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FELIX IBARGUTXI
Domingo, 29 de julio 2012, 11:47
El pintor Zuloaga denominó a Oñati «la Toledo vasca». Hoy pocos oñatiarras usan o se acuerdan de esa expresión, pero son conscientes de que viven en uno de los sitios más hermosos, no solo por la proximidad de la sierra de Aizkorri y Arantzazu, sino por sus monumentos civiles y eclesiásticos. El casco antiguo está plagado de edificaciones valiosas, y acaba de ser declarado Conjunto Monumental por el Departamento de Cultura del Gobierno Vasco.
Oñati conserva bastantes casas monumentales. Allí la excavadora no ha hecho tantos estragos como en otros pueblos. Recorremos el casco antiguo junto al escritor e historiador local Jerardo Elortza. La edificación más antigua es la torre de Zumeltzegi. Se edificó en el siglo XIV. Allí vivían parte del año los condes de Oñati, del linaje de los Gebara. Su residencia principal estaba en el palacio de Gebara, no lejos de Vitoria-Gasteiz.
En el siglo XIX los linajudos propietarios vendieron la edificación de Zumeltzegi a los agricultores que allí vivían. Ya para entonces, la torre contaba con varios elementos adosados, con funciones de cobertizo y de vivienda. Hace poco se produjo una gran novedad: se eliminaron todos los pegotes y, una vez con todos los muros de la torre a la vista, han comenzado los trabajos para convertirla en un establecimiento hostelero. Las viejas -y gruesas- paredes lucirán pronto como en los viejos tiempos.
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