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Jonas Vingegaard (Jumbo-Visma) celebra la tercera etapa y su victoria en la Itzulia en las calles de Eibar. KARLIS
Vuelta al País Vasco

Ganar no basta, hay que ganar con estilo

Vingegaard llega a Eibar repartiendo besos tras una exhibición en Arrate, la montaña que ha coronado a los campeones de todos los tiempos

Sábado, 8 de abril 2023

«Lo importante es ganar, pero me gusta ganar con estilo». Las palabras de Jonas Vingegaard (Jumbo) el domingo pasado antes de la salida de ... la Itzulia han resultado proféticas. El danés buscó el gesto estético, dejar su sello, y firmó un movimiento de clase verdadera para anotarse la victoria en la Vuelta al País Vasco. Eligió el escenario con detalle, las rampas de Arrate que, antes de a él mismo, coronaron a tantos y tantos campeones de la historia. El príncipe de Dinamarca, rey del Tour de Francia, ganó la Itzulia con una exhibición que refuerza el enamoramiento del aficionado con estos campeones del nuevo ciclismo. La fiesta fue completa con el segundo puesto de Mikel Landa (Bahrain) y el tercero de IonIzagirre (Cofidis), conseguido gracias a la bonificación de cuatro segundos en el sprint por el tercer puesto en la meta de Toribio Etxebarria. Al alavés le han brillado las piernas como nunca, al ormaiztegiarra, la cabeza como siempre. El ganador del Tour y dos vascos en el podio, el remate perfecto a una Itzulia que ha dado que hablar.

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Vingegaard entró en Eibar repartiendo besos. El amor es la fuerza que mueve el mundo para estos campeones, que se entregan al máximo allá donde corren. Y que compiten siempre. Al danés le habría bastado con seguir en el grupo de cabeza, pero prefirió atacar a treinta kilómetros de meta, en el segundo paso por Arrate. En la carretera general, como toda la vida.

Fue una faena de corte clásico, bellísima. Las piernas de Vingegaard no generan ninguna duda, pero hasta ayer apenas había mostrado su vena creativa. Su triunfo en Francia el verano pasado fue implacable pero sobrio. Para muchos, fue la pieza que colocó el Jumbo en lo más alto del pastel, la rúbrica a una victoria colectiva. Esta Itzulia ha sido una obra de corte mucho más personal, aunque ayer el Jumbo dio una lección táctica. Los neerlandeses tuvieron la carrera controlada desde la salida, con la escapada de Kruijswijk y Valter. El grupo cabecero llegó a convertir en líder virtual a Mauro Schmid (Soudal) a 37 kilómetros de meta. No les tembló el pulso a los holandeses. Kruijswijk y Valter dejaron de relevar en cabeza en ese instante y la lectura táctica fue indescifrable para el resto. No les necesitó el ganador del Tour, pero allí estaban. La conversión del equipo neerlandés en la mejor formación del mundo en pocos años ha resultado asombrosa.

Mikel Landa y Ion Izagirre completan un gran podio, que confirma el nivel que ha tenido la prueba pese al debate que ha generado

Vingegaard decidió escribir su historia y dio un paso nuevo en su carrera, lo que es mucho decir en alguien que ha ganado el Tour. Sabe volar solo. Ha elegido una carrera que lleva en el corazón porque en la Itzulia empezó a crecer, como él mismo se encargó de destacar el domingo tomando aquel café en Vitoria. Aquí, hace dos años llevó en volandas a su compañero, amigo y mentor Roglic.Antes, apenas había ganado dos o tres cosas de importancia. Acabó segundo. De Arrate voló a Francia para ser superado solo por Pogacar (UAE), no sin antes darse el gustazo de descolgarle en el Mont Ventoux. Un aviso que se materializaría en 2022, cuando derrotó al gran genio.

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La exhibición tampoco es casual, porque estos campeones juegan en diferentes escenarios a la vez.Ganar la Itzulia es un mensaje también para Pogacar, porque completa el cuadro. Hay tres vueltas de máxima importancia, poso y tradición en la vieja Europa en el arranque de cada temporada: París-Niza, Tirreno-Adriático y Vuelta al País Vasco. Los ganadores son, por este orden, Pogacar, Roglic y Vingegaard. Queda establecida la realidad.

Una carrera consolidada

Para la Itzulia, el triunfo de Vingegaard es una bendición. Este año no contaba con la presencia de Pogacar, embarcado en las clásicas de Flandes, ni con las de Roglic y Evenepoel (Soudal), enfocados al Giro de Italia, todos ellos protagonistas destacados en Euskadi en ediciones anteriores. tampoco con Van Aert (Jumbo) y Van der Poel (Alpecin), que nunca se dejan ver por las carreteras vascas porque sus objetivos esta semana son los adoquines del norte.

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La victoria con exhibición incluida de Vingegaard consolida el lugar de la carrera en el escalafón. Nada es para siempre, todo fluye. El calendario es dinámico, la UCI piensa en cambios para el futuro y hay que estar bien posicionados.

Sin contrarreloj ni final en alto, también han ganado los mejores, una seña de identidad de los auténticos campeones

Los cinco primeros de la general han sido Vingegaard,Landa,Izagirre, David Gaudu (Groupama) y Enric Mas (Movistar). El palmarés no deja lugar a dudas, ha sido una carrera de nivel extraordinario. Hay mucha calidad y mucho nivel en esos nombres.

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La Itzulia no ha dejado a nadie indiferente, con su trazado atípico, sin contrarreloj ni final en alto. Han acabado ganando y copando las primeras posiciones los mejores, y eso no es casualidad. Los campeones son campeones porque siempre son capaces de encontrar la manera de demostrar su superioridad. De forma evidente en las grandes vueltas de tres semanas, donde siempre gana el mejor, pero también en otras carreras donde se exigen otras virtudes y más sutileza. El podio Vingegaard, Landa y Ion Izagirre parece desmentir a los propios corredores, que se han quejado del diseño de la carrera.

Todas las pruebas cambian –el Tour ha prescindido prácticamente de la contrarreloj, el Poggio se introdujo en la Milán San-Remo en 1960, no siempre estuvo ahí, lo mismo que el bosque de Arenberg en la París Roubaix, desconocido antes de 1968– y la Itzulia no es una excepción.

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Este año, además, hay que tener en cuanta las limitaciones que está imponiendo al ciclismo vasco la salida del Tour de Euskadi, que acabará siendo un éxito pero por ahora está siendo propaganda. Hasta la Ertzaintza acudió a la tele para dejarse hacer un publirreportaje el viernes.

La victoria de Vingegaard deja en segundo plano cualquier otra consideración. Lo importante es ganar con estilo. Y ya está.

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