definitiva, los responsables se muestran «satisfechos» por su desarrollo durante todo este tiempo y esperan seguir «ayudando a construir una vida digna».
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