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El fotógrafo italiano de nacimiento, pero donostiarra de adopción, Giuliano Mezzacasa ha donado a la Fototeka de Kutxa Fundazioa los 25.000 objetos que conforman el fondo de imágenes que ha realizado a lo largo de casi cinco décadas. Fotógrafo amateur, Mezzacasa (Belluno, Veneto, 1938) se centró durante buena parte de su trayectoria en la fotografía de arquitectura, lo que le ha permitido documentar durante cincuenta años la San Sebastián –y por extensión la Gipuzkoa– en proceso de desaparición. El fondo, que incluye además sus fotografías de viajes, es el trigésimo cuarto que recibe en donación la Fototeka, que supera ya los dos millones de imágenes, en su mayor parte ya catalogadas.
Mezzacasa, que se formó en su localidad natal como perito electrotécnico, conoció en París a su mujer, la donostiarra Txelo Lasarte, con la que se trasladó a Donostia en 1967. Aquí trabajó para IBM hasta su jubilación en 1997. Aficionado a la fotografía, compró en 1969 su primera cámara, una Nikon de 35 milímetros y posteriormente, una Linhof. De forma paralela a sus trabajos en IBM, comienza a fotografiar edificios, terrazas y mobiliario urbano hasta que en 1976 una fotografía suya del recién instalado 'Peine del Viento' es utilizada por su compañía como postal de felicitación navideña.
La imagen llegó a manos de Eduardo Chillida, con el que estableció a partir de entonces una relación que permitió a Mezzacasa documentar durante catorce años la transformación de un derruido caserío Zabalaga en lo que hoy es Chillida Leku. Veintidós de estas instantáneas se pudieron ver en el propio museo en 2010, con motivo del décimo aniversario de Chillida Leku. Fue en cualquier caso este encuentro con el escultor donostiarra el que le abrió las puertas a la fotografía de arquitectura por encargo, de la mano de Luis Peña Ganchegui, Joaquín Montero, Luis Sesé, José Antonio Pizarro, Miguel Garay y José Antonio Linazasoro.
Además de estas series, el fondo incluye imágenes del Urumea –que ya fueron objeto de una exposición–, barcos pesqueros, partidos de rugby o corridas de toros y becerradas. También hay algunas que forman parte ya de la memoria colectiva donostiarra, como las del barco 'Buchenhain' naufragado y encallado en la antigua playa de La Zurriola. Finalmente, inmortalizó los interiores de comercios donostiarras que ya no existen. En cuanto al territorio, Mezzacasa retrató también viviendas, pabellones industriales y parajes de Irun, Zarautz, Errenteria, Zumarraga, Pasaia, Andoain o Usurbil.
Fruto de todo este trabajo, sus imágenes han servido para ilustrar libros como el 'Itinerario ocioso' (1979), del poeta Jorge González Aranguren o ya en 2004, el volumen 'Gipuzkoa: guía de arquitectura. 1850-1960'. El Photomuseum de Zarautz acogió en 2007 la exposición 'Arquitectura racionalista en Gipuzkoa', que mostraba 76 imágenes de 65 edificios. Tras las muestras en Chillida Leku y en la Casa de Cultura de Loiola con el Urumea como protagonista, Mezzacasa expuso en 2016 'Arquitectura industrial' de la mano del Colegio de Arquitectos Vasco-Navarro (COAVN).
La directora de Arte y Patrimonio en Kutxa Fundazioa, Ane Abalde, explica que «entramos en conversaciones con Giuliano, que es un reputado fotógrafo y llegamos a un acuerdo de donación. Es un fondo centrado básicamente en la arquitectura que hace que para Fototeka sea bastante especial ya que retrata una Donostia que o ya ha desaparecido o está a punto de hacerlo. Esa parte es muy importante porque lo que queremos es tener una memoria visual de San Sebastián y porque entronca con los fondos de Hermenegildo Otero, Valentín Marín y Miguel Aguirre, que ya fotografiaron la transformación de la ciudad tras el derribo de las murallas y la construcción del Ensanche de Cortázar». Abalde recuerda que el objetivo de la Fototeka es «conservar todo este patrimonio para que se pueda disfrutar y estudiar».
La directora de las salas de Kutxa Fundazioa ve en el fondo Mezzacasa el retrato de «una San Sebastián cambiante y en evolución, con una mirada que es posible que nosotros no aplicásemos» y cita como ejemplo la tendencia del fotógrafo a levantar la cámara hacia el cielo. «Hay una variante de la fotografía desde que Eugène Atget fotografiara el París del siglo XIX, que es la que se centra en documentar las transformaciones de las ciudades, algo que a veces no percibimos». Destaca también Albalde «la larga relación que mantuvo con diversos arquitectos que le permitió entrar en ese círculo para fotografiar sus proyectos».
La alumna de la Escuela de Cine Elías Querejeta Luiza Rosado se ha encargado a lo largo de un mes de realizar el inventario de todo el material que conforma el fondo Mezzacasa y a partir de ahora, la Fototeka se encargará de conservarlo, catalogarlo y digitalizarlo para que resulte accesible, algo que Abalde calcula que llevará un año de trabajo. «Después de la donación del fondo de Isabel Azkarate, nuestro archivo está reviviendo porque hemos recibido varias más también importantes, como la de Luis Otaegui», señala Ane Abalde. «Intentamos socializar cuanto antes estos fondos y, sobre todo, propiciar investigaciones», concluye.
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