Un contrato hacia la integración
Experiencia piloto ·
Seis solicitantes de asilo han disfrutado del primer empleo regulado de sus vidas con la limpieza de la cuenca del Oria, una idea para facilitar la integración social a través del trabajoOSKAR ORTIZ DE GUINEA
Domingo, 15 de mayo 2022
No todos los marroquíes son delincuentes. Algunos roban para comer y la gente piensa que todos somos iguales. No. Tú has podido tener un problema con un marroquí, pero no con todos los marroquíes. La mayoría tenemos ganas de trabajar y de poder hacer una vida normal como hacéis los vascos». Ayoub Bahnaj (Meknes, Marruecos, 21 años), de hecho, ya ha podido trabajar en Euskadi. Conoce cómo gestionar un caserío con sus animales y también servir cañas y cafés. Pero allá donde le han ofrecido un delantal, nunca ha tenido un contrato laboral que ansía para conseguir asilo y afincarse definitivamente en el Estado español. «Si me han dado un permiso de trabajo es para trabajar. Pero hay desconfianza hacia los migrantes y nadie te contrata más allá de unos días o fines de semana». En su caso, «contratar» sin contrato.
Conscientes de que el de Ayoub no es un caso aislado sino una realidad que sufre la mayoría del colectivo refugiado y migrante, que a menudo es visto como una amenaza por parte de la población autóctona, Zehar Errefuxiatuekin busca soluciones más allá de su acogida temporal. Con este reto, actualmente trabaja en los trámites para constituir una empresa de servicios con fines sociales que abra la puerta de la empleabilidad a quienes intentan asentarse porque, según su directora, Arantza Chacón, «consideramos que uno de los ejes trasversales de los procesos de incorporación a la nueva sociedad a la que pasas a vivir es el empleo, igual que el espacio escolar lo es para los menores».
Noticia Relacionada
«Me sentía yo mismo limpiando el Oria y deseo repetir»
La experiencia piloto, desarrollada en colaboración con el Ayuntamiento de Tolosa, se ha ceñido a la limpieza de la cuenca del Oria por parte de seis personas que residen en el albergue tolosarra Zuloaga Txiki –que abrió sus puertas en agosto de 2019 y es uno de los dos centros de primera acogida que Zehar Errefuxiatuekin gestiona en Gipuzkoa junto a Larraña Etxea en Oñati, con más de 130 plazas ocupadas entre ambos–.
La prueba ha tenido el éxito esperado, y podría extenderse a otros municipios bañados por el Orio con los que se reunirán esta próxima semana. «Es un modo de dar trabajo y de integrarnos en el entorno que nos está acogiendo, generar vínculos de convivencia y romper determinados rumores y estereotipos», valora Chacón.
«En un supermercado donde no te conocen, sabes que te van a vigilar. Es un sufrimiento diario», explica Hassanna Aalia
Desde el consistorio, el concejal de Obras, Servicios y Medio Ambiente, Patxi Amantegi, explica que «no es fácil encontrar una empresa que haga este trabajo». Para este tipo de servicios, Tolosa suele acudir a Tolomendi, que «normalmente contrata parados de larga duración», por encima de los 50 años de edad. En el caso del dragado manual del Oria, «la juventud y fuerza de estos seis trabajadores –todos tenían entre 21 años, como Ayoub, y 38 años de edad–, han sido determinantes, porque el río bajaba con mucha agua», resalta Amantegi, que es consciente del reparo que la migración puede provocar en la sociedad. «Cuando el flujo migratorio ha sido asumible, no había problema. Pero cuando ha aumentado, el rechazo es mayor».
El saharaui Hassanna Aalia, uno de los trabajadores en Zuloaga Txiki, constata que «muchos creen que van a llegar y van a empezar una vida aquí. Pero el inicio es duro. Llegas a España y el papeleo administrativo es complicado: si logras un permiso de trabajo, luego no encuentras un empleo, está la dificultad del idioma...».
