La basílica donostiarra de Santa María 'estrenará' órgano el próximo año

Los Cavaillé-Coll vienen a ser en el terreno de los órganos el equivalente a los Rolls Royce en el de los coches. Los instrumentos que llevan la firma de Aristide Cavaillé-Coll, un organero francés de raíces catalanas que instaló su taller a mediados del XIX en París, representan la flor y la nata de los órganos. Una afortunada combinación de circunstancias ha hecho que en Gipuzkoa se conserven una quincena de instrumentos de esa marca, una cifra extraordinaria teniendo en cuenta las dimensiones del territorio. La joya de la corona de todos ellos es el órgano de la basílica donostiarra de Santa María, que desde hace más de un año es objeto de una restauración a cargo de un taller especialista de la localidad francesa de Nantes.

«Una de las obras maestras de la organería romántica francesa en España». Así definen las publicaciones especializadas el órgano que desde 1863 preside el coro de la basílica de Santa María de San Sebastián. «Si ya los órganos Cavaillé-Coll destacan por su solidez y una calidad de construcción muy superior a la del resto de los fabricantes, el de Santa María es lo que yo llamo un órgano faro, un instrumento de referencia en su época», ilustra Esteban Landart, organista y profesor de Musikene que es el coordinador de la comisión técnica que se formó hace un par de años entre la Diputación de Gipuzkoa y la Diócesis de San Sebastián para la conservación y restauración de órganos.

Con más de siglo y medio a sus espaldas, el órgano de Santa María arrastraba algunos achaques que están siendo corregidos por el taller que el organero francés Denis Lacorre tiene en Nantes. «Hay órganos de muchas épocas y en cada una de ellas se aplicaban unas características de construcción determinadas; Lacorre es un organero que se ha especializado en la época del romanticismo francés y más en concreto en los Cavaillé-Coll», aclara Landart. Hasta Nantes viajaron hace ya más de un año algunas de las piezas del instrumento de Santa María, en concreto la mecánica, la fuellería y lo que los especialistas conocen como los secretos. Los fuelles, que son los que se encargan de suministrar aire al órgano, estaban bastante deteriorados por el paso del tiempo. «Antes de que hubiese motores eléctricos -explica el organista- el aire llegaba a través de unos fuelles que eran accionados a mano. Santa María tiene dos fuelles que consisten en un armazón de madera recubierto por piel que estaba bastante cuarteada y con rajas».

Los secretos vienen a ser las válvulas que permiten canalizar el aire por los diferentes tubos mientras que lo que se conoce como mecánica está compuesto por el varillaje que transmite a la maquinaria las órdenes del teclado. «Son miles de pequeñas piezas que tienen que estar en perfecto estado para que el órgano suene bien». El cuerpo del instrumento y sus 2.376 tubos están siendo reparados en San Sebastián. «Los tubos de metal, que son de una aleación de plomo y estaño, están en su mayoría en buen estado aunque algunos de madera tienen cierto deterioro por la carcoma. Se ha preferido dejarlos en su sitio y hacer la reparación 'in situ' para que su sonoridad no se vea alterada por un traslado porque lo que se busca con la restauración no es mejorar el sonido del órgano, sino respetar su sonido original».

La de ahora no es la primera restauración a la que se somete el Cavaillé-Coll de Santa María. Hay constancia documental de que el órgano fue puntualmente reparado en 1880, 1961 y 1973. «No son muchas intervenciones para un instrumento de 158 años», indica Landart, que explica que los Cavaillé-Coll tienen fama de indestructibles debido la calidad de las materias primas con las que eran construidos. La comisión que supervisa la restauración tenía previsto viajar a finales de abril a Nantes para verificar la marcha de los trabajos. «Me temo que vamos a tener que aplazar el viaje», admite el profesor Landart, que espera que la crisis del coronavirus no altere demasiado el calendario de la restauración, que en principio debería terminarse a finales de año. «Hasta donde sabemos las noticias que nos han llegado de Nantes apuntan a que el órgano de Santa María volverá a sonar el año que viene», señala.

La restauración tendrá un coste de 600.000 euros que se sufragará con fondos de la Diputación (50%), el Ayuntamiento de San Sebastián (25%) y la Diócesis (25%). La comisión técnica confía en que el de Santa María no sea el único órgano del territorio que se beneficie de esta clase de acuerdos. «Hay otra pieza muy valiosa que es el instrumento de la iglesia de San Pedro de Bergara que está también en lista de espera», dice Landart. El órgano de la parroquia bergaresa, un Stoltz Frères fabricado también en París a finales del XIX, lleva esperando una reparación desde hace décadas e incluso se ha formado una asociación que trabaja desde 2014 en esa línea. Existe ya un proyecto de restauración con un coste estimado de 450.000 euros.