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Los rescatistas, a bordo de uno de las lanchas de salvamento del 'Open Arms'. VÍCTOR CABO

Rescate en el Mediterráneo

«No podíamos dejarles morir en el mar»

El nadador donostiarra Eduardo Blasco ha participado en el último rescate del 'Open Arms', que ha salvado a 196 migrantes a la deriva en el Mediterráneo

Marcela Salazar

San Sebastián

Sábado, 26 de agosto 2023, 02:00

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El rescate de 195 inmigrantes llevado a cabo por la ONG catalana Open Arms el pasado día 19 fue la primera misión de Eduardo Blasco. Este nadador donostiarra, aunque criado en Canarias, ha decidido cambiar de rumbo y ha pasado de ganar medallas en competiciones deportivas a salvar vidas en el Mediterráneo.

Blasco participa como voluntario en la misión 105 a bordo del buque 'Open Arms', que ya ha realizado tres operaciones de rescate y ha salvado a 196 personas. Tras la última intervención, el día 23, el barco ha sido sancionado por el Gobierno italiano con un bloqueo administrativo de veinte días y una multa de 10.000 euros. Su delito ha sido haber hecho caso omiso de las autoridades y acudir al rescate de una embarcación repleta de migrantes que fueron conducidos al puerto de Carrara, en la Toscana. «Los rescates se produjeron cuando nos dirigíamos al puerto que teníamos asignado. En la zona no había nadie y fuimos en su busca. Jamás nos hubiésemos perdonado dejarles morir en el mar», zanja Blasco.

Este donostiarra es campeón del mundo de natación en la modalidad de rescate y socorrismo. Fue internacional a los 17 años y acumula medallas a todos los niveles y en diferentes modalidades. Tras participar en su primera operación de rescate, asegura que está «muy contento por haber podido echar una mano» a la hora de salvar al mayor número posible de personas. Aunque también confiesa que en la embarcación «la cosa es diferente, aquí no se puede tener un mal día, ya que hay mucha gente que nos necesita y cuya vida corre peligro».

«El rescate no acaba en el agua, hay que cuidar de ellos y protegerles hasta el final»

A pesar de que está muy satisfecho, el nadador admite que esta labor también tiene sus contras. «Lo más duro es el cuidado de los pasajeros, ya que el rescate no acaba en el agua y hay que cuidar de ellos y protegerlos hasta el final. La misión solo termina cuando son entregados de forma segura y en un puerto también seguro».

Los rescatistas deben seguir un protocolo muy estricto con las personas rescatadas, afirma Blasco. «Se les examina por si están heridos o han contraído alguna enfermedad, luego se les asigna un lugar en la embarcación y después se les suministra ropa y comida, porque normalmente llegan mojados y están hambrientos».

Eduardo Blasco, con el barco de 'Open Arms' de fondo. Víctor Cabo

La anécdota que más le ha marcado en esta misión es la de un chico que le contó que quería retomar sus estudios. «Me contó que había cursado dos años en una universidad de su país, pero que el conflicto lo destruyó todo y que ahora intentará seguir formándose. Estos chicos no solo pierden la vida, también un futuro que en muchos casos ya estaba encauzado», lamenta.

Bloqueo y multa de 10.000€

Blasco ha tenido pocos momentos de descanso. Su primera intervención fue el rescate de 26 personas que navegaban en una embarcación muy precaria. Después, se les asignó Carrara como puerto de desembarco, a más de 600 millas de distancia y cuatro días de navegación. En el camino recibieron el aviso de que habían avistado otras dos embarcaciones en peligro y se dirigieron hacia ellas ante la falta de respuesta de los centros de coordinación marítimos. Salvaron a otras 170 personas, entre ellas quince mujeres y 19 menores no acompañados. Todo había sucedido en unas pocas horas. «El ritmo es frenético. No controlas lo que te vas a encontrar, cada operación es un mundo y hay que estar calmado y abierto a que todo puede pasar».

De cara a su futuro, Blasco señala que ha aprendido mucho y que esta ha sido «una experiencia muy potente, en la que he podido ver lo mejor y lo peor del ser humano. Creo que soy muy necesario aquí y me gustaría seguir ayudando», finaliza.

En lo que va de año han muerto en el Mediterráneo 2.264 personas. En el último mes, el 'Open Arms' ha rescatado en diferentes misiones a un total de 734 migrantes y prestado asistencia a otras 540. «El día 23, de manera incoherente, las autoridades italianas nos impusieron la restricción a un solo rescate en nuestra última misión», ha denunciado la ONG.

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