LAS CIFRAS
-
metros cúbicos de basura fueron extraídos del Oria bicicletas, colchones, neumáticos...
-
peticiones de asilo tuvo Euskadi en 2021 (549 en Gipuzkoa), según Ikuspegi En el último año prepandemia fueron 4.827.
Él mismo lo sufrió en su primera etapa en Euskadi. Era 2011 y pidió asilo político al verse en busca y captura por Marruecos tras participar en varias movilizaciones en favor del Sáhara Occidental, donde una década después el pueblo saharaui se ve aún más aislado. Tras una primera etapa de formación «porque no sabía ni el idioma», ejerció luego de traductor... Sin embargo, su primer contrato le llegó en Galicia «con una organización sobre el Sáhara».
De caserío en caserío
Aún hoy, perfectamente regulado en Tolosa, donde coordina la logística de Zuloaga Txiki, Hassanna sigue dándose de bruces contra determinados clichés. «Cuando vamos a un supermercado donde no nos conocen, sabes que vamos a tener vigilándonos los ojos del guardia de seguridad. Es un sufrimiento diario y, al final, lo asumes» como un peaje por determinados estereotipos consolidados. «Racismo estructural», lo define él. «Ocurre igual si vas a la terraza de un bar, aunque en Tolosa pasa menos», apostilla Ayoub. Y si pretenden ayudar a una persona mayor con la bolsa de la compra, la primera reacción es de «desconfianza».
Sin embargo, en Zuloaga Etxea ven brotes verdes en esa integración en el entorno de acogida. Hassanna explica que «el otro día dimos una vuelta por los caseríos de la zona ofreciendo nuestra ayuda y la mayoría recelaba». Sin embargo, en alguno encontraron la empatía que buscaban. «Cuando oímos que 'no queréis trabajar', respondo que al contrario: si tienes trabajo en casa, dinos que vamos»
La directora de Zehar Errefuxiatuekin reivindica que «la acogida no es solo tener un alojamiento. La verdadera integración viene por apuestas como esta en Tolosa. Y no es por una caridad mal entendida, sino porque realmente ofrecemos un buen servicio por parte de personas a las que intentamos abrir una puerta de entrada a la sociedad de acogida, a poder cotizar y tener una vida normal, que es lo que como sociedad pedimos a quienes vienen».
Según el estudio 'Caminos de convivencia' realizado por la Universidad Pontificia Comillas y publicado este año por el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, el 17% de la población estatal es de origen inmigrante y se ha convertido en «un componente esencial del país que somos y vamos a ser, por mucho que nuestros marcos mentales tradicionales se resistan a verlo». El informe defiende que «invertir en integración es invertir en el país». Así, Zehar Errefuxiatuekin se encuentra en plenos trámites legales para constituir una empresa de servicios con el fin de promover la integración de la población migrante o refugiada en labores como la limpieza de ríos y senderos o las propias de un baserri.
Del Oria extrajeron «30 millones cúbicos de basura: desde bicicletas y colchones a neumáticos de camión», explica Patxi Amantegi, especialmente sensibilizado con el caso de las ruedas, dado que hace dos años llenaron un contáiner de gomas sacadas del río.
Amantegi asume que el bajo índice de paro en Tolosa ayuda a que la población, en general, no vea con malos ojos la contratación de gente de fuera para asear el Oria, aunque «siempre habrá quien nos critique, aunque sean trabajos que no solemos querer hacer».
Para el concejal, los seis trabajadores contratados «no los debemos ver como un colectivo distinto, sino como personas que por circunstancias de la vida no tienen una incorporación normal al mercado laboral en este país. Pero una vez solventado este escollo, son unos trabajadores más que han puesto una voluntad y capacidad enormes. Dicen que el trabajo dignifica, pero lo que dignifica es el salario, estar integrados en la sociedad, y verte de igual a igual a la sociedad que te acoge».