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Niño de la guerra, soldado rojoAmbrosio Alcorta Orbegozo, niño de la guerra mondragonés, voluntario en el Ejército Rojo, murió combatiendo contra el nazismo en la defensa de Leningrado. La suya fue una entre las 27 millones de vidas que la Unión Soviética perdió durante la II Guerra Mundial. La guerra de exterminio desatada por Hitler contra la URSS en junio de 1941 se cebó con Leningrado (hoy San Petersburgo), ciudad que sufrió un asedio que se prolongó durante 847 días, desde setiembre de 1941 hasta enero de 1944, y que dejó un saldo de 1,5 millones de muertos, entre ellos el joven Ambrosio. Él fue uno de los 43 'niños de la guerra' vascos que perdieron la vida en la 'Guerra Patria' de la URSS contra la Alemania nazi.
Juan Ramón Garai, investigador de la asociación memorialista Intxorta 1937, señala que Ambrosio Alcorta formaba parte del contingente de «1.495 niños y niñas vascas que llegaron a la URSS, el 23 de junio de 1937, huyendo de los bombardeos indiscriminados de los franquistas sobre población civil».
Garai ha identificado a dos arrasatearras entre ellos: Félix Gastañarez Herrero y Ambrosio Alcorta Orbegozo, de 10 y 13 años respectivamente.
Andando el tiempo, Félix regresaría al Estado Español en octubre de 1956, y vivió en Errenteria; Ambrosio perdió la vida combatiendo a los invasores alemanes y a sus aliados finlandeses.
Ambrosio nació el 5 de diciembre de 1924, en el caserío Saratxo del barrio de Gesalibar-Santa Águeda. Su padre Fermín Alcorta Sasiain, era natural de Alkiza, y su madre, Jacoba Orbegozo Achótegui, era de Apatamonasterio.
Residían en el caserío Saratxo cuando tuvieron a su hijo primogénito. Posteriormente, como señala Juan Ramón Garai, la familia se mudó al barrio Txarama de Leaburu, cerca de Tolosa, para residir con su sobrina Miren Arrese Orbegozo. Y fue en esta localidad donde nacerían los 4 hermanos menores de Ambrosio: Asunción, Ana, Eugenio y Luis Mari.
Su padre Fermín trabajaba en la Papelera de Araxes cuando se desencadenó el golpe militar del 18 de julio de 1936. La familia huyó a Bizkaia. Fermín, miliciano en el Batallón de Zapadores-minadores nº7, y Jacoba, «fueron testigos de la destrucción de Durango, Gernika y de los bombardeos que sufría Bilbao».
Al igual que muchas otras familias, los Alcorta-Orbegozo tomaron la determinación de enviar sus hijos al exilio. Ambrosio, de 13 años, y Eugenio, de 8, embarcaban en Santurtzi en el Habana el 13 de junio de 1937 rumbo a Francia, y, una vez en Burdeos, navegaron hasta la URSS abordó del Sontay.
Arribaron a Leningrado el 22 de junio y desembarcaron al día siguiente. Desde allí escribieron una carta a sus padres, que como tantas otras, no llegaron a su destino interceptadas y requisadas por los franquistas.
Los primeros años transcurrieron plácidamente en las Casas de Niños que el régimen soviético había instituido para ellos. Pero la invasión alemana, el 22 de junio de 1941, cambió sus vidas.
Aquellos 'niños de la guerra' tenían ya tenían 17 y 18 años, y se alistaron voluntarios al Ejército Rojo.
Juan Ramón Garai afirma «se tenía noticia de que Ambrosio había desaparecido en la defensa de Leningrado». Pero tuvieron que transcurrir 75 años para que exhumaran los cuerpos que unas monjas ortodoxas descubrieron cerca de su monasterio de Syandebskogo, en la región de Karelia.
Fueron identificados 23 'niños de la guerra' evacuados del Estado Español a la URSS en 1937. Entre ellos 11 vascos. Junto a Ambrosio Alcorta de Arrasate, el resto eran de Eibar, Donostia, Bilbao, Portugalete y Las Carreras.
«Para conmemorar el día de la liberación de la ciudad de Olonets de los invasores fascistas», el monasterio erigió un monumento con los nombres de los 23 jóvenes voluntarios españoles. Sus nombres están tallados en piedra, tanto en ruso y como en castellano.
El 24 de junio de 2018, transcurridos casi 77 años desde su heroica muerte, se inauguraba el monumento erigido en la localidad carelia de Syandeba 'En memoria de los jóvenes voluntarios españoles que murieron en el frente de Carelia entre 1941 y 1944'. Según Garai, «este próximo mes de mayo se les va a tributar un homenaje en este lugar, a la que estaría bien que asistiera una representación de Arrasate» opina.
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