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Partido de cesta punta en París en 1900.

Un pelotari, el primer campeón olímpico vasco de la historia

El jugador de cesta punta José de Amézola se llevó la medalla de oro en París 1900, sin ni siquiera tener que salir al frontón a jugar

Ion M. Taus

San Sebastián

Lunes, 25 de marzo 2019, 19:26

Maialen Chourraut en piragüismo en Río 2016, Iker Martínez y Xabi Fernández en vela en Atenas 2004, Mikel Lasa, David Billabona y Nagore Gabellanes como integrantes de las selecciones de fútbol y hockey hierba en Barcelona 92... La lista de campeones olímpicos vascos es francamente corta, y es que lograr subirse a lo más alto del podio en unos Juegos es una tarea apta para unos pocos elegidos.

Sin embargo, el primer deportista vasco que logró un oro olímpico ni siquiera tuvo que sudar la camiseta para lograr la medalla, aunque también es cierto que jamás supo en vida que había logrado esa hazaña. Hablamos de José de Amézola y Aspizua (Izarra, Álava, 1874), considerado por el Comité Olímpico Internacional el primer campeón olímpico vasco y español, junto a su pareja de juego, el madrileño Francisco Villota.

¿Y cómo es posible que uno sea campeón olímpico sin saberlo? Tratemos de explicarlo. Las Olimpiadas de París en 1900 fueron los segundas de la era moderna, pero poco tenían que ver con la organización que podemos ver en los Juegos actualmente. Más bien fueron un conjunto de pruebas y concursos deportivos celebrados a lo largo de varios meses durante la Exposición Universal de París de ese año y que ni siquiera fueron publicitados como Juegos Olímpicos en la época. El problema con el que se han encontrado los historiadores deportivos ha sido cribar qué pruebas de las disputadas aquel año en París debían ser consideradas olímpicas y cuáles no, ya que muchas de ellas tuvieron carácter local, fueron pruebas profesionales con premios en metálico o correspondían a disciplinas que algunos no consideran deportivas.

La criba de Bill Mallon

Para poner orden en aquel maremagnum de disciplinas y eventos, el historiador Bill Mallon aplicó en 1998 cuatro condiciones básicas para considerar que las pruebas deportivas celebradas durante 1900 en París fueron realmente olímpicas: que fueran amateurs, internacionales, sin handicaps y abiertas.

Siguiendo estas premisas, Mallon, por ejemplo, no consideró olímpica la prueba de tiro al pichón en la que el español Pedro Pidal había obtenido el segundo puesto, denegando la que históricamente se había considerado la primera medalla olímpica española de la historia. En aquella competición los vencedores habían obtenido importantes premios en metálico, lo que la catalogaba como una prueba no amateur.

Francisco Villota y José de Amézola.

Sin embargo, Mallon rescató entre las pruebas celebradas ese año en París un torneo amateur de la modalidad de cesta punta de pelota vasca que había caído en el olvido. En aquel torneo solo se inscribieron dos parejas: una española formada por dos jóvenes llamados Francisco Villota y José de Amézola y una pareja de vasco-franceses llamados Durquetty y Etchegaray. Por lo visto, los franceses se negaron a jugar por discrepancias sobre la organización o las reglas del torneo, de forma que Villota y Amézola fueron declarados vencedores de la competición. Como este torneo de cestapunta cumplía las cuatro condiciones aplicados por Mallon en su estudio, Villota y Amézola debían ser considerados campeones olímpicos según su criterio, pese a no haber saltado a la cancha para jugara.

En 2004 el COI dio por buenas las tesis de Mallon e incorporó a los dos puntistas españoles como medallistas olímpicos. Por otra parte Pidal era sacado fuera del palmarés olímpico. Así, José de Amézola se convirtió en el primer oro olímpico vasco, y junto con Villota, en los únicos campeones olímpicos de pelota vasca de la historia, ya que solo en aquellos Juegos de 1900, la pelota ha sido reconocida como parte del programa olímpico oficial (Solo estuvo en Barcelona 92 como deporte de exhibición).

¿Quién era José de Amézola?

Poco se supo de la identidad de José de Amézola hasta 2008, cuando el historiador Fernando Arrechea llevó a cabo una investigación para desentrañar el misterio. Con sus estudios descubrió que José de Amézola y Aspizúa fue el hijo mayor de José de Amézola y Viriga, uno de los empresarios más importantes de la época en Bizakaia y fundador y primer presidente de la Hullera Vasco-Leonesa.

José de Amézola hijo nació en 1874 en la localidad alavesa de Izarra y heredó una acomodada posición social y empresarial, además de un importante patrimonio. Este estatus socioeconómico elevado le permitió acudir a la Exposición de París en 1900 como turista e inscribirse en el torneo amateur de cesta punta, deporte al que era un gran aficionado. Una excentricidad al alcance de muy pocos de la época.

Tras su aventura en los Juegos de París, fue vocal del Banco de Bilbao, empresario teatral y empresario taurino. Amézola tuvo además una participación destacada en política en las filas del conservadurismo. Fue secretario de la Comisión Provincial de Vizcaya y en 1914 llegó a ser elegido diputado del Congreso por la circunscripción de Durango (Bizkaia) en representación de los conservadores. José de Amézola falleció en 1922 en el sanatorio de Cercedilla, sin saber que 82 años más tarde entraría en el Olimpo de los grandes campeones.

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