Borrar
Las 10 noticias clave de la jornada
Nagore, Iñigo, Joseba y Ainhoa juegan con sus hijos en Ezcaray.
En La Rioja se habla euskera
AlDia

En La Rioja se habla euskera

MIGUEL VILLAMERIEL

Domingo, 12 de agosto 2007, 03:37

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

EZCARAY. DV. Entre los muros del monasterio de San Millán de la Cogolla se escribieron las primeras palabras en euskera y castellano, pero el transcurso de los siglos ha ido alejando a la lengua vasca de las tierras riojanas. La llegada del verano, sin embargo, reduce considerablemente esta distancia secular, hasta el punto de que en algunos pueblos de La Rioja resulta de lo más cotidiano que muchas familias se expresen en euskera.

La presencia vasca en algunas localidades riojanas hace que algunos pueblos lleguen a multiplicar sus habitantes durante el verano, sobre todo en el mes de agosto. Así, pueblos con un componente etimológico vasco tan evidente como Ezcaray, Urdantza, Zaldiema o Zilbarrena vuelven a sus orígenes por unas semanas y sus calles se convierten en un foro donde el euskera aparece como lengua habitual.

Esta transformación veraniega se debe al gran número de segundas viviendas de guipuzcoanos y vizcaínos que se concentra en pueblos como Ezcaray, Santo Domingo de la Calzada, Ojacastro, Zorraquín, Haro o San Asensio. La notable diferencia de precio entre lo que vale una casa en cualquiera de estos pueblos (pueden encontrarse desde los 15 millones de pesetas) y lo que puede llegar a costar 200 kilómetros más al norte, así como el cambio de clima que se experimenta a partir de La Rioja Alavesa, son las razones que explican el auge de esta zona riojana como destino turístico.

Si hay una localidad que cambia totalmente su fisionomía en esta época del año es Ezcaray, un pueblo con 1.800 habitantes empadronados que cuenta con 5.000 viviendas y que en sus picos de afluencia ha llegado a acoger a 20.000 personas. Nada más acceder al término municipal, el visitante se encuentra con un gran letrero que le anuncia que está entrando en 'la primera villa turística de La Rioja'. Ezcaray ostenta ese honor porque la llegada de turistas no es exclusiva de los meses cálidos, ya que en invierno mucha gente acude a esquiar a la cercana estación de Valdezcaray.

Su cercanía con Vizcaya ha convertido Ezcaray en una colonia tradicional de vizcaínos, aunque en los últimos años los guipuzcoanos han comenzado a comerles terreno. Un paseo por sus calles muestra a las claras que la presencia vasca es muy acusada, y no es extraño oír cómo los padres se dirigen a sus hijos en euskera.

En la oficina de turismo de Ezcaray, que recibe 35.000 visitas anuales, Mari Jose confirma que «el pueblo multiplica por cuatro sus habitantes cuando llega el verano. La gran mayoría de los que vienen son familias vascas que buscan un clima más seco que el del norte o a los que les unen lazos familiares con esta zona. En los años 60 muchos riojanos fueron a trabajar al País Vasco y a partir de entonces La Rioja empezó a ser vista como un lugar de veraneo, por lo que pudo tener algo que ver».

Precios asequibles

En aquellas primeras décadas de explosión turística, adquirir una casa en un pueblo riojano suponía un desembolso similar a lo que hoy vale comprar un garaje en Gipuzkoa, por lo que la presencia de vascos con segunda vivienda fue creciendo exponencialmente. La construcción de nuevas urbanizaciones en los últimos tiempos, sin embargo, ha revalorizado bastante la zona y ya no es tan sencillo afrontar el precio de los pisos. Las villas más modernas llegan a alcanzar los 50 millones de pesetas, «aunque aún es posible encontrar casas de pueblo que necesitan una reforma a partir de 15 millones de pesetas», según apunta Manu Badiola, de la inmobiliaria Okados.

Los guipuzcoanos que veranean en La Rioja se dividen entre los asiduos a este territorio y quienes han adquirido una segunda vivienda en los últimos cinco años. Los primeros acostumbran a tener una casa en el mismo casco urbano de pueblos como Ezcaray, Zarroquín o Leiva, mientras que los segundos se decantan por las urbanizaciones que han crecido alrededor de ellos en la última década.

