El arte mexicano de los años 20 se traslada a Biarritz

Frida, su poblado entrecejo, su mala salud, su activismo político y su relación tortuosa con Diego Rivera, son parte de una leyenda conocida por todos. Por eso su imagen protagoniza el cartel de la exposición 'El arte mexicano 1920-1960. Elogio del cuerpo' que tendrá lugar desde el domingo al 6 de octubre en el Bellevue de Biarritz. Una colección compuesta por pintura, escultura, fotografía y grabados de artistas mexicanos que tienen el cuerpo como hilo conductor.

El Museo San Telmo fue el escenario escogido para dar a conocer la actividad de verano organizada en Biarritz con el fin de acercar la ciudad vascofrancesa a América Latina, según palabras de Alain Fourgeaux, director de Asuntos Culturales de Biarritz. Una labor que ha supuesto muchos años de trabajo y que tanto Fourgeaux como Miguel Fernández Félix, director del Museo Nacional de Arte México, están orgullosos de presentar ahora.

Junto a una parte de la obra de Frida Kahlo se expondrán un total de 110 piezas de otros 55 artistas mexicanos, todas ellas realizadas entre 1920 y 1960. Cuarenta años en los que el arte del país latinoamericano floreció y que para Félix es «uno de los grandes periodos que dejó huella tanto en el arte mexicano como en el arte internacional».

La estructura de la exposición está formada por tres ejes. El primero de ellos es el cuerpo centrado en las representaciones nacionalistas, plagado de iconografía y que hay que entender en un contexto posterior a la Revolución Mexicana. Otro de los apartados es el cuerpo como factor central de las alegorías políticas y el interés de los artistas por estas cuestiones. Por último, el tercer tema es el cuerpo secular, que se desvincula de los dos puntos anteriores y que presenta un aspecto estético e íntimo.

Además de esta estructura, la muestra ofrece todo tipo de material audiovisual que hace más fácil la comprensión del contexto en el que vivieron estos artistas. «Esta exposición también da una visión de lo que pasaba en los años treinta a través de la fotografía», apuntó Fernández Félix.

La agitación de los artistas suele desvelar una inquietud general que en este caso tiene que ver con el debate que tuvo lugar entre los años 20 y 60 sobre lo que era el ser mexicano. Una definición de la identidad nacional que se encuentra más que de fondo en las obras de la exposición. Para Fernández Félix hay dos corrientes que se dan en esta línea: la primera de ellas es la de «formar el alma nacional. Es algo que en este caso no existía y es la postura más colectiva e institucional», y la segunda «es la actitud más personal de buscar ese algo más íntimo». Dos posturas que para el mexicano marcan la idea de la colección.

Educación y cultura

En el desarrollo del muralismo mexicano nacido en este periodo destaca la influencia del por entonces Ministro de Educación, José Vasconcelos. Ariadna Patino, asistenta de Miguel Fernández Félix, señaló la importancia que tuvo el interés del político por los artistas mexicanos que habían completado su educación en Europa y que «fue quien los incitó a recuperar estas tradiciones para hacer un rescate de lo que era la identidad nacional». Unos artistas que por su experiencia en el extranjero estaban al tanto de las vanguardias europeas y «generaron un conocimiento de técnicas que aprovecharon para desarrollar lo que fue el muralismo mexicano», apuntó Patino.

La exposición es una buena oportunidad para poder entrar en la más pura tradición mexicana y contemplar las fotografías, pinturas, esculturas y grabados del momento. Además, con la extensa selección de obras y autores, los organizadores han tenido la intención de «mostrar otros artistas contemporáneos tanto de Frida Kahlo como de Diego Rivera que se conocen poco en otros países y que también tienen la misma calidad», afirmó la mexicana.