Tal día como el de hoy de 1910 se inauguró la Residencia Zorroaga
El actual edificio debe su nombre a haberse construido en terrenos del caserío Zorroaga o Zorrua, destruido en 1867
Este 27 de noviembre, aniversario de la inauguración de la Residencia Zorroaga, la Calle de la Memoria vuelve a recordar curiosidades sobre la historia de la citada institución. Para encontrar sus orígenes hay que retroceder hasta el siglo XVIII cuando, reinando Felipe V, se dictó una Real Cédula autorizando a construir, en el barrio de San Martín, una morada para los pobres de la ciudad.
No suenan a originalidad los primeros problemas que se plantearon al proyecto: ¿quién lo pagaba y a qué personas iba dirigido? La idea pudo tener su origen en las protestas del vecindario, por las molestias que causaban los mendigos en sus calles y, así las cosas, una Santa Hermandad de Nobles visitó a todos los vecinos para preguntarles «¿cuánto daría usted para los pobres?».
Sumadas todas las ofertas, pudo comprobarse que había dinero suficiente (añadiendo las aportaciones del Ayuntamiento y la Diputación) y se procedió a la fundación de la Santa Casa de Misericordia, donde los necesitados, nativos y transeúntes, serían «vestidos y alimentados y sus hijos enseñados a leer y escribir». Cuéntase que, «viendo el comportamiento del pueblo, los propios pobres decidieron apartarse de la calle». Se acogieron más de cien personas.
Destruido el edificio en 1813 se habilitaron algunos caseríos cercanos como Gorroane y Banderas, además de un barracón cedido por Ricardo Bermingham, y, reconociendo el Ayuntamiento no tener fondos para reconstruir la casa, en 1814, buscando soluciones, se creó la Junta de Beneficencia que reformó parte del edificio, abonando parte de la obra con lo recaudado en el peaje del puente de Santa Catalina y, para que lo atendieran, llamó a las Hijas de la Caridad que siguieron su labor en Zorroaga hasta 1992.
Una nueva guerra, la carlista, dañó lo salvado y los acogidos fueron distribuidos por distintos lugares hasta que llegó la herencia del coronel de las milicias de Cuba, Manuel Zabaleta, fallecido en La Habana. Con ese dinero se compró el terreno del antiguo convento de San Francisco, en Atocha, donde permaneció la Beneficencia hasta que, en 1910, en terrenos de los caseríos Zorroaga o Zorrua (destruido en 1867), Tximistegi y Maisumartiñenea, se construyó la actual Residencia, según planos del arquitecto Ramón Cortázar.
Fue bendecida el 26 de noviembre de 1910 e inaugurada al día siguiente, fecha en la que el alcalde, Marino Tabuyo, publicó un Bando recordando que «todos habéis contribuido a la erección de la nueva casa… amadla como obra vuestra».
Aquel 27 de noviembre, a las tres de la tarde, Ayuntamiento y Junta del Patronato recibieron a los cientos de invitados, muchos de los cuales pudieron llegar en el servicio especial de tranvías establecido al efecto hasta el apeadero de Santiago. Amenizados por la banda de música del Regimiento Sicilia, los asistentes entraron en la iglesia donde el Orfeón Donostiarra cantó la 'Salve' de Eslava y se ofició un Te Deum.
Los invitados recorrieron las instalaciones y, en el comedor, saludaron a los acogidos que disfrutaban de «un suculento menú: sopa de fideos, chuletas con pimientos, lengua con puré de guisantes, merluza frita, uvas y arroz con leche; vino rancio, café, copa y puro, además de, a los hombres, una cajetilla de cigarros».
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