Joseba y Ainhoa son una pareja zarauztarra que lleva 20 años veraneando en Ezcaray, desde que eran adolescentes. Ahora comparten sus vacaciones con sus hijos, con sus amigos Iñigo y Nagore y con los hijos de éstos. «Tenemos una casa bastante grande y cabemos todos sin problemas. Solemos venir todos los veranos al menos quince días y en invierno también nos escapamos algún fin de semana para esquiar en Valdezcaray. Los niños se lo pasan en grande y nosotros podemos andar tranquilos, porque es un pueblo pequeño que está lleno de críos».

El turismo de Ezcaray es eminentemente familiar y es fácil encontrarse a grupos de niños jugando al balón o la goma en las pequeñas plazas del centro del pueblo mientras los padres toman algo en alguna terraza cercana. El tolosarra Agustín, que pasea con sus hijos por el pueblo, afirma que «éste es un buen lugar para venir a pasar unos días y desconectar. Está bastante cerca, pero a la vez cambia mucho con respecto a Gipuzkoa y los niños se lo pasan muy bien. Lo que más les gusta es la piscina. Aquí en el pueblo hay una, pero nosotros solemos preferir ir a la de Valgañón, que está en un entorno más natural. Allí también solemos coincidir muchos guipuzcoanos».

En un banco cercano, Amaia se dirige a sus hijos, que juegan en la plaza con un balón: «Kontuz!». «Somos de Zarautz y pasamos los dos meses de verano aquí con los hijos. Mi marido viene los fines de semana y cuando tiene vacaciones. Hace cuatro años nos compramos una casa en la urbanización San Isidro, que está junto al río, en el camino hacia Valdezcaray. Allí casi todos somos guipuzcoanos: de Azkoitia, Azpeitia...». Amaia comenta que eligieron Ezcaray «porque siempre nos ha gustado esta zona, pero también porque los médicos nos recomendaron una zona seca por los problemas de respiración de mi hija».

La cercanía de La Rioja Alta con Gipuzkoa -está a dos horas en coche de San Sebastián- permite a muchas parejas con hijos repartir sus vacaciones: cuando el padre tiene que trabajar, la mujer se viene con los hijos a Ezcaray y viceversa; los fines de semana se reúne de nuevo toda la familia. El ataundarra Santi hace el trayecto Ataun-Ezcaray siempre que el trabajo se lo permite. «Nosotros tenemos suerte porque mi mujer es profesora y puede venirse con los hijos todo el verano. Yo trato de escaparme en cuanto puedo, y durante el año solemos venir un par de veces al mes».

Ambiente turístico

Santi explica que la casa de Ezcaray es un punto de encuentro para toda la familia: abuelos, tíos, primos... «Nuestra casa tiene tres pisos y a veces nos hemos llegado a reunir treinta personas a la vez. Nos gusta Ezcaray por el ambiente que tiene y por la libertad con la que puedes moverte por sus calles. Aquí los niños andan a sus anchas y los padres apenas tenemos que preocuparnos, porque sabemos que estarán bien».

A pesar de ser un pueblo pequeño, la masiva afluencia de veraneantes que recibe Ezcaray -que estos días celebra sus fiestas de verano- provoca que su oferta turística esté a la altura de localidades mucho más pobladas. Según Santi, «aparte de todo lo que pueda organizar el ayuntamiento, aquí pocas veces nos aburrimos. Andamos en bici por las vías verdes de los alrededores, vamos al frontón, jugamos en la plaza, nos bañamos en la piscina... Y si hace malo, pues hacemos una excursión a algún pueblo cercano, como Haro o Santo Domingo».

Dicho esto, Santi reúne a sus hijos y sobrinos en la Plaza del Quiosco y les prepara para salir en la foto. «Etorri denok, egunkarian agertuko garela eta!».

mvillameriel@diariovasco.com

LA PRÓXIMA SEMANA: Guipuzcoanos en el Pirineo oscense.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios