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El cuartel 'republicano' que sobrevivió al franquismoDurante la época franquista (1939-1975) toda celebración o conmemoración de la II República era ilegal. La memoria republicana fue reprimida, y la celebración del 14 de abril, prohibida. La Segunda República era sistemáticamente negada, difamada y borrada de la memoria colectiva. Pero en Aretxabaleta se le pasó por alto suprimir la simbología republicana justamente en el punto más sensible del municipio: la puerta principal del cuartel de la Guardia Civil. Precisamente quienes tenían encomendada la tarea de reprimir las efusiones republicanas públicas, cruzaban cada día por debajo de un majestuoso escudo de la II República.
Aitor Antxia Leturia rescataba esta curiosa anécdota en un estudio histórico sobre el origen del cuartel de Aretxabaleta.
Inaugurado el 10 enero de 1936, el cuartel se construyó a raíz de los sucesos revolucionarios de 1934, a instancias de las 'fuerzas vivas' de la localidad. Ciudadanos 'de orden' que veían preciso contar con una fuerza armada para reprimir futuras insurrecciones rojas.
La Guardia Civil permanecería en Aretxabaleta durante 53 años, hasta que se clausuró el cuartel el 17 de octubre 1989.
Durante los 'años de plomo' previos a su cierre, el acuartelamiento atxabaltarra sufrió varios atentados: al menos dos con bomba y un ametrallamiento en noviembre de 1978. Las vulneraciones de derechos humanos más graves se producirían en diciembre de 1985, con el asesinato en Arrasate del guardia destinado en Aretxabaleta Mario Manuel Leal Baquero. Y en julio de 1986 con la muerte a consecuencia de una bomba-trampa de dos miembros de los GAR, el teniente Ignacio Mateu y el guardia primero Adrián González. Formaban parte del dispositivo que inspeccionaba la ladera de Izurieta desde la que horas antes ETA había lanzado dos granadas contra el cuartel.
Aitor Antxia hila la historia del acuartelamiento atxabaltarra y fecha el 27 de octubre de 1934 el escrito ciudadano solicitando un puesto permanente de la Guardia Civil en el municipio.
Días antes, el 5 de octubre, se produjeron los sucesos revolucionarios que dejarían 4 muertos en Arrasate. «En Aretxabaleta se vivieron momentos críticos, aunque no creemos que se dieran grandes trifulcas», opina Antxia.
Pero el temor había calado entre los comerciantes e industriales de Aretxabaleta, que remitieron un escrito al alcalde José Mª Amuriza pidiendo su intercesión para que se establezca «un puesto permanente de diez Guardias Civiles que corte para siempre los desmanes que puedan cometerse y procure con ello llevar la tranquilidad al vecindario, comercio e industria amenazados y sin amparo hoy en la villa».
Firman la misiva una larguísima lista de hasta 89 prohombres entre los que figuran Andrés Izaguirre, Luis Arrue, Alejandro Bengoa, Ramón Arrue, Pablo Galdos, Julian Olave, Román Galdos, Roque Aguirre, José Galdos, Pedro Gastañaga, Bibiano Guridi, Leonardo Urrutia, Manuel Iraeta, Pablo Urtubi, Romualdo Leanizbarrutia, Bernardino Zubia...
El proyecto no tardó en adquirir velocidad de crucero. La Guardia Civil dio su beneplácito a través del Inspector General del Cuerpo con la resolución de establecer el puesto «tan pronto se halle el edificio para acuartelamiento en condiciones de ser habitado».
Antxia documenta que el proyecto fue encargado al arquitecto bergarés Luis Astiazaran en febrero de 1935.
Los terrenos para su construcción fueron adquiridos a José María de Otazu. El ayuntamiento le compró «una superficie total de 1.776 metros cuadrados al precio de 5.461,50 pesetas con cincuenta céntimos». Una cantidad respetable si lo comparamos con los salarios de la época, cuando un cabo de miqueletes ganaba 2.750 pesetas al año, y un médico, 4.000.
El arquitecto Astiazarán presentó en abril de 1935 el presupuesto de la construcción del cuartel, cifrado en 105.907,5 pesetas.
Aitor Antxia señala que se presentaron 4 propuestas para la ejecución de la obra, que finalmente se llevó el oñatiarra Javier Celaya, que ofreció una baja del 9,40% y quedaba en 95.952,51 pesetas. Pero al final costaron 100.364,63 pesetas.
El cuartel constaba de un «vestíbulo, cuarto de puertas, despacho, sala de armas y conferencias con WC. Una vivienda de tres habitaciones, cocina y WC. Esto por un lado. Al otro tiene un dormitorio para concentrados con servicio de WC. y lavabos de cuyo departamento se pasa interiormente al garaje y cuadras».
«El primero y segundo piso son iguales contando cada uno de ellos cuatro viviendas, tres de las cuales son de igual capacidad que la descrita del bajo y la cuarta consta de cuatro piezas, cocina y WC».
«En cada vivienda se instalará una cocina con carbonera, un fregadero y un WC. todo ello en perfecto funcionamiento».
Antxia reseña que los guardias civiles que llegaron al nuevo cuartel de Aretxabaleta «vinieron de Eskoriatza. En esta villa existía un cuartel pero en condiciones pésimas y por ello cuando se cerró la dotación vino a completar la de Aretxabaleta».
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