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Floro Azqueta capta en sus fotografías la mirada múltiple del paseante
CULTURA

Floro Azqueta capta en sus fotografías la mirada múltiple del paseante

El fotógrafo donostiarra expone hasta el día 10 una serie de imágenes que «unen lo consciente y lo inconsciente»

RICARDO ALDARONDO

Viernes, 5 de abril 2013, 11:09

«Todo empezó por un error», asegura el fotógrafo donostiarra Floro Azqueta. «Me encargaron unas diapositivas, desempolvé mi Contax para hacerlas, y al revelar el material aparecieron unas cosas rarísimas, parecía que entraba luz, se superponían las imágenes y yo no lograba saber qué problema mecánico tenía la cámara. Y eso me sugirió la idea de que la mirada no es fija, y que en ella hay una parte consciente y constante, y otra inconsciente. Me encanta la idea de trabajar a partir de un error que te da la posibilidad de ver las cosas de otra forma».

Y así surgió la idea que ha dado pie a las imágenes que Azqueta expone en la Casa de Cultura Ernest Lluch hasta la próxima semana. Unas imágenes tomadas a lo largo de un recorrido por el Paseo de Francia y que, más que el paisaje en sí, recoge la mirada del paseante: «Entre lo consciente y lo inconsciente de la mirada está lo que he intentado reflejar en estas fotografías, ese momento entre una visión y otra, ese barrido que de alguna manera la mente nos amortigua», explica Azqueta.

No es solo la fotografía de un instante, porque «tu mirada también está incorporando el bagaje de tus recuerdos, las referencias de cosas parecidas o conexiones que tienes almacenadas». Y todo eso es lo que ha tratado de reflejar en la exposición.

El título es de lo más intrigante, 'Si dejara de verla, se moriría': «No es exactamente un canto de amor a Donostia, aunque sí a las calles, los lugares que nos gustan. Es un verso de un poema de Jorge Luis Borges. Yo lo tomo en el sentido de que el arte está para atrapar cosas que están por ahí flotando y si no quedan de alguna manera fijadas, son imperceptibles». También se refiere ese título a la cámara: «Si no atrapara esa imagen la cámara, esa idea fugaz se moriría», explica Azqueta.

Así, en las fotografías se reconocen edificios, árboles, elementos urbanos, pero de manera fugaz y móvil, a veces casi superpuestas por la velocidad de la mirada. «Me gusta mucho pasear solo y fijarme en mi propia mirada, cómo se va deteniendo en distintos aspectos. Por eso en las imágenes hay aspectos muy reconocibles y otros que parecen irreales».

El resultado es figurativo y abstracto a un tiempo. «Siempre se considera que la fotografía es el reflejo de la realidad, y en estas imágenes quiero transmitir que no es exactamente así, porque descubres en ellas cosas que no están en la realidad».

Otras ideas, y la obra de otros artistas, se entremezclan también en las intenciones de Floro Azqueta: «Pienso en un libro maravilloso de Paul Virilio que se llama 'La máquina de la visión' (1994) y que transmite unas ideas alucinantes sobre cómo se interrelacionan la mecánica de la visión de una máquina y nuestra propia mirada. O películas que ha hecho Jonas Mekas filmando las cosas más normales y cotidianas, y que de pronto tienen un punto de belleza alucinante», dice Azqueta sobre el autor de la película de más de cinco horas de duración 'En el camino, de cuando en cuando, vislumbré breves momentos de belleza' (2000). La exposición también incluye un vídeo que trabaja sobre esa idea de lo cotidiano, y cuenta con música de Instrümental, un proyecto de Javi Pez e Ibon Errazkin.

Sin manipulaciones

Todas las fotos de la exposición fueron realizadas por Floro en poco más de una hora, en un recorrido por el Paseo de Francia de San Sebastián, «un lugar que me encanta para pasear y mirar». Puede dar la sensación de que ha utilizado sobreimpresiones o manipulaciones de la imagen, pero no ha sido así. «Es un proceso totalmente fotográfico, jugando con el tiempo de exposición y el obturador, apenas hay más tecnología», asegura Azqueta. En realidad intentaba emular aquel error que se produjo con la cámara misteriosamente estropeada. «Lo mejor es que luego se arregló sola y un técnico muy bueno fue incapaz de averiguar qué le había pasado. Yo la prefería estropeada».

Azqueta ha vuelto a San Sebastián después de más de quince años residiendo en Barcelona y trabajando la fotografía en muchos campos: publicidad, arquitectura, urbanismo, interiorismo, y especialmente fotografía gastronómica. También ha expuesto su trabajo más personal en Arteleku y el Koldo Michelena, además de la galería Visor (Valencia) y el Museo de arte Contemporáneo MACBA (Barcelona) y la sala Metronom (Barcelona).

«Me gusta tanto un tipo de trabajo como el otro», afirma Floro Azqueta, «pero procuro distinguir entre la fotografía comercial y mi trabajo más personal, son dos cosas distintas aunque disfruto mucho con ambas».

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