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En las entrañas del 'Aita Mari'
El buque que rescata migrantes en el Mediterráneo estará estos días en Getaria y sus tripulantes han enseñanado a DV su funcionamiento
El barco que salva vidas en el mar Mediterráneo se encuentra atracado estos días en el puerto de Getaria, la primera parada del 'Aita Mari' en Gipuzkoa antes de su visita al Itsas Festibala de Pasaia, a donde arribará mañana. Iñigo Mijangos, presidente de Salvamento Marítimo Humanitario (SMH) y patrón del barco ha enseñado las entrañas de esta embarcación a este periódico y, junto a otros de los tripulantes, ha explicado su funcionamiento durante una misión.
«Vamos a estar un mes en Gipuzkoa», cuenta Iñigo Mijangos mientras revisa los mapas en el puente de mando, en donde también se encuentra el camarote en el que duerme. «Desde 2020 no volvíamos a Euskadi y decidimos venir durante dos meses mientras los voluntarios están de vacaciones, que es cuando aprovecho para hacer este tipo de traslados, hago las labores de mantenimiento y hago la puesta a punto del barco. Tras un mes en el embarcadero de Bilbao ahora toca la visita a Gipuzkoa, donde el barco permanecerá un mes en Pasaia».
«Vamos a estar dos meses en Euskadi. Ya hemos estado un mes en Bilbao y ahora pasaremos otro mes en Pasaia»
Iñigo Mijangos
Presidente de SMH y patrón del 'Aita Mari'
Al bajar a cubierta por unas pequeñas y estrechas escaleras Mijangos se encuentra con Alpha, de 45 años y originario de Senegal. Es voluntario del buque guipuzcoano 'Aita Mari' desde hace dos años y uno de los cinco tripulantes actuales del barco. «Conocí a Iñigo en Valencia cuando buscaban a un ayudante para el cocinero principal. Yo suelo esperarlos en el puerto cuando llegan de misión y también suelo pintar y reparar el barco junto a Iñigo», asegura. Alpha corta unas verduras en la pequeña cocina mientras explica que ha llegado a alimentar hasta a 180 personas a la vez. «Cuando llegan ponemos una olla eléctrica que tenemos en la bodega en el fuego y la ponemos en esta pequeña mesa en donde todos meten la mano».
Los voluntarios también comen en las dos pequeñas mesas, que se encuentran a su vez al lado de la estrecha cocina, de la ducha y de un camarote. «En este camarote duermo yo y otro de los voluntarios. En la ducha hay un letrero que pone 'solo hombres' ya que es mejor separarlos, porque algunos traen una mentalidad diferente», cuenta. De camino a la Proa, Mijangos enseña otro de los seis camarotes que hay en total. «En este camarote duermen los médicos y algunos periodistas en el caso de que se embarquen en alguna misión», especifica Mijangos.
El barco dispone a bordo de una cocina, una bodega, seis camarotes, una zona de lavandería y una lancha
El recorrido continua ahora pasando por la zona de asistencia médica a bordo, que estos días se está utilizando como una tienda de 'souvenirs' improvisada. Sobre una de las mesas se mezclan los medicamentos con algunas camisetas que algunos de los visitantes compran para ayudar a la ONG, ya que cualquier persona que se encuentre en Getaria puede entrar al barco de manera gratuita tanto por la mañana como por la tarde.
Azúcar y aceite
La siguiente parada es la bodega de la embarcación, donde Alpha cuenta detalladamente que la carne se almacena en uno de los dos frigoríficos y enseña dónde están ubicadas decenas de bolsas de azúcar y varias botellas de aceite. «Aquí también guardamos algunas de las mantas que les damos a las personas que rescatamos y estas se limpian en la lavadora que está en la bodega», asegura.
El buque Aita Mari realizará su próxima escala en el Festival Marítimo de Pasaia mañana. A finales de marzo llegó al puerto de Bilbao tras cumplir su duodécima misión, en la que zarpó a aguas sicilianas y rescató a otras 43 personas en el centro del Mediterráneo. «El lugar de descanso donde suelen estar todas las personas rescatadas suele ser la popa», el lugar donde precisamente se encuentra durante la visita Jon García, un voluntario originario de Bermeo de 59 años. Jon decidió convertirse en voluntario en 2017 y ha estado en misiones de hasta tres semanas.
«Son momentos muy duros que cuesta digerir, pero a su vez son satisfactorios y enriquecedores al verlos como te lo agradecen. Lo máximo que podemos acoger es a 150 personas, la cantidad de chalecos salvavidas que tenemos. Les repartimos por todo el barco y cuando se sienten seguros muestran un gran alivio», asegura Jon mientras camina por el barco.
La entrada al barco en Pasaia será gratuita, aunque «los donativos siempre son bienvenidas. Una vez termine el festival atracaremos en Donibane, donde estaremos recibiendo visitas de distintos centros educativos en el marco de una campaña de educación para la transformación social con los que ya hemos venido hablando y haciendo charlas online», dicen los voluntarios. Las charlas serán por la mañana y hasta el próximo miércoles día 22 recibirán visitas por la tarde. «Todos son bienvenidos y esperamos que muchos de los que visiten el barco conozcan de cerca nuestra labor».
«Cuando volví de mi primera misión no podía parar de llorar»
Jon García es voluntario en el 'Aita Mari' desde 2017 y cuenta que la organización dispone de psicólogos que suelen atender a los voluntarios que así lo necesiten. «Recuerdo que cuando hice mi el primer rescate, vi un vídeo que había hecho un periodista que habíamos llevado a bordo. Llegué a casa, vi el vídeo y no podía parar de llorar, revivir aquello fue como una terapia, siempre lo voy a recordar. Los amigos te felicitan y mucha gente nos dice 'sois unos héroes', pero solo intento ayudar a personas que buscan una vida mejor».