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Decenas de personas con sus trineos en los terrenos cercanos a la ermita de SanSebastián de Berastegi.

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Decenas de personas con sus trineos en los terrenos cercanos a la ermita de SanSebastián de Berastegi. LOBO

Diversión para unos, daños para otros

Nieve. La avalancha de excursionistas para disfrutar en zonas como Berastegi, Arantzazu o Asteasu tiene una cara B: los desperfectos causados en zonas de pastos particulares

Lunes, 11 de enero 2021, 06:31

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La avalancha de excursionistas que estos dos últimos fines de semana ha invadido las zonas rurales preferidas para disfrutar de la nieve, como Berastegi, Arantzazu o Asteasu, deja una cara B: los daños causados por el paso de centenares de personas por zonas de pasto particulares, lo que ha ocasionado la queja de los ganaderos que se han encontrado puertas desencajadas, alambradas rotas...

La imagen se repite cuando cuajan los copos y el manto blanco cubre el paisaje del interior de Gipuzkoa y Navarra. Una hilera infinita de coches aparca en los arcenes de las carreteras junto a las pistas de esquí improvisadas, como ocurrió ayer por ejemplo en Berastegi.

La Policía regulaba los accesos en la carretera a Leitza, donde en algunos puntos hay espacio para el paso de un sólo vehículo. En un momento dado, un ganadero tuvo que pasar con su tractor y aquello se convirtió en toda una hazaña para no provocar ningún desperfecto en los vehículos aparcados.

La diversión en la nieve se ha convertido en esta zona en una preocupación para los ganaderos berastegiarras que se encuentran con serias dificultades para el paso de sus grandes tractores con los que trasladan las bolas de hierba seca con las que alimentan a su ganado o incluso el acceso a las bordas donde se cobijan del frío sus rebaños de ovejas.

Xabier Gartziarena observa con cierta impotencia cómo se deslizan en sus prados y considera «una falta de respeto» por parte de aquellos que «entran en nuestros terrenos, terrenos particulares sin ningún permiso y con todos los derechos ya que si les comentas que es tu terreno, recibes una mala respuesta o que 'la nieve es de todos'». La nieve no es de nadie, pero los prados donde se deslizan con los trineos tienen un dueño que cuida para obtener el pasto de su ganado. «No se dan cuenta que deslizarse unas cuantas veces no daña los terrenos, pero cuando son cientos de personas las que pasan por el prado se acaba formando un barro y desaparece la hierba». Gartziarena reconoce que la gente desconoce todo eso pero asegura que «no sirve de nada decirles que después es muy costoso que vuelva a brotar la hierba en esas zonas».

«Lo que nos molesta es que la gente entre a nuestros terrenos derribando o rompiendo vallados»

Xabier Gartziarena, Baserritarra de Berastegi

«Vienen a disfrutar de la nieve, pero dejan basura y trozos de plástico de los trineos rotos»

Xabier Zubiaurre, Ganadero de Asteasu

«Debe haber un equilibrio entre la diversión y nuestro trabajo y establecer límites»

Batis Otaegi, Pastor de Gomiztegi

El baserritarra de Berastegi insiste en que «lo que nos molesta es que la gente entré por cualquier sitio a nuestros terrenos, derribando vallados, rompiendo el alambrado o las langas (puertas de acceso a los terrenos de pasto), sin tener en cuenta el coste económico y de tiempo que nos supone repararlas porque han decidido entrar en un terreno a pasar un rato en la nieve. A mí no se me ocurre ir a Donostia y entrar en el jardín de nadie y menos empezar a hacer nada en él ni romper lo que tienen en el mismo».

A eso, Gartziarena añade la falta de consideración hacia los ganaderos que estos días deben abastecer a su ganado, al no poder pastar en el exterior. «Aparcan donde les viene en gana. No tienen en cuenta que impiden el paso por una pista forestal o el acceso a las bordas donde tenemos el ganado». De hecho, ayer la Ertzaintza repetía por megafonía que iba a empezar a sancionar a los conductores que habían estacionado mal sus vehículos.

Falta de sensibilidad y respeto

El ganadero Xabier Zubiaurre comparte el malestar del berastegiarra ante la gran afluencia de gente por la nieve o por practicar senderismo durante los últimos meses. Cada día el baserritarra de Asteasu se acerca hasta la zona Andazarrate, de camino a Hernio. Allí, a buen cobijo le esperan sus burros a los que alimenta con hierba seca a falta de fresca.

Mientras llena sus bidones con el apreciado manjar, observa el paso continuo de vehículos que un día más van aparcando para disfrutar de la nieve. Ante esta estampa, Zubiaurre se queja de «la falta de sensibilidad hacia nuestro trabajo y nuestros terrenos. Vienen a disfrutar de la nieve que está bien, pero después no reparan en que dejan basura y trozos de plástico de los trineos que se han roto u otros objetos, sin tener en cuenta de que después el baserritarra deberá recogerlos para que su ganado paste en ellos».

A esto añade que «la gente viene con sus coches a la nieve, pero quieren subir hasta ella. No aparcan en zonas adecuadas, para después subir andando. No, suben hasta arriba provocando numerosos problemas ya que la nieve acumulada tras el paso de las máquinas quitanieves dejan los coches en ambos lados de la carretera dejando paso en un único sentido». Según el asteasuarra, «la Ertzaintza, después del caos que se produjo el fin de semana anterior, este sábado y domingo colocó conos naranjas en los accesos y zonas de las carretera, en previsión de que pudiera quedar cerrada o atascada».

En la zona de Arantzazu, en la escuela de pastores, a 730 metros de altitud, la nieve acumulada era más que considerable. Allí, Batis Otaegi, responsable de Gomiztegi, se encuentra inmerso atendiendo a ovejas y corderos nacidos unos días, mientras relata que «este fin de semana la afluencia de gente ha sido menor. El acceso a Arantzazu o aquí ha sido limitado por los municipales a los coches de los vecinos o trabajadores para evitar la gran afluencia del fin de semana anterior, en el que en el parking del santuario habría unos 30 vehículos».

«La gente tiene que entender que para ellos es una diversión, pero nosotros seguimos con nuestro trabajo y nos hemos tenido que poner serios para que nos respeten. Entendemos que tienen el derecho de disfrutar del monte, pero debe haber una buena gestión y sensibilización para el bien de todos y un equilibrio entre la diversión y nuestro trabajo, nuestro entorno. Se deben establecer unos límites a la hora de aparcar, acceder a los terrenos y respetar el entorno donde pastan nuestros rebaños», afirma Otaegi.